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"Para no creérselo". Carlos Sainz convierte una apendicitis en una exhibición de coraje en la F1
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ALONSO DÉCIMO TRAS UNA AGITADA SESIÓN

"Para no creérselo". Carlos Sainz convierte una apendicitis en una exhibición de coraje en la F1

Solo Max Verstappen, y en el Q3, pudo superar a un espléndido Carlos Sainz. El piloto español se sobrepuso a su condición física para batir ampliamente a su compañero, Charles Leclerc, y saldrá en primera línea

Foto: Carlos Sainz sorprendió con su rendimiento en los entrenamientos. (EFE/Joel Carrett)
Carlos Sainz sorprendió con su rendimiento en los entrenamientos. (EFE/Joel Carrett)

La adversidad es el terreno necesario para la épica, y Carlos Sainz jugaba en ambos escenarios en el Gran Premio de Australia. Un piloto necesita hacerse uno con su monoplaza para exprimir al límite su máquina a una vuelta rápida. El español no estaba completo en lo personal, pero dos semanas después de ser operado de apendicitis quedó cerca de lo segundo. Su compañero Charles Leclerc fue… quinto.

“Si me hubieras dicho hace dos semanas que estaría en Australia listo de nuevo y luchando por la pole, lo hubiera aceptado. Hay que estar 100% para batir a Max, y hoy no lo estaba”. Sin embargo, Sainz sorprendía con un rendimiento espectacular al liderar los dos primeros bloques de los clasificatorios y ocupar la segunda posición de salida, tras un sensacional Max Verstappen. Quizás la épica todavía no haya terminado.

Fernando Alonso, sin embargo, no pudo exprimir un AMR24 menos musculoso de lo que, supuestamente, se espera a una vuelta. Fue décimo tras una salida de pista en su primer intento del Q3 que condicionó su posición final. Ojalá el precio a pagar para controlar la degradación en carrera, se verá en su momento. Aunque no tiene pinta.

Una trampa para osos

Albert Park se ha convertido en una trampa para osos con estos monoplazas de efecto suelo. Circuito rapidísimo, de curvas enrevesadas, estrecho, con pianos y puzolanas, aquí el error se paga cara. No solo en tiempo por vuelta, lo normal, sino también en daños para el monoplaza, especialmente en su fondo, donde radica el corazón del efecto suelo. Que le pregunten de nuevo a Fernando Alonso, tanto en los libres como en el Q3.

placeholder El español, durante la clasificación. (Reuters/Jaimi Joy)
El español, durante la clasificación. (Reuters/Jaimi Joy)

Para colmo, se añadía la necesidad de 'cocinar' el neumático antes de la vuelta lanzada para ponerlo en su punto justo de temperatura. Quien no lo lograba se iba por peteneras. Hubo numerosos ejemplos. Pirelli traía el compuesto más blando, y con temperaturas no muy elevadas en Albert Park, arrojaba sus desafíos en este apartado. Porque el grip también evolucionó cada minuto y coche que pasaban por su asfalto. El viento tampoco quería perderse la fiesta.

Sainz, a tope desde el minuto uno

El madrileño salió desde el Q1 con el cuchillo en la boca. De esos días donde se percibía desde el primer instante la confianza con su máquina, quizás no tanto en su estado físico. Mejor tiempo del Q1. Verstappen seguía lanzando mensajes a su ingeniero en el tenor del fin de semana. No todo parecía ir por la vereda con el RB20. Al menos, en los primeros compases de la sesión.

El neerlandés bajaba medio segundo en su primer intento del Q2. Los pilotos empiezan a estirar el cuello y se comienza a ver quién responde. Sainz lo hizo, había chicha en ese SF24. Pero mientras el español volaba, Leclerc dudaba y pedía correcciones en su monoplaza entre vuelta y vuelta. El madrileño le tenia dominado. Solo faltaba comprobar si el monegasco esperaba a una de esas vueltas finales mágicas, cosecha de la casa. De momento, a Leclerc le caían dos décimas en el Q2 frente a Sainz.

Cuatro décimas frente a cuatro milésimas

Con el primer juego del Q3, Sainz y Ferrari comienzan a encontrar el límite. El holandés golpeó primero y le elevó el listón al madrileño para su último intento. Marcaba un 1.16.0 inicial que luego bajó a 1.15.915. El único piloto por debajo del 1.16, con la sospecha de que solucionaba sus problemas con el RB20, pero que había más de piloto que de coche en esa vuelta final.

En el primer sector de la último intento, Sainz colocaba su coche en púrpura. ¿Llegaría la proeza definitiva? Un pequeño error en el segundo sector frenaba la progresión del madrileño. Al final, entre el Q2 y el Q3, Verstappen encontraba cuatro décimas. Sainz, solo cuatro milésimas. O Red Bull se guardaba un mapa motor final, o Verstappen había estado sublime.

Con el mismo coche que el español, Leclerc abortaba su última vuelta tras cometer un error. "Subviraje, sobreviraje", se quejaba el monegasco. Quinto por tiempos, cuarto por la sanción posterior a Pérez. Recién operado de apendicitis, Sainz saldrá en primera línea tras endosarle cuatro décimas a su compañero.

"En la cama, esperando este momento"

"Han sido un par de semanas complicadas, muchos días en cama esperando a este momento, a ver si podría estar aquí, y llegar a esa primera línea de parrilla después de liderar ha sido algo para no creérselo, estoy muy contento de estar aquí, retando a los Red Bull este fin de semana", explicó recién bajado de su monoplaza. "Tenía algo de dudas ayer, pero he encontrado mi ritmo y me he sentido bien dentro del coche. Todavía no estoy cómodo subido al coche, pero puedo hacer el trabajo, y mientras pueda hacerlo sin dolor. Me molesta, pero no me duele, así que puedo empujar a tope".

Al madrileño le quitaban las grapas de la operación hace diez días. "No es cómodo, me siento raro por dentro. Tuve que hacer algunos cambios en el pedal, el asiento, los cinturones, pero cuando la adrenalina sale en la qualy y te bajas la visera, fui a ir a por ello. Esperemos que mañana haya otro paso en la recuperación, con otro paso en la fisioterapia, y espero mañana espero estar bien".

Buena señal para el piloto, ya que Ferrari mostraba el viernes un gran ritmo de degradación en tandas largas, en lo que se anticipa como una carrera crítica en este sentido. ¿Quizás, por primera vez en 2024, Red Bull podría encontrar la horma de su zapato?

Los dos pilotos de Red Bull reconocían que Ferrari es una amenaza real este fin de semana. Pérez, que el equipo austríaco ha tenido que cambiar su estrategia ante lo visto el viernes. "La degradación será muy elevada" confirmaba el mexicano. "La posición de parrilla no será tan relevante"; añadió. De momento, Carlos Sainz conseguía su primera personal victoria del fin de semana. Quizás pueda redondearla aún más en el gran premio.

Frenazo al ritmo del sábado

Fernando Alonso y Aston Martin no tuvieron su mejor día. El quinto puesto en el Q1 del asturiano daba esperanzas con esa tendencia mostrada por el AMR24 a una vuelta. Sin embargo, en el Q2 comenzaba a verse el techo para el equipo británico que Alonso ya preveía tras el discreto tiempo en los terceros libres.

La radio delataba cómo Alonso y su ingeniero intentaban encontrar el punto de preparación de temperatura del neumático. Más o menos ataque en la primera, cuándo atacar a fondo, cuándo levantar o no el pie... El español no parecía cómodo, como se puso en evidencia en el Q3.

Alonso solo contaba con un juego de neumáticos nuevos para el último bloque. Sin embargo, se marcaba una segunda excursión por la pista (en los libres del viernes, la primera), fruto de un golpe de viento. La trampa para osos de Albert Park no perdonaba, y el AMR24 volvió a quedar tocado de panza. Adiós al último intento. Décimo, con Lance Stroll un puesto por delante. No parecía haber mucho más en ambos monoplazas. El quinto de Yeda se quedaba en un sueño muy lejano.

Si la degradación prevista se ceba en el monoplaza verde, podría ser un mal domingo para Aston Martin. A no ser que los problemas con el neumático en los entrenamientos respondan a una puesta a punto, ojalá, para intentar proteger el ritmo de carrera.

"Llevar ambos coches a la Q3 fue más o menos lo que esperábamos hoy. Mi primera vuelta en la Q3 no fue muy buena: me salí a la grava en la curva seis. Error mío. En mi última vuelta no tenía plena confianza en el coche, y fue complicado. Creo que somos un poco menos competitivos que en Yeda", explicaba el asturiano al terminar.

"El coche deslizaba, era un poco sensible al viento y no tenía consistencia. Pero es igual para todos. Aun así, necesitamos encontrar más ritmo. Mañana sucederán muchas cosas. No va a ser una carrera fácil para los neumáticos, el graining será una preocupación para todos, así que veremos si podemos gestionarlos mejor que los demás. Queremos a ambos coches en los puntos mañana".

La adversidad es el terreno necesario para la épica, y Carlos Sainz jugaba en ambos escenarios en el Gran Premio de Australia. Un piloto necesita hacerse uno con su monoplaza para exprimir al límite su máquina a una vuelta rápida. El español no estaba completo en lo personal, pero dos semanas después de ser operado de apendicitis quedó cerca de lo segundo. Su compañero Charles Leclerc fue… quinto.

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