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¿Se imaginan que Carlos Sainz fuera campeón del mundo de F1 y se tiene que marchar de Ferrari?
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LA GRAN SENSACION DE 2024

¿Se imaginan que Carlos Sainz fuera campeón del mundo de F1 y se tiene que marchar de Ferrari?

El equipo italiano se podría enfrentar a una situación nunca imaginada, como que tuvieran opciones a ganar y su mejor candidato es el piloto al que despiden. Atención si esto ocurre

Foto: Sainz podría provocar un escenario único. (Eric Alonso/DPPI/AFP7)
Sainz podría provocar un escenario único. (Eric Alonso/DPPI/AFP7)

La realidad suele superar a la imaginación más descabellada, tal y como estamos viendo en el Mundial de F1. La victoria de Carlos Sainz en Australia viene a ser el enésimo escenario inesperado de un campeonato que se presumía como uno de los más previsibles y aburridos de la historia. Atención si Ferrari sigue su línea ascendente y el piloto español continúa superando a su compañero de equipo Charles Leclerc.

La carrera de Yeda nos dio algunas pistas sobre lo que podría ocurrir en Melbourne. Nadie pensó que Max Verstappen y Red Bull podrían ser vulnerables atendiendo al dominio insultante que ofrecieron en la carrera inaugural del campeonato en Baréin. En el circuito de Arabia Saudí, pudo verse que la ventaja de Red Bull consiste fundamentalmente en su capacidad de generar temperatura al neumático sin necesidad de destruirlo. Pero Ferrari y, en menor medida, McLaren están aprendiendo rápido.

La aerodinámica y las suspensiones del Red Bull, o quizá las dos cosas combinadas, son capaces de obrar el milagro que les permite obtener una ventaja decisiva en las primeras fases de vida del neumático. Una vez logrado ese colchón, los coches de Verstappen y Pérez son muy difíciles de batir porque, a igualdad de ritmo, recortar la diferencia necesita de errores por parte de los pilotos. De no aparecer estos, aún pueden mantener su supremacía.

Pero la vuelta de clasificación de Carlos Sainz y su comienzo de carrera nos dieron nuevas pistas de que, en el caso de que Ferrari sea capaz de cerrar esa brecha inicial de rendimiento, el Mundial podría estar mucho más abierto de lo que puede parecer. La carrera de Checo Pérez en el circuito de Albert Park también parece confirmar esta teoría. Sin la capacidad de rodar con aire limpio, no hay poderío suficiente para batir a McLaren y a Ferrari. De acuerdo, Max Verstappen puede dar un plus sobre el mexicano, pero no cambia el fondo de la cuestión: Ferrari podría tener coche para pelear por el Mundial.

Un escenario no previsto

Resulta que, en Baréin y en Australia, ha sido Carlos Sainz, y no Charles Leclerc, el piloto de la Scuderia más competitivo. Nos quedamos con las ganas de saber qué podría haber pasado en el duelo entre español y monegasco en la segunda carrera de Yeda por la apendicitis del madrileño. Pero la forma en la que Leclerc se ha visto superado por su compañero de equipo podría marcar una tendencia. Es muy pronto para decirlo, pero hay base suficiente como para pensar que Sainz podría ser más competitivo que el monegasco.

Como históricamente ha ocurrido en el equipo italiano, el rendimiento de los pilotos tiene mucho que ver con la presión. Nadie sabe la tensión que tienen que soportar los pilotos en Maranello. Y resulta que todos los focos están puestos ahora en Charles Leclerc. Él es la estrella elegida, él es el que se queda en la Scuderia y, si Ferrari está para ganar carreras e incluso el Mundial, él es quien debería de ser el abanderado del Cavallino. Pero el plan, al menos de momento, no sale como se esperaba.

Carlos Sainz, cuando se enteró de que no iba a ser renovado en Ferrari e iba a ser sustituido por Lewis Hamilton, ya advirtió que iba a correr para disfrutar y saborear la última temporada con el equipo transalpino. Y disfrutar es la forma elegante de decir: ‘No tengo nada que perder, pero sí unas pocas ganas de cerrar bocas’. Y correr sin presión en Ferrari es el principal regalo que te pueden hacer. Porque no duden de que, si Sainz es capaz en las siguientes carreras de seguir ganando pulsos a Leclerc, el monegasco podría complicarse aún más las cosas.

Leclerc es un clasificador extraordinario. A decir de muchos, el único de la parrilla en velocidad pura en estos momentos al nivel de Max Verstappen. Esa ha sido siempre su ventaja sobre Sainz desde que comparten equipo en Ferrari. Hablamos de una o dos décimas. Una ventaja irrisoria, pero a menudo clave para obtener un puesto de privilegio en parrilla, algo absolutamente clave en la Fórmula 1 actual. Pero, si Sainz es capaz de neutralizar esta ventaja, hay partido. Y tanto que hay partido.

placeholder Leclerc se ha visto sorprendido por el nivel de Sainz. (Eric Alonso/DPPI/AFP7)
Leclerc se ha visto sorprendido por el nivel de Sainz. (Eric Alonso/DPPI/AFP7)

Diferencias pequeñas, pero decisivas

Si algo nos han enseñado las tres temporadas en las que Sainz y Leclerc han compartido equipo es que, en gestión de carrera y manejo de la presión, el madrileño está un pequeño paso por delante del monegasco. Y, algo más importante, la autoconfianza de Leclerc, uno de sus principales fuertes, se resquebraja con mucha facilidad cuando le supera su compañero de equipo. La prensa italiana y los tiffosi, mayoritariamente volcados hacia su causa hasta la fecha, pueden saltar del barco si el calendario avanza y ven que la baza de Sainz es mejor que Leclerc. El amor en Italia es tan apasionado como voluble.

Si se presenta este escenario, el papelón es grande para los gestores de Ferrari. Primero, tienes que explicar cómo priorizas a un piloto que no es el que se está mostrando como el más fuerte. Y, segundo, tienes que explicar cómo es que despides al piloto que podría darte un Mundial después de nada menos que 17 años de espera.

Sí, es verdad que es absolutamente prematuro pensar en estos escenarios. Pero pensemos también que, si nos dijeran que Sainz iba a dominar con solvencia a Leclerc, inquietar a Verstappen y vencer con autoridad la tercera carrera del año, como mínimo, habríamos levantado una ceja. La carrera de Japón, en un circuito que, a priori, es puro territorio Red Bull, nos dirá si el escenario que se plantea es flor de primavera o es una tendencia que ha llegado para quedarse.

Niki Lauda se llevó en 1978 el número uno de campeón del mundo logrado con Ferrari a su nuevo equipo, Brabham. Pueden estar seguros de que, en Maranello, no gusta nada la idea de que su piloto campeón sea el que se marche y el derrotado el que se quede. En el universo Ferrari, todos los escenarios son posibles. No descarten nada. Ni en contra, ni a favor de Carlos. Veremos qué pasa, pero, de momento, no se puede negar que el madrileño ha planteado un dilema, cuando menos, divertido.

La realidad suele superar a la imaginación más descabellada, tal y como estamos viendo en el Mundial de F1. La victoria de Carlos Sainz en Australia viene a ser el enésimo escenario inesperado de un campeonato que se presumía como uno de los más previsibles y aburridos de la historia. Atención si Ferrari sigue su línea ascendente y el piloto español continúa superando a su compañero de equipo Charles Leclerc.

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