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"¡Eres una nena, estás frenando como una nena!". Así son los divorcios más famosos de la Fórmula 1
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LA COMPLEJA RELACIÓN ENTRE PILOTO E INGENIERO

"¡Eres una nena, estás frenando como una nena!". Así son los divorcios más famosos de la Fórmula 1

Cuando se alcanza la difícil simbiosis entre ingeniero y piloto, mejor no tocarla. No ha sido el caso con Charles Leclerc y Xavi Martos en Ferrari. Una de las posiciones más difíciles en el seno de un equipo de Fórmula 1

Foto: Verstappen y Lambiase son una de las parejas más longevas en la Fórmula 1 (Photo Xavi Bonilla / DPPIAFP7)
Verstappen y Lambiase son una de las parejas más longevas en la Fórmula 1 (Photo Xavi Bonilla / DPPIAFP7)

No será como en la vida real con las parejas famosas, pero en el universo de la Fórmula 1 los divorcios tienen un considerable impacto. Porque el matrimonio entre piloto e ingeniero despliega una intensa convivencia puesta a prueba bajo presión, resultados, conocimiento recíproco, química personal e inversión de tiempo y energía.

Por ello se toma nota cuando una de esas relaciones se rompe tras años de simbiosis. ¿Qué puede provocar que se rompa la confianza recíproca de años y la inversión emocional entre piloto y su ingeniero? Esta última, quizás una de las posiciones más delicadas y sensibles en el seno de un equipo de Fórmula 1. Como la de un portero de fútbol.

Este próximo fin de semana, Charles Leclerc se separa de su ingeniero desde que llegó a Ferrari en 2019, el español Xavi Martos, para comenzar una nueva relación con Bryan Bozzi, hasta ahora ingeniero de rendimiento que se convertirá en su alter ego en las carreras, el último y crucial vínculo entre el equipo y quien maneja el monoplaza chorreando adrenalina.

Tensar el cordón umbilical

Ferrari anunciaba que Martos pasaba a otro programa en el seno de la empresa. Quizás el propio ingeniero lo deseaba razones personales tras años de extrema presión y un calendario cada vez más sofocante. Aunque, ¿recién comenzada la temporada? Desde la Scuderia no se han especificado las razones, aunque se deduce que la relación se ha fracturado.

Sí se ha especulado con una creciente falta de sintonía entre el piloto y su ingeniero, o de descontento de este con aquel. Se han recordado varios recientes episodios recogidos por la radio de desencuentros entre ambos, o falta de acierto del segundo. Sin embargo, el público solo tiene acceso a fragmentos de las intensas conversaciones en carrera, pero son muy frecuentes los roces entre cualquier pareja bajo la tensión y la adrenalina en carrera. Verstappen y Giampiero Liambiase representan un perfecto ejemplo.

placeholder Vasseur sigue apretando las tuercas en Ferrari y Leclerc no parecía ya cómodo con su ingeniero. (DPPI/AFP7/Xavi Bonilla)
Vasseur sigue apretando las tuercas en Ferrari y Leclerc no parecía ya cómodo con su ingeniero. (DPPI/AFP7/Xavi Bonilla)

Sin embargo, cabe especular con dos posibles razones bajo el sustrato de la sustitución. Por un lado, la revisión de procesos desde la llegada de Fred Vasseur al frente de la Scuderia, quien quizás busca tensar el cordón umbilical que une al piloto con el muro de boxes para seguir elevando el listón de rendimiento de Ferrari en todas sus facetas.

La llegada de Hamilton

El propio Leclerc, Vasseur, o ambos, quizás hayan considerado la necesidad de engranar una velocidad superior para afrontar el desafío que supondrá para la esquina del monegasco la llegada de Lewis Hamilton. Mejor anticipar el relevo para que ambos engrasen su maquinaria durante la presente temporada.

Foto: Todo se volvía en contra de Sainz desde la primera curva. (EFE/EPA/Cristobal Herrera)

Sainz dejará el equipo el próximo año. La posición de Ricardo Adami, ingeniero del español, queda en el aire. Cabe pensar que Hamilton tendrá su decir en la figura de su socio en el muro de boxes. Al margen de que su actual ingeniero, Peter Bonnington, pueda acompañarle en su viaje a Ferrari, como se está rumoreando. Porque ambos conforman la relación más larga entre piloto e ingeniero de la parrilla actual.

Como el portero de fútbol

Una posición que bien podría compararse con la responsabilidad del portero en un equipo de fútbol. El acierto se le supone, pocas veces destaca por sus aciertos y siempre paga un precio enorme por los errores. De aquí la necesidad de enormes dosis de inteligencia, meteórica capacidad de análisis y reacción en tiempo real, siempre sin nublar el juicio ni perder nunca las formas ante las reacciones y exigencias del piloto en plena acción.

placeholder La relación de Hamilton con Peter Bonnington es la más longeva de la F1 actual. (EFE/Andreu Dalmau)
La relación de Hamilton con Peter Bonnington es la más longeva de la F1 actual. (EFE/Andreu Dalmau)

Todo lo anterior envuelto en una capacidad para gestionar las emociones propias y sobre todo las ajenas, ya que también debe conocer íntimamente a su piloto para manejar toda la vertiente técnica, mientras también ha de soportar las tarascadas del piloto. Y siempre, ante los ojos y oídos de millones de espectadores de todo el mundo.

Reunir tal nivel de atributos y que luego encajen con la personalidad del piloto confirma la dificultad de consumar un feliz matrimonio entre piloto e ingeniero. De aquí que, cuando se logra, aplica esa máxima tan de bricolaje de que, si funcionas, no lo toques. Algo no habrá funcionado en los últimos tiempos para que Leclerc y Martos hayan pasado por el juzgado de Maranello.

"Mi hermano pequeño"

Famosa por la fusión entre lo profesional y personal, fue la relación de Rob Smedley y Felipe Massa. De enorme personalidad, el ingeniero británico fue capaz de extraer la quintaesencia del brasileño, de quien llegó a confesar que consideraba como "mi hermano pequeño".

Sus mensajes por radio delataban la enorme autoridad y guía que el ingeniero desplegaba con Massa, quien confiaba ciegamente en su alter ego. “Eres una nena, estás frenando como una nena…”. En los momentos culminantes por la pole en el Gran Premio de Mónaco de 2008, Smedley gritaba a su piloto por la radio que era posible pasar por la primera curva de Santa Devota en una marcha superior a la que su piloto usaba hasta el momento.

placeholder Smedley fue capaz de sacar lo mejor de Massa y le siguió luego a Williams. (EFE)
Smedley fue capaz de sacar lo mejor de Massa y le siguió luego a Williams. (EFE)

Estimulado por Smedley, y como quien se tapa los ojos con una venda y salta al vacio, Massa respondió al reto de su ingeniero. Logró la pole. A final de aquella temporada, Massa fue campeón del mundo durante unos segundos en Interlagos.

Hamilton y Verstappen

Prueba de la complejidad y éxito cuando se alcanza la mejor simbiosis son Hamilton y Bonnington, 11 años juntos, y Verstappen con Giampero Lambiase, desde 2016. Ambos ingenieros han acreditado su extraordinaria solvencia técnica para dirigir a pilotos de semejante calibre. Pero en ambos también ha quedado contrastada su capacidad para manejar la muy distinta naturaleza emocional y psicología de ambos.

La noria emocional de Hamilton es, por ejemplo, hábilmente dirigida por Bonnington, artista para hacer la goma según los vaivenes del británico, sobre todo en estos tiempos de carestia en Mercedes, en los que se le escucha mecer con paciencia las frustraciones y agonías de su piloto.

placeholder Lambiase es capaz de gestionar la agresividad y asertividad de Verstappen. (DPPI/AFP7/Lorent Gooden)
Lambiase es capaz de gestionar la agresividad y asertividad de Verstappen. (DPPI/AFP7/Lorent Gooden)

Por el contrario, Lambiase ha de lidiar con el temperamento asertivo, agresivo y hasta ofensivo en ocasiones de Max Verstappen. Porque un piloto de tal naturaleza pone en una delicada posición pública a su ingeniero, quien sin entrar al mismo trapo ha de defender su dignidad personal y profesional a ojos del todo el mundo. Como prueba, el famoso Gran Premio de Bélgica de 2023, cuando puso en su sitio con inteligencia y elegancia ("si tanto sabes, hazlo tú") a un piloto frecuentemente díscolo.

"A veces, son como una pareja de ancianos discutiendo sobre qué canal ver en la televisión, pero hay un verdadero respeto, confianza y buena relación entre los dos", resumía Christian Horner en tono humorístico sobre ambos. En el fondo de la broma latía una gran verdad: en la Fórmula 1, como en la vida misma, un matrimonio duradero lo es porque funciona de verdad.

No será como en la vida real con las parejas famosas, pero en el universo de la Fórmula 1 los divorcios tienen un considerable impacto. Porque el matrimonio entre piloto e ingeniero despliega una intensa convivencia puesta a prueba bajo presión, resultados, conocimiento recíproco, química personal e inversión de tiempo y energía.

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