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Por qué en un año McLaren está donde deberían estar Aston Martin y Fernando Alonso
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UN CONTRASTE MUY VISIBLE

Por qué en un año McLaren está donde deberían estar Aston Martin y Fernando Alonso

Sorprende tanto la progresión de los coches color papaya como el hundimiento de los verdes. En ningún sitio se evidenció la brecha entre los dos equipos como en Imola

Foto: Fernando Alonso con los mecanicos de McLaren en el pasado Gran Premio de Miami. (Europa Press)
Fernando Alonso con los mecanicos de McLaren en el pasado Gran Premio de Miami. (Europa Press)

En un deporte en el que la línea del éxito y el fracaso se traza en décimas de segundo, no es fácil encontrar razones cuando dos equipos con medios muy parecidos tienen un rendimiento dispar en pista. Este pasado fin de semana pudimos ver como McLaren, ahora mismo, luce el mejor chasis del campeonato y, al mismo tiempo, ver como Aston Martin tocaba fondo, con un Fernando Alonso fuera de sitio todo el fin de semana y la humillación añadida de partir último desde boxes.

El año pasado no hubo Gran Premio en el circuito de Imola a consecuencia de las inundaciones, pero el contraste con la actualidad no puede ser más notorio. Por aquellas fechas en 2023, McLaren languidecía al final de la parrilla con un coche que mostraba multitud de problemas de juventud. En el otro extremo, Aston Martin había comenzado con una forma impresionante, coleccionando podios y amenazando en ocasiones incluso a Max Verstappen durante los entrenamientos clasificatorios. Es inevitable preguntarse qué ha ocurrido para explicar el ascenso de unos y la debacle de otros.

El problema es de mayor calado aún del que aparenta, porque se suponía que la llegada del campeonato a Europa iba a mostrar el retorno a las posiciones de cabeza de Aston Martin. Y el baño de realidad no ha podido ser más duro. El paquete de mejoras en el coche que el equipo británico trajo a Italia no solo no supuso un salto cualitativo en la competitividad de los coches, sino que ya no es siquiera capaz de contener a duras penas a equipos como RB, Haas, Sauber o Alpine que hasta hace poco ni les olían.

La estrella de Aston Martin en 2023 comenzó a declinar en el mismo momento que la de McLaren ascendía. Había una serie de excusas más o menos razonables que podían explicar el porqué del bajón en competitividad a mediados de la pasada temporada: que si objetivos cumplidos y centrarse en el coche de la temporada siguiente, que si un cambio de carcasas de Pirelli, que si una mudanza a la nueva fábrica, etc. Todo se daba por bueno si eso suponía ver a un Aston Martin poderoso este año pero ya hemos visto que no ha sido el caso.

Foto: Salida del pasado Gran Premio de Gran Bretaña

Se agotan las excusas

El AMR24 no ha nacido como un coche puntero, como fue el caso del monoplaza predecesor. De nuevo surgía un argumento relativamente fácil de comprar: "Ahora nosotros vamos a ser como McLaren el año pasado, que empezaron a medio gas, pero luego con las evoluciones acabaron siendo muy competitivos". Pero mucho tienen que cambiar las cosas para que ese ejercicio voluntarista de Aston Martin se cumpla. McLaren acabó 2023 con un coche muy competitivo y ha sacado un nuevo monoplaza que es tan bueno o mejor respecto a la competencia que el anterior.

La comparativa entre Aston Martin y McLaren es pertinente, porque en primer lugar ambos comparten a Mercedes como motorista, son equipos muy fuertes, pero no de fábrica, es decir, no son como AMG Mercedes, Ferrari, Alpine y Red Bull Honda que gozan del estatus de equipo oficial de industria. La reglamentación actual implica que las especificaciones de los motores son casi iguales y el correctivo que el cliente McLaren está dando al proveedor Mercedes lo atestigua.

Foto: Alonso, no ocultaba su decepción en Miami. (Antonin Vincent/DPPI)

Hay una diferencia, sin embargo, importante en el enfoque de la relación que hay entre Mercedes y los dos equipos a los que suministra su tecnología. Mientras que McLaren sólo alquila la planta motriz a la marca alemana, Aston Martin le compra todo el tren trasero, es decir, unidad de potencia, caja de cambios y suspensiones. Por aquí puede haber una primera pista de los males del equipo de Fernando Alonso. Si los Mercedes de Lewis Hamilton y George Russell deben su falta de competitividad actual a un conjunto trasero deficiente, sus males son exportables también a su cliente Aston Martin.

Pero sin descartar esta circunstancia técnica como factor de peso en el pobre rendimiento de Aston Martin, conviene profundizar también en el factor humano. Los diferentes modos de gestión de Lawrence Stroll y Zak Brown, puede que tengan que ver mucho en la suerte dispar en pista de sus respectivos equipos. Stroll, a tenor de su éxito en los negocios, es obvio que algo sabe de cómo gestionar empresas, pero eso no basta. El magnate canadiense siempre ha sido un gran aficionado a los coches, pero no es un carrerista como lo es Brown y esta sí que es una diferencia importante.

Diferentes estilos de gestión

Las recetas que te hayan podido convertir en exitoso con Tommy Hilfiger o Michael Kors, no son en su mayoría extrapolables a la gestión de un equipo de competición. Una cosa es el mundo del lujo y otra radicalmente opuesta son las carreras. Stroll ya se sabe que no es la persona más fácil con la que trabajar a su lado. Su nivel de exigencia y permanente fiscalización puede que expliquen parte de las desventuras actuales de Aston Martin. Para triunfar en Fórmula 1 es clave rodearse de gente muy buena y a partir de ahí darles confianza. Nada de inmiscuirse en su día a día y pedir continuamente cuentas. Es decir, justo lo que hace Zak Brown con Andrea Stella.

placeholder Andrea Stella (izqda) es uno de los principales artífices del espectacular resurgir de McLaren (Xavi Bonilla / DPPIAFP7)
Andrea Stella (izqda) es uno de los principales artífices del espectacular resurgir de McLaren (Xavi Bonilla / DPPIAFP7)

El ingeniero italiano es sin duda uno de los artífices del espléndido momento de forma que vive McLaren. Zak Brown fue consciente desde que llegó de gran jefe a McLaren de sus limitaciones y ficho a Andreas Seidel como jefe de equipo y cuando el alemán se marchó a liderar el proyecto Audi promocionó a Stella. Brown se centra en su fuerte como es la gestión comercial y aunque sea quien toma las decisiones claves de la empresa, demuestra sabe delegar y dejar trabajar. Mike Krack en Aston Martin no sabemos si estará tan capacitado como Stella a nivel profesional, pero seguro es que funciona con menos autonomía que el ingeniero italiano y seguro también que con infinita mayor presión.

Y es que en ese sentido Zak Brown a diferencia de Lawrence Stroll, ha sido cocinero antes que fraile. El haber sido piloto profesional en sus años mozos y seguir de hecho compitiendo con coches históricos, le ha hecho entender la importancia de tener al frente del equipo de un técnico con mucho sentido común que dota de coherencia a toda la ingeniería del equipo. Y aquí pudiera radicar la diferencia clave entre ambas organizaciones y que explique su diferente fortuna.

Ni Andrea Stella, ni Andreas Seidl en su momento han tenido en McLaren un rol protagonista en el diseño de los diversos elementos del coche, pero tienen lo más importante, como es la brújula para saber qué dirección tomar. Dan Fallows será un ingeniero brillante, pero si él o el jefe de equipo Mike Krack carecen de brújula, aquí podríamos tener la explicación del intercambio entre cielo e infierno de los dos equipos.

En un deporte en el que la línea del éxito y el fracaso se traza en décimas de segundo, no es fácil encontrar razones cuando dos equipos con medios muy parecidos tienen un rendimiento dispar en pista. Este pasado fin de semana pudimos ver como McLaren, ahora mismo, luce el mejor chasis del campeonato y, al mismo tiempo, ver como Aston Martin tocaba fondo, con un Fernando Alonso fuera de sitio todo el fin de semana y la humillación añadida de partir último desde boxes.

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