"¿Pero qué c... tienes que hacer hoy?": así le dieron permiso a Max Verstappen para ganar en Imola

El portavoz del equipo RedLine, Luke Crane, no podía ser más cachondo mental: "Somos el equipo que le permite expresarse en la Fórmula 1. Le permitimos seguir haciendo Imola, porque somos ese tipo de equipo. Nunca queremos impedir que nuestros pilotos lleven a cabo sus hobbies. Somos un gran apoyo, nunca vamos a frenar a la gente".

Max Verstappen logró este fin de semana un hito único. El holandés simultaneó las 24 de Horas de Nurburgring virtuales con el Gran Premio de Emilia Romagna, en la Fórmula 1. Cuando dejó su último relevo antes de concentrarse con su hobbie en Imola, llevaba casi 30 segundos de ventaja.

No es la primera vez que el holandés participaba en carreras virtuales durante un gran premio. Pero a quien temiera que la distracción le podría haber dispersado Verstappen respondió con una extraordinaria victoria en el gran premio, en la que esta vez marcó las diferencias cuando Red Bull más expuesto estuvo a sus rivales. Había que escucharle por la radio tanto sábado (en la pole) como domingo como para comprenderlo.

"¿Pero qué c... tienes que hacer hoy?

!Creo que soy lo suficientemente profesional como para saber lo que se puede y lo que no se puede hacer!, justificaba antes de competir en las 24 Horas de Nurburgring virtuales. !Si no te acuestas y no duermes no será bueno para tu carrera del domingo. Pero creo que con tantos años de experiencia sí sé qué hacer. Es en mi tiempo libre, y creo que soy lo suficientemente profesional como para ver por mí mismo lo que está bien y lo que no".

Verstappen haría un relevo por la noche y otro por la mañana para dormir sobradamente antes de afrontar el gran premio. “Me tengo que ir”, anunciaba el holandés a sus tres compañeros cuando terminaba su último relevo. Pero ¿Qué c… tienes que hacer hoy? ¡Es domingo!, le decían sus compañeros. “Sí, exactamente…”. Le esperaba el Gran Premio de Emilia Romagna.

"Creo que ha tenido un fin de semana muy ocupado porque también ha competido en las 24 horas de Nurburgring, por lo que hoy ha ganado dos carreras, una con un BMW M3 y otra con un monoplaza de Fórmula 1”. Al terminar el gran premio, Christian Horner ponía en valor tan singular actuación. “Este fin de semana, escuchasteis lo que significó para él la pole, porque tuvo que esforzarse mucho, y la actuación de hoy fue una clase magistral”.

Cómo ganar medio gran premio con un rebufo

Horner se refería a la explosiva reacción por la radio cuando Verstappen logró una inesperada y sufrida pole el sábado. En los últimos tiempos, los mensajes por radio en los éxitos y la victoria se habían convertido en una monótona y repetida letanía. Piloto y equipo dieron la vuelta a arranque brutal para Red Bull.

Pero fue Verstappen quien marcó las últimas diferencias. El viernes protagonizó varias salidas de pista. “Imposible que esto pueda ser peor ¿verdad?”, declaraba tras la primera jornada. Imola no se presentaba propicio para las características del RB20, donde el monoplaza requiere mayor altura para sortear baches y pianos y el tren delantero está más sometido a desgaste.

El equipo británico trabajó toda la noche en el circuito y Milton Keynes, la base del equipo. Con Sebastian Buemi metido toda la madrugada en el simulador para reelaborar los reglajes del monoplaza. Si el día anterior cada eje iba por su lado según el juego de neumáticos, el equipo logró cuadrar mejor el monoplaza.

A diferencia de Ferrari, Verstappen no había liderado ninguna sesión hasta las clasificaciones. Y llegó el golpe genial, que luego recordaría Christian Horner. "Max es muy instintivo. En su vuelta vio a Hulkenberg acercarse, así que lo llevó hasta Rivazza, sabiendo que aprovecharía luego en la recta de salida y llegada. Pude ver exactamente qué estaba haciendo. Antes de ese rebufo, estaba a cinco centésimas. Consiguió la pole por seis centésimas, aunque Hulk contribuyó". Verstappen había ganado medio gran premio. En la radio se volvió loco.

"Me duele todo"

El ritmo con el primer juego de medios le permitió alejarse cómodamente de Lando Norris. Parecía otra carrera de tantas. Pero desde que se escuchó por radio el mensaje de su ingeniero Gampiero Lambiase, todo empezó a cambiar. Verstappen se quedó sin neumáticos delanteros. Norris olió sangre y sus neumáticos cobraron vida. Los mensajes por radio evidenciaban hasta qué punto el británico se estaba dejando los hígados.

Pero cuando Norris redujo a dos segundos en las últimas tres vueltas, Verstappen gestionó prodigiosamente tan pequeño colchón con un monoplaza más que delicado. "Las últimas diez vueltas fueron a tope. Es muy difícil cuando los neumáticos ya no funcionan y hay que ir a fondo. No podía permitirme el lujo de cometer demasiados errores”, comentaría después el holandés.

“No podía hacer funcionar los neumáticos en la ventana de temperatura adecuada”. Pero ni un error bajo la presión de Norris. “Todo fue empeorando cada vez más. De modo que, en las últimas quince vueltas, para mí, fue como pilotar sobre hielo”. Aunque había algo más. El propio Verstappen reconoció que estaba machacado. Y no por su doble programa del fin de semana.

“Estoy roto por los baches, para ser sincero. Me duele la espalda, todo. No es tanto por el tema físico, sino por los baches (y los pianos). Después de veinte vueltas, ya no sentía la espalda. Así que lo único que quiero es tumbarme en la cama, quizás tomar algún analgésico, y un masaje”. Vaya si se lo había ganado: el primer piloto capaz de ganar un Gran Premio de Fórmula 1 y una carrera virtual. No habrá muchos.