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Charles Leclerc y la mentira piadosa a su padre: así logró en Mónaco el gran sueño de ambos
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LAS EMOTIVAS VUELTAS FINALES

Charles Leclerc y la mentira piadosa a su padre: así logró en Mónaco el gran sueño de ambos

El triunfo del monegasco tuvo un enorme componente emocional, no solo por la victoria perdida en dos ocasiones, sino también por su historia personal con su padre y Jules Bianchi. El monegasco dio un paso al frente en un año difícil

Foto: La victoria de Leclerc en Mónaco tuvo un fuerte componente emocional al recordar a su padre, Herve. (DPPI/AFP7/Eric Alonso)
La victoria de Leclerc en Mónaco tuvo un fuerte componente emocional al recordar a su padre, Herve. (DPPI/AFP7/Eric Alonso)

Herve Leclerc y Jules Bianchi han sido las dos figuras más importantes en la historia de Charles Leclerc como piloto. Ninguna estaba presente cuando el monegasco logró el triunfo más importante, deseado, y sufrido de su vida. No lo estaban físicamente, Sí en su espíritu.

Algunas victorias son unánimemente celebradas, como la de Leclerc en el pasado Gran Premio de Mónaco. Por su elevada carga emocional y la percepción generalizada de que esta carrera estaba en deuda con su vecino.

"Dos vueltas antes del final me di cuenta de que me costaba ver fuera del túnel porque tenía lágrimas en los ojos. Me dije: 'Jod… Charles, no puedes hacer esto ahora. Todavía te quedan dos vueltas para terminar'". Piloto en los 80/90, Herve Leclerc vivió con su hijo cada gran premio en su ciudad natal y le aupó en su carrera como piloto hasta donde fue financieramente posible. No llegó a verle en la Fórmula 1.

De aquí que toda una vida desfilara por la mente de Charles en los compases finales del pasado gran premio. "Creo que donde más me costó contener mis emociones fue durante las últimas 15 vueltas de la carrera. Más que en el podio", explicaría Leclerc en la rueda de prensa. "Las emociones empezaron a surgir. Estaba pensando mucho en mi padre. Para mí, era un sueño correr aquí y ganar". Monegasco, en tu casa, con Ferrari...

La mentira piadosa

Charles recuerda el día en que le dijo a su padre que no quería ir al jardín de infancia. Tenía solo cuatro años. Herve le llevó a la pista de karts de su mejor amigo, Philippe Bianchi, el padre de Jules. Allí probó un kart y quedó envenenado para siempre. Desde entonces, Herve se volcó a ayudar a su hijo, como también lo hizo Jules, con el que se hizo inseparable.

El padre apoyó a su hijo hasta que financieramente no pudo más. En 2010 llegó la encrucijada: dejar de correr en encontrar un mecenas. Jules Bianchi ya formaba parte de la Ferrari Academy y habló con su manager, Nicolas Todt. El hijo del presidente de la FIA y antiguo responsable de Ferrari, le acogió bajo sus alas.

Sin embargo, Jules Bianchi falleció tras las heridas sufridas en el Gran Premio de Japón de 2014. El golpe fue demoledor para el joven Charles. Quiso el destino que este retomara el hilo truncado de Jules en Ferrari. Aunque le esperaba la prueba más dura de todas: la marcha de su padre, que fallecía con solo 54 años, víctima de un cáncer que se desarrolló rápidamente.

Una semana antes de morir, Leclerc le dijo a su progenitor que había fichado por Ferrari para 2019: "Mi madre me dijo que no había hecho bien, que no debería haberle mentido, pero sabía que le quedaba muy poco tiempo, y él también lo sabía. Se lo dije para darle una última satisfacción, tenía lágrimas en los ojos. Desde aquel día, tenía el remordimiento. Cuando firmé (con Ferrari) me dije: 'aquel día no mentí'".

Baku 2017

"No ha habido una carrera en la que pensara en este tipo de cosas personales dentro del coche, porque tienes que estar concentrado". Leclerc explicaba el domingo que nunca había tenido presente a su padre mientras corría. "Es probablemente la primera vez en mi carrera (el pasado domingo) que esto vuelve a suceder mientras conducía". Con una excepción: "Tal vez Bakú en 2017". Aquel episodio fue también decisivo para que aquella mentira piadosa a su padre se hiciera realidad.

Leclerc tuvo que cancelar el billete hacia Baku el día que fallecía Herve, para tomar el vuelo del día siguiente para competir en un fin de semana decisivo para el título de la Fórmula 2. “Creo que el momento más duro emocionalmente fue cuando logré la pole. Fue la primera vez que lloré por cualquier cosa. Lloraba dentro del casco porque no podía creerme que la hubiera logrado".

"Antes del fin de semana no sabía qué podía pasar, porque mi cabeza estaba totalmente en otro sitio. Me senté y me dije que tenía que concentrarme para hacer la mejor carrera posible para mi padre, porque se lo merecía". Logró la pole y la victoria en las dos carreras, aunque una sanción le dejó en segunda posición en una de ellas. Había sentenciado el título.

"El sueño de ambos"

Sin embargo, en aquel vuelo a Baku viajaba también Mauricio Arrivabene, el máximo responsable de Ferrari en aquellos tiempos. "Le pregunté qué hacía en el vuelo, considerando lo que le había ocurrido. Me contestó: "Tengo que ganar esta carrera, y después me iré a enterrar a mi padre". Entonces, entendí que Charles sabía cómo asumir sus responsabilidades", recordaba Arrivabene. "Comprendí que puede estar (en Ferrari). Si alguien consigue concentrarse en semejante situación, ¿qué es un gran premio de Fórmula 1 en comparación con esto?". Con 21 años, Leclerc fue ascendido al primer equipo, convirtiéndose en el piloto más joven en la historia de Ferrari.

En las calles de su vida, en el gran premio que le metió el veneno en el cuerpo de niño, ganar en Mónaco se convirtió en su obsesión. Más si cabe cuando el triunfo se resistía. Primero, tras lograr la pole en 2021, aunque no pudo salir tras su accidente. En 2022, por un error estratégico de Ferrari en la lluvia.

Tantas vivencias surgían en la mente de Leclerc antes de la bandera a cuadros. "Llegaron estos flashbacks de todos los momentos que hemos pasado juntos, todos los sacrificios que él (Herve) ha hecho por mí para llegar a donde estoy", explicaba tras su victoria, "No es solo mi sueño, sino que también era el sueño de ambos. Y, obviamente, toda mi familia estaba apoyando. Soñaba con ese momento, lo que hace esta victoria aún más especial".

Herve Leclerc y Jules Bianchi han sido las dos figuras más importantes en la historia de Charles Leclerc como piloto. Ninguna estaba presente cuando el monegasco logró el triunfo más importante, deseado, y sufrido de su vida. No lo estaban físicamente, Sí en su espíritu.

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