Es noticia
Los milagros existen en la Fórmula 1: "Diez años antes, y no estaríamos hablando ahora"
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
EN MONTREAL DE 2007

Los milagros existen en la Fórmula 1: "Diez años antes, y no estaríamos hablando ahora"

Robert Kubica salió milagrosamente ileso de uno de los accidentes más violentos vividos en la F1, fruto de las medidas de seguridad implementadas desde la muerte de Senna en 1994

Foto: El accidente de Kubica fue uno de los más espectaculares de las últimas décadas. (Archivo)
El accidente de Kubica fue uno de los más espectaculares de las últimas décadas. (Archivo)

¿Qué los milagros no existen en la Fórmula 1? El polaco Robert Kubica puede dar fe de ello, cuando en el Gran Premio de Canadá 2007 su Sauber BMW salió de la pista sin control a 300.13 km/h y vivió para contarlo, protagonizando uno de los accidentes más dramáticos de las últimas décadas.

Un periodista italiano llamó desde la sala de prensa a un ingeniero del equipo y le preguntó directamente: "¿Está vivo?". Tal fue la violencia y la dinámica del impacto que nadie imaginaba que Kubica hubiera sobrevivido. Aquel 10 de junio de 2007 se recogían los frutos de tantas medidas de seguridad implementadas desde el fallecimiento de Ayrton Senna en 1994.

"De repente, salí volando"

Corría la vuelta 44. Kubica seguía pegado al Toyota de Jarno Trulli antes de llegar a la famosa curva del alfiler. "Toqué su coche y perdí mi alerón frontal, que se metió debajo del mío, así que me quedé sin direccionalidad y perdí el control del coche. Salté por los pianos y, de repente, salí volando". El Sauber BMW salió despedido recto contra el muro situado a menos de un centenar de metros a la derecha.

Llegó entonces el primer y crucial milagro. Al pasar por encima del piano, el monoplaza se levantó con su parte delantera en una suerte de caballito para luego estamparse contra el muro con parte de la panza y no directamente con el morro. De haber chocado frontalmente, Kubica habría fallecido por la brutal deceleración.

Desde 1997, los monoplazas equipaban una caja negra para recoger todo tipo de datos en caso de accidente. Las pruebas de impacto (crash test) de la FIA exigían el impacto de un chasis de 780 kilogramos a una velocidad 13 metros por segundo, mientras que el 'dummy' dentro del coche debía soportar un pico máximo de 60 G durante unos milisegundos…En el choque se midieron 75 G de deceleración durante una fracción de segundo.

"Creo que fueron incluso más de 75 G", recordaría después Kubica. "Fui muy afortunado, porque el coche salió por los aires y toda la energía se disipó a través del fondo del monoplaza, en la plancha en la que estaba sentado. Si hubiera pegado de frente contra el muro hubiera sido…" La media de deceleración fue de 28 G.

Con los pies al aire

El coche luego atravesó la pista y dio una vuelta de campana mientras se desprendían tres de las cuatro ruedas, a pesar de que los cables que las fijaban debían soportar una carga de seis toneladas. A continuación, el monoplaza impactó contra los raíles a la derecha del ‘alfiler’ y quedó inmóvil. El morro se había comprimido y abierto en el primer golpe y los pies del piloto quedaron al descubierto. Las normas de seguridad exigían un espacio de 30 centímetros entre la posición de estos y el frontal del coche. Así se salvaron las extremidades inferiores del piloto polaco.

Kubica quedó inmóvil dentro de su monoplaza, volcado sobre un lateral. Menos el habitáculo central, el resto del coche se había evaporado. La brutalidad del impacto impedía imaginar que el piloto hubiera sobrevivido. Las cámaras reflejaban los rostros demudados de los miembros del equipo, mientras las asistencias acudieron en cuestión de segundos junto al monoplaza, totalmente destrozado.

La primera vez que me di cuenta de que sobreviví al incidente fue cuando estaba de lado, mirando a los comisarios de pista. Intenté moverme y noté que estaba bien" explicaba el polaco tiempo después. "No estaba inconsciente, quizás sólo por un momento muy breve, pero aún puedo recordar todo muy bien". Desde el exterior, no todo el mundo sentía lo mismo.

El periodista italiano permaneció a la espera durante un tiempo interminable a que el ingeniero le dijera algo sobre la vida de Kubica. Finalmente, el equipo tuvo noticias de que su piloto estaba vivo y se las transmitió. Solo faltaba conocer el alcance de sus lesiones.

placeholder Kubica compite actualmente con el equipo AF Corse. (Europa Press/Julien Delfosse)
Kubica compite actualmente con el equipo AF Corse. (Europa Press/Julien Delfosse)

"Tengo la nariz larga, sin el Hans..."

"Cuando llegue al hospital, vino el doctor, vio el accidente, me miró y le dije: Estoy bien, no tengo nada. Me dijo, 'es imposible'. Me hicieron todas las pruebas: rayos x, todo, y el doctor dijo luego: 'tienes razón, pero por lo que he visto este accidente, tengo que hacer de nuevo todas las pruebas, porque no me lo puedo creer'. Fue extraño, porque me despertaron los doctores a las cuatro de la mañana para hacerme varias pruebas de estabilidad, de reconocimiento cognitivo. Hice las pruebas por segunda vez. No tenía nada".

No cabía imaginar que el piloto hubiera superado el primer impacto. "Cuando me levantaron a las cuatro de la mañana, no me dolía ni el cuello. Cuando hice la pretemporada, me hicieron un test en el cuello porque me dolía más entonces que después del accidente".

El Hans le salvó la vida. El sistema une casco y hombros e inmoviliza el cuello, lo que impidió el impacto del casco contra el volante. El propio Kubica bromeaba sobre ello. "Era el segundo año con el Hans, sin no lo hubiera llevado, hubiera sido game over. Tengo una nariz larga, sin el Hans hubiera golpeado el volante a 250 km/h. Si hubiera ocurrido diez años antes, no estaríamos hablando ahora. Me salvó la vida".

"Inmediatamente después de la carrera, corrimos al hospital y lo encontramos sentado, sin lesiones aparentes, completamente consciente y su primera pregunta fue si podía correr en Indianápolis", recordó después Mario Theissen, el jefe de Sauber BMW.

En Canadá 2008, en el mismo circuito y un año después, Robert Kubica ganó su primera y única carrera en la Fórmula 1. Gran aficionado a los rallies, en el Ronde de Andora italiano de 2011 el polaco se salió del asfalto y golpeó los guardarraíles con su Skoda Fabia. Uno de ellos entró por el frontal del coche y destrozó el brazo de Robert Kubica. Tenía un contrato firmado con Ferrari para acompañar a Fernando Alonso, amigo personal, y uno de sus mayores admiradores de la parrilla.

¿Qué los milagros no existen en la Fórmula 1? El polaco Robert Kubica puede dar fe de ello, cuando en el Gran Premio de Canadá 2007 su Sauber BMW salió de la pista sin control a 300.13 km/h y vivió para contarlo, protagonizando uno de los accidentes más dramáticos de las últimas décadas.

Fórmula 1
El redactor recomienda