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Fernando Alonso, el caballero de la triste figura o el regreso al pasado más lejano de Aston Martin
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ASTON MARTIN, COMO EN 2022

Fernando Alonso, el caballero de la triste figura o el regreso al pasado más lejano de Aston Martin

Que Alonso haya anticipado el panorama no quita la impresionante involución de Aston Martin si se compara con la misma carrera en 2023, y con resultado idéntico a la de hace dos años

Foto: Alonso volvió a tragarse otra piedra en Spielberg. (Reuters/Christian Bruna)
Alonso volvió a tragarse otra piedra en Spielberg. (Reuters/Christian Bruna)

Aston Martin y Fernando Alonso tocan nuevas profundidades en el Gran Premio de Austria. No por el anuncio preventivo del piloto deja de resultar flagrante y hasta insólito constatar la caída a los infiernos del equipo británico. Puesto número 18 para el asturiano. Duro, durísimo.

"The blue flag sucks", "la bandera azul apesta", se quejaba por la radio el asturiano en la segunda parte de la carrera. Es la que avisa al piloto de que va a ser doblado por rivales más rápidos. Pocas imágenes ilustran mejor la involución de un equipo cuyo piloto terminaba quinto el año pasado, a 30 segundos del ganador, y por delante de un George Russell, ahora triunfador en 2024. Ayer, el español terminó a casi vuelta y media del británico.

El doctor Alonso nos avisa desde hace tiempo que el paciente está enfermo, pero con la esperanza de que algún día mejorará con el tratamiento en marcha. Lo que no resta un ápice a la extraordinaria gravedad de la dolencia. La cita austríaca revelaba, descarnadamente, no ya la pérdida de terreno con la cabeza, sino la espectacular involución de Aston Martin, superado este fin de semana incluso por monoplazas que en 2023 no veían ni con prismáticos a los del equipo británico.

"El año pasado, en Austria, Aston Martin fue el décimo equipo, me parece. Y este año hemos vuelto a sufrir". Eran palabras de Alonso en… 2023, recordando la edición austríaca de 2022 como comparación. En aquel entonces Lance Stroll terminó decimotercero, con Sebastian Vettel decimoséptimo, a más de una vuelta. Como este domingo, dos años antes.

Un inhabitual error de cálculo

"Carrera de aprendizaje, vamos a sufrir", avisaba Alonso en la salida. Clavado, y hasta se quedaría corto. Stroll y el español salieron con estrategias distintas. Este, a tres paradas, lo que obligaba a entrar pronto a boxes y luego adelantar a monoplazas con diferencial de ritmo de neumático. Las servidumbres de un monoplaza lento y hundido en la posición de salida. Se paga caro, claro.

Spielberg y sus curvas largas y rápidas machacaban al AMR24. Solo hacía falta escuchar, por ejemplo, los mensajes de Lance Stroll por la radio a su ingeniero como síntoma de pilotar una piedra, un potro de tortura. Cabe pensar que la vida no sería diferente para el asturiano.

Hubo infundada esperanza cuando Alonso rodaba decimocuarto y luchaba con Tsunoda. Un espejismo tras la temprana parada en boxes, solo en la vuelta 12. Luego, el asturiano intentó adelantar a Guanyu Zhou, pero cometió un error de cálculo inhabitual en el asturiano, con la precipitación de quien rueda forzado por una estrategia para mitigar las carencias.

"No esperaba bloquear. Cuando bloqueas parece que vas a fondo. Cometí un error, no esperaba que se fuera a cerrar. Se cerraron exageradamente pronto, porque creo que ambos intentaban jugar con el DRS o algo así". Alonso fue penalizado con diez segundos de sanción. La maniobra merecía el correctivo, otro tema era su alcance.

"Imagino si yo hago eso"

"¡Wow wow!, aquí, casi un gran accidente, afortunadamente, levanté el pie", explicaba Alonso por la radio a su ingeniero cuando Esteban Ocon hacía otra de las suyas con un espectacular cerrojazo que a punto estuvo de costar la embestida del Aston Martin. "Imagina si yo hago eso, ¿cuántos segundos (me habrían caído)?", se preguntaba.

Alonso no imaginaba que lo mejor estaba por llegar, cuando Max Verstappen recibía idéntica sanción a pesar de haberse cargado la posible victoria de Lando Norris, lo que no impidió, además, que el holandés se llevara una buena cosecha de puntos. Resulta risible recordar que el español recibió veinte segundos en su duelo con George Russell en Australia, cuando ni siquiera hubo contacto entre los pilotos.

Si Aston Martin ya era con su monoplaza de por sí carne de doblaje, la sanción arruinó cualquier remota opción para Alonso. Aun sin esos diez segundos, el resultado hubiera resultado igualmente descorazonador y no hubiera maquillado la cruda realidad de Aston Martin.

Abandonado ya en el sótano de la carrera, Aston Martin se descolgaba con un gesto para la galería, un voluntarioso intento de vuelta rápida, aunque baldío al no clasificar dentro de los diez primeros, lo hacía de la maniobra más un vaso de agua para el sediento en el desierto que en gesto de competitividad.

"Blanco y negro"

El pasado año, Alonso solo tuvo por delante a Ferrari, Red Bull, y el McLaren de Norris. Había que frotarse los ojos este domingo cuando por delante de Lance Stroll (decimotercero) entraban también Alpine, Haas y RB ¿Cómo es posible despeñarse tanto de un año para otro hasta regresar a... 2022?

"Las conclusiones son muy claras, o por lo menos para mí son blanco y negro de lo que hemos hecho en el coche y de lo que tenemos montado ahora mismo, de lo que tenemos que mejorar y mantener. Así que tenemos que reunirnos, ir a Silverstone con la moral alta, porque es el gran premio de casa", lanzaba Alonso como mensaje de ánimo al terminar.

Una semana antes, el español utilizaba la misma expresión en Montmeló: "Blanco y negro", para ilustrar que Aston Martin ha comprendido el alcance de la enfermedad de su monoplaza, con la seguridad de un largo tratamiento que en su día responderá. Aunque como el mismo Alonso reconocía con sinceridad, de momento todo "son solo palabras".

Mientras tanto, el español terminó doblado en Spielberg y el Gran Premio de Austria solo fue negro, absolutamente negro. Con los antecedentes de Montmeló y Spielberg, y las fulgurantes curvas de Silverstone que ahora llegan, Fernando Alonso encarna en estos tiempos al caballero de la triste figura, cuya trayectoria y pedigrí no merece semejante tortura.

Aston Martin y Fernando Alonso tocan nuevas profundidades en el Gran Premio de Austria. No por el anuncio preventivo del piloto deja de resultar flagrante y hasta insólito constatar la caída a los infiernos del equipo británico. Puesto número 18 para el asturiano. Duro, durísimo.

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