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"Me considero un genio de la F1": ¿debería el salvador Briatore escuchar a Carlos Sainz?
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"Me considero un genio de la F1": ¿debería el salvador Briatore escuchar a Carlos Sainz?

Briatore vuelve con 74 años y el convencimiento de que dará la vuelta a Alpine y le llevará al podio en 2026. En sus etapas anteriores sus equipos triunfaron, pero con polémica

Foto: Briatore vuelve a la Fórmula para recuperar Alpine. (EFE/Bruno Pool)
Briatore vuelve a la Fórmula para recuperar Alpine. (EFE/Bruno Pool)

Tal es su confianza, que estos días ha realizado una firme declaración de principios: "En 2026 ganaré carreras, el Alpine subirá al podio. Luego, cuántas no lo sé” sentenciaba en la emisora italiana Radio Rai. “Este año tenemos muchas desventajas, estamos remodelando todo el equipo. Pero he recibido plenos poderes de Luca de Meo. Estoy acostumbrado a utilizarlos y te garantizo que dentro de dos temporadas estaremos hablando de podios”. Olé.

Personalidad irrepetible, carismática y polémica, conoce a la perfección los hilos que mueven la Fórmula 1, como ya demostró en el pasado en la época de Benetton primero (Michael Schumacher), y de Renault (con Fernando Alonso) después.

Y quién sabe con Carlos Sainz si el español se decantara por la oferta que le ha presentado el italiano. “Increíblemente, Carlos está libre todavía, estamos dispuestos a tenerle en el equipo y haremos lo que podemos” ¿Habrá dos sin tres?

placeholder Briatore no ha dejado de estar presente en el paddock de la Fórmula 1 (Xavi Bonilla / DPPIAFP7)
Briatore no ha dejado de estar presente en el paddock de la Fórmula 1 (Xavi Bonilla / DPPIAFP7)

El iconoclasta de la gorra hacia atrás

La familia Benetton ya se puso en manos de un inquieto, ambicioso y carismático ejecutivo de la filial americana que llegó a la marca con más conchas vitales que un galápago, aunque a través de un pasado algunas veces turbio, según la leyenda antes de llegar a la marca italiana de ropa.

Llegó a la Fórmula 1 en 1988 vía departamento de marketing del equipo, aunque no tenía el menor interés por la Fórmula 1. En 1990 ya era el máximo responsable. “Mecánicos”, llamaba a los otros jefes de equipo, y se escandalizaba por el derroche económico de la especialidad. “Gastar está bien, despilfarrar es criminal”. La Fórmula 1 era un espectáculo y como tal había que tratarlo.

"Siempre me pareció estúpido que se gastaran millones sin fin tratando de encontrar una nueva tecnología para obtener una ventaja, luego todos los demás tienen que gastar el dinero, ¡y después de tres meses todos volvemos a ser iguales! Y ninguno mejoraba el producto”, repetía como voz solitaria en el desierto de los ‘Mecánicos’.

placeholder con 74 años, Briatore se siente con fuerzas para reflotar Alpine (Xavi Bonilla / DPPIAFP7)
con 74 años, Briatore se siente con fuerzas para reflotar Alpine (Xavi Bonilla / DPPIAFP7)

Por su trayectoria previa, Briatore se hizo un deliberado iconoclasta, como simbolizaba su famosa imagen en boxes con la gorra hacia atrás. Atractivo físicamente, extrovertido, con ‘charme’ italiano, era un ‘desclasado’ para los Williams y Dennis de toda la vida. Sin pelos en la lengua, su imagen de play boy relacionado con las más famosas modelos (como Naomí Campbell o Heidi Klum) le convirtieron en su propio icono de la Fórmula 1.

Uno de los mejores en el 'Club de la Piraña'

Dentro del equipo aplicó su personal filosofía: la gestión de la naturaleza humana. Sin experiencia en la Fórmula 1 ni el mínimo interés en la parte técnica, sabía escuchar, colocar a las personas adecuadas en el sitio adecuado, y delegaba a conciencia, aunque sancando el hacha sin diplomacia y con estilo rudo y directo, implacable con los pilotos o miembros del equipo que, a su juicio, no funcionaban.

El veterano Ricardo Patrese, uno de sus primeros pilotos, personalizaba este enfoque implacable: “Briatore dijo que tenía que ficharme, que no podía vivir sin mí debido a mi conocimiento de las suspensiones activas de Williams”, recordaba el italiano, “pero después de tres o cuatro carreras, el señor Briatore decía que no era lo suficientemente rápido y que era hora de retirarme".

"Me gusta mantener las cosas lo más simples posible, tener el control y saber lo que sucede en todo momento. Lo importante es conseguir a las personas adecuadas en los puestos superiores de la empresa y luego conservarlas, haciéndolas sentir que cuentan con confianza y apoyo. Pragmático, asertivo y directo, cada explicación técnica de sus ingenieros debía tener sentido para él. Llegaron los dos títulos con Michael Schumacher en Benetton.

Sus colegas entendieron pronto a quien se enfrentaban. El veterano ‘zorro’ Eddie Jordan perdió a Michael Schumacher a manos de Briatore poco después de su sensacional debut en el GP de Bélgica de 1991 porun hábil golpe de mano. No tuvo en menor escrúpulo en levantar del monoplaza al brasileño Roberto Moreno. También quitaría de las manos de Ron Dennis a Jos Verstappen, padre de Max. Pronto se convirtió en uno de los más avezados exponentes del “Club de la Piraña”.

Auge con Alonso y caída con el 'Crashgate'

La marcha de Schumacher dió por terminada en 1997 su primera experiencia. Fue entonces cuando confirmó su sagacidad para los negocios. Invirtió sus ganancias en su trayectoria con Bennetton para comprar los motores de Renault, que dejaba la Fórmula 1, y a los que rebautizó Mecachrome primero y Supertec después. Hizo una fortuna suministrándolos a equipos de Fórmula 1, empezando por el propio Benetton. En paralelo, desarrolló la marca Billonaire y otros negocios en el mundo del ocio de alto nivel.

Renault adquirió Benetton para su retorno a la Fórmula 1 en 2000 y, lógicamente, llamó a Briatore al frente. Avispado y siempre atento a las grandes promesas, el italiano se había hecho con los derechos de tímido piloto español que destacaba por su precocidad y talento: se llamaba Fernando Alonso. El italiano aplicó nuevamente sus principios de gestión y logró dos nuevos títulos en su palmarés, los dos primeros para la marca francesa, y los únicos del español hasta el momento.

Al frente del equipo francés llegó su caída en desgracia con el Gran Premio de Singapur de 2009, el famoso ‘crashgate’ de Nelsinho Piquet, una maniobra orquestada por Briatore y su fiel Pat Symonds para intentar convencer a la cúpula de Renault de la continuidad en la Fórmula 1.

Aunque Alonso ganó en uno de los mayores escándalos en la historia de la Fórmula 1, el fabricante francés se retiró. Tras defenestrar al piloto brasileño, el padre y tricampeón del mundo Nelson Piquet, denunció públicamente a Briatore. Alejado de la Fórmula 1 de por vida por la FIA, apeló a la jurisdicción ordinaria, que redujo la sanción a tres años.

"Tengo la motivación para hacerlo"

Briatore se empleó desde entonces a fondo en numerosos negocios, incluyendo su paso por el fútbol británico al adquirir el Queens Park Rangers junto con Bernie Ecclestone. Se casó con la modelo italiana Elisabetta Gregoriaci, tuvo un hijo con ella (una hija con Heidi Klum, no reconocida), superó un cáncer y varios problemas de salud durante el COVID. Sin embargo, se ha mantenido en contacto directo con la Fórmula 1, y ha seguido gestionando la carrera de Fernando Alonso en sus momentos clave.

Con 74 años, Flavio Briatore vuelve a una Fórmula 1 que ha girado con Liberty hacia la visión que él defendía en solitario en el pasado. “Siento que tengo la motivación para hacerlo, que es posible hacerlo, es posible volver a poner al equipo en la dirección correcta y eso es lo que me gusta, volver a la competición”. No sorprende que Carlos Sainz se tomé todo el tiempo necesario para meditar la oferta de Flavio Briatore. El pasado le avala.

Tal es su confianza, que estos días ha realizado una firme declaración de principios: "En 2026 ganaré carreras, el Alpine subirá al podio. Luego, cuántas no lo sé” sentenciaba en la emisora italiana Radio Rai. “Este año tenemos muchas desventajas, estamos remodelando todo el equipo. Pero he recibido plenos poderes de Luca de Meo. Estoy acostumbrado a utilizarlos y te garantizo que dentro de dos temporadas estaremos hablando de podios”. Olé.

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