Un proyecto con nulo margen de error

Realizar la tanda de fichajes más sonada de la historia del fútbol ha llevado al segundo Real Madrid de Florentino Pérez a situar el listón del éxito a muchísima distancia de lo realmente razonable. Así, tras caer este martes por la mínima ante el Olympique de Lyon en la ida de los octavos de la ‘Champions’, se comenzaron a escuchar las primeras voces de alerta.

Jorge Valdano, director general y adjunto a la presidencia del conjunto blanco, afirmó tras la derrota que ahora “no nos podemos permitir un solo error". Hablaba concretamente del partido de vuelta, que se jugará el 10 de marzo en el Santiago Bernabéu, pero bien se pueden extrapolar esas palabras al conjunto del proyecto deportivo liderado por Manuel Pellegrini.

En el inicio de la temporada, el triplete logrado por el FC Barcelona y la ilusión generada por CR9, Kaká y compañía hizo que reinara implícitamente en el ambiente madridista el ansia de igualar este mismo año la histórica hazaña de su eterno rival. Los primeros meses fueron complicados, y las dudas se convirtieron en críticas feroces tras la humillante goleada (y posterior eliminación) ante el Alcorcón de 2ªB en la Copa del Rey.

El equipo se repuso y las estrellas comenzaron a ofrecer una mejor cara antes de Navidad. Los buenos resultados en Liga permitieron seguir al líder, el Barça, y en el duelo directo del Camp Nou se mostró muy buena imagen y se acabó con la sensación de que, pese a la derrota, el partido demostró que había pocas diferencias con los de Guardiola.

En 2010, se continuó ganando partidos ligueros, alguno tan relevante como el de Riazor, lo que logró afianzar la confianza de la masa social madridista alrededor de su equipo. Hasta que ha llegado la derrota de Lyon. Tras los 90 minutos del estadio de Gerland, el Madrid (y Pellegrini, principalmente) salieron con unas dudas que ya creían haber logrado erradicar después de meses de ‘terapia’.

Pellegrini volvió a dar explicaciones

El entrenador chileno se vio obligado de nuevo a dar explicaciones sobre sus planteamientos tácticos, nada entendidos por la prensa. Y Valdano no dudó en hacer pública su decepción con el equipo: "Me llevo un mal resultado y una mala impresión".

Después, atenuó sus palabras con la esperanza de la remontada en la vuelta: "Nos queda el Bernabéu, pero el resultado nos obliga a hacer un partido de concentración máxima porque no nos podemos permitir un solo error", aseguró Valdano, que lamentó que contra los de Claude Puel el equipo blanco diera una imagen tan alejada de la acostumbrada durante las últimas fechas.

Pero en definitiva, la tercera derrota en tres partidos del Madrid en Lyon, que como las anteriores no es definitiva y es totalmente remontable, sí ha servido para levantar algunos ‘fantasmas’ que los blancos no logran enterrar definitivamente.

Uno es la barrera de los octavos de final, donde se ha caído en las últimas cinco ediciones de la Liga de Campeones, lo que supone el mayor bache en Europa en toda su historia. Y el otro es el miedo al fracaso en una temporada donde se han autoimpuesto (con ayuda de la prensa afín, que genera enormes expectativas olvidando los tiempos de adaptación necesarios y la lógica que impone todo deporte) un éxito obligatorio. En ese ambiente enrarecido, de nada valen las explicaciones tácticas de un entrenador. Los críticos siempre saben más que él y sus jefes se reducen a pedir lo esencial, resultados.