El Fulham, un equipo que en 2008 esquivó el descenso

El gran "cuento de hadas" del Fulham, como muchos lo llaman en Inglaterra, puede decirse que comenzó el 11 de mayo de 2008 en el Fratton Park, estadio del Portsmouth. Allí el delantero Danny Murphy dio a los "cottagers" en el minuto 76 el único tanto del encuentro que necesitaban para llevarse a casa los tres puntos y romper un empate a goles con el Reading que les salvó del descenso.

Gracias a aquella hazaña, cinco meses después de la llegada de Roy Hodgson como técnico, el Fulham se aseguraba la décimo séptima plaza y enfilaba su octavo año en la "Premier". Fue en la temporada 2008/2009 cuando consiguió la séptima plaza, con la que accedió a la fase previa de la Liga Europa.

Era su segunda aventura en el continente, después de la Intertoto lograda en 2002 ante el Bolonia, y la inició en Lituania, en un caluroso día de verano hace ahora nueve meses. Una victoria de los "Cottagers" ante el FK Vetra por un resultado global de 6-0 les permitió avanzar en las fases de clasificación y viajar a Rusia para medirse al Amkar Perm.

Ya entre septiembre y diciembre superó en la fase de grupos al CSKA Sofia, al FC Basilea y al Roma. Pero fue en dieciseisavos de final cuando afrontó el que el jugador del Fulham, Breden Hangeland, consideró "el punto fuerte de la temporada": su partido ante el Shakhtar Donestsk ucranio, al que tumbó por 2-3 en el resultado global.

La aventura de este club inglés, con 131 años de historia y sin grandes nombres en su plantilla, prometía, aunque los discípulos de Roy Hodgson sólo pensaban que las eliminatorias que iban pasando eran ya un éxito. En octavos de final el Fulham se encontró con otro gran reto ante el Juventus, al que dejó atrás con una ventaja global de 5-4.

Una temporada volcada en Europa

Mientras en la liga inglesa, los "blancos" no tenían grandes aspiraciones -finalmente han terminado duodécimos en la tabla-, sus esperanzas se depositaron en Europa con el objetivo de llevarse el primer gran título de su historia. Durante la temporada, revivieron jugadores afincados hacía tiempo en el club, como Danny Murphy y Simon Davies, y se desveló el talento de otros como Hangeland, quien ya había entrenado con Hodgson en el equipo noruego Viking Stavanger, Mark Schwarzer, Zoltan Gera, Bobby Zamora y Damien Duff. En abril, el Fulham llegó a cuartos de final y venció al Wolfsburg por una ventaja de dos goles y un total de tres tantos, anotados por Zamora (2) y Duff (1).

Llevar hasta esa escena a un equipo que el multimillonario de origen egipcio Mohamed Al Fayed adquirió en 1997 como club de Tercera división otorgó un enorme crédito a Hodgson, al que la prensa británica vincula ya a distintos destinos para el próximo año, como el Liverpool, del que podría salir Rafa Benítez.

También se ha hablado de la posibilidad de que asuma el puesto de seleccionador nacional si el actual, el italiano Fabio Capello, la dejara después del Mundial. En una exigente semifinal, el Fulham viajó más de 900 kilómetros en autobús desde el sur de Inglaterra hasta el norte de Alemania para disputar su encuentro de ida ante el Hamburgo debido a los problemas en el tráfico aéreo que afectaron en abril a la mayor parte de Europa por las cenizas procedentes del volcán islandés Eyjafjalla.

Un empate sin goles en el estadio alemán, seguido de una victoria por 2-1 en el Craven Cottage, con tantos de Davis y Gera, permitieron al Fulham inscribirse en la cita final de la competición.Una simple pero efectiva formación de 4-5-1 empleada habitualmente por Hodgson y una plantilla caracterizada por su inflexible defensa, además de la disciplina y dedicación, fue el ingrediente que utilizó el técnico, con 34 años de experiencia como entrenador, para llevar al Fulham hasta esa final.