Cesc cree que sería azulgrana con Laporta de presidente

Un verano más Cesc Fàbregas se ha convertido en uno de los grandes animadores del mercado futbolístico. Y uno año más, y van cuatro, el internacional español no cambia de equipo y sigue jugando en el Arsenal. Años atrás, Real Madrid y Barcelona se disputaron su fichaje. Unas veces Wenger y otras su propia indecisión le dejaban en el club londinense temporada tras temporada. En esta ocasión, la historia ha cambiado y ha sido uno de los interesados en su fichaje, la entidad azulgrana, la que ha dejado tirado al jugador formado en La Masía. Eso al menos es lo que piensa Cesc y su entorno. Su barcelonismo le impide atacar a los dirigentes del Barcelona,pero por diferentes causas no han cumplido con la parte del acuerdo al que llegaron con el jugador y por el cual el todavía cerebro del Barcelona confesó, antes del Mundial, su deseo de regresar a la que fue su casa para jugar en el Camp Nou.

Es cierto que el pacto lo cerró con Laporta y que ha sido Rosell el que,tras llamar al Arsenal, se retiró de la puja ante lo mucho que pedía el club inglés por su traspaso (60 millones de euros). Estos movimientos han llevado a pensar al jugador que de no haberse producido el cambio en la presidencia ahora mismo estaría jugando en el Barcelona y no en la Premier como capitán del Arsenal. Ese deseo que anunció días antes de concentrarse con la selección para preparar el Mundial, le cerró las puertas del Real Madrid. En la entidad madridista no se veían con fuerzas para afrontar una dura operación con el Arsenal tras su declaración de amor a lo azulgrana.

El Madrid descartó su fichaje al traer a Özil

Los dirigentes del club blanco no han bajado los brazos. Durante el verano y siempre a través de terceros le han hecho llegar al jugador el interés por su posible fichaje, pero en ningún momento realizaron aproximación alguna hacia Londres para negociar con el Arsenal. El objetivo de este verano era el de no conseguir que no fichara por el Barcelona. El próximo año la historia será otra y la afición ya no recuerde lo que Cesc dijo sobre el que fue su equipo. Mientras, el Real Madrid fichaba a Özil, jugador que se mueve en parecida demarcación a la del ex azulgrana, con lo que demostraba que su llegada al Real Madrid es más que complicada. Por cierto, los dirigentes del Barcelona hicieron exactamente lo mismo con el alemán. El objetivo no ver al es del Werder vestido de blanco. Incluso Guardiola habló con el jugador para frustar su llegada al Bernabéu.

Sandro Rosell dijo desde un principio que no pensaba llegar a los 60 millones de euros, cifra en la que Wenger tasó la salida de Cesc y que Joan Laporta sí que hubiera pagado. El actual presidente dijo que las locuras se habían terminado. Durante el verano intentó dos acercamientos al Arsenal. En el primero pidieron los citados 60 millones y en el segundo, últimos días de agosto, Wenger se negó en rotundo a negociar. Primero se lo dijo al jugador y después a Rosell.

El Barcelona no ha estado a la altura

La consecuencia de este cuarto culebrón protagonizado por Cesc es que la moral la tiene por los suelos, tal y como se comprobó en el estadio Monumental ante Argentina. Se le vio muy lejos de su mejor forma y con poca motivación. No esperaba seguir viviendo en Londres y ver día tras día a Wenger no le va a resultar sencillo. Cree que necesitaba nuevos estímulos en su carrera, algo que no va a encontrar en el Arsenal, equipo al que está más que agradecido por apostar por él cuando no era más que un juvenil, pero del que piensa que ya ha terminado su etapa como un 'gunners' más. Por unas u otras causas, el Barcelona no ha estado a la altura y no ha conseguido liberarle de su compromiso, cuando el jugador sí que dio el paso de
decantarse públicamente por el club azulgrana. Alguien ha fallado en toda esta historia.