Rosell aprovecha su viaje a Londres para impedir que Cesc Fábregas fiche por el Madrid

Al poco de aterrizar en el Barcelona se enteró de la marcha de un chaval llamado Cesc Fábregas. Sandro Rosell acababa de ser nombrado vicepresidente por Joan Laporta pero nada pudo hacer. La decisión ya estaba tomada. Ocho años después, presidente y jugador han vuelto a cruzar sus destinos. Esta vez como rivales. Todo hacía indicar que Rosell nada más llegar a la presidencia del Camp Nou iba a poner fin al exilio del azulgrana de corazón, pero nada de eso. Los 30 millones de euros que supuestamente el Barcelona ofreció por su fichaje no fueron tenidos en cuenta por el club que preside Peter Hill-Wood.

La negativa no importó mucho en la Ciudad Condal. "No hay peligro, no se irá al Real Madrid", afirmaron los directivos del Barcelona al ver cómo Cesc no cumplía con el deseo de los que son sus compañeros en la selección de verle con la camiseta azulgrana, más allá de la ¿broma? de la celebración del título mundialista. Han pasado los meses de aquellas imágenes, siete concretamente, y la situación ha cambiado. La alarma se ha encendido entre los dirigentes del actual campeón de Liga. Saben que en esta ocasión la amenaza del Real Madrid es seria y, lo que más preocupa al fin y al cabo, es que el jugador ya está dispuesto a aceptar la propuesta blanca.

Rosell sabía que tenía que reaccionar, que tenía que mover pieza y qué mejor que aprovechar el enfrentamiento con el Arsenal para acercar posturas, para tender la mano a los dirigentes del club inglés para bien iniciar unas negociaciones o bien para sentar las bases de futuros encuentros. El presidente azulgrana sabe que no puede cruzarse de brazos ante la amenaza madridista. Era una ocasión única. Primero, encuentro con Peter Hill-Wood y resto de directivos, para después compartir palco durante dos horas en el flamante Emites Stadium. Rosell no estaba solo. En Londres estaban Javier Faus, Carles Villarrubí y tres directivos más. No desaprovechó la ocasión. Mensaje claro y conciso del máximo mandatario azulgrana: "Avisad, por favor, en caso de que Cesc vaya a salir del Arsenal". Y es que en el Nou Camp han entendido que no pueden quedarse como si nada viendo cómo el preferido de la afición se marcha con destino al Real Madrid. El problema no es otro que lo delicado de la tesorería. En verano los directivos azulgranas dispondrán entre 30 y 40 millones de euros para fichar. Mucho para otros, pero poco para fichar al que fuera canterano del Barcelona.

El presidente hizo su trabajo en el palco, como lo hicieron los jugadores sobre el césped. El capitán del Barcelona fue el centro de las bromas de los azulgrana campeones del mundo. Le vacilaron antes de saltar al césped y en el saludo protocolario de antes del inicio del choque. Hay confianza y Piqué, por ejemplo, no se resigna a que uno y otro vuelvan a compartir vestuario. Quiere repetir hazañas vividas en la época cadete junto al hoy jugador del Arsenal, Messi y Víctor Valdés. Ayer volvieron a insistir para que diera la espalda a la oferta madridista. "El año que viene, con nosotros", le dijeron cuando atronaba el himno de la Champions. Pero las bromas del principio de los azulgranas quedaron en simples saludos al término del choque.

A Cesc le impone jugar contra el Barça

Ya con el partido iniciado, Cesc no fue el de otros días. Parece que le impresiona jugar ante los que fueron sus compañeros. Sin dejar de ser la referencia a la hora de crear juego en el Arsenal, el internacional español se atrinchera en el centro del campo y pierde la brillantez en el último pase que le ha llevado a ser considerado uno de los mejores centrocampistas del mundo. El mejor ejemplo de ello fue cuando en el minuto 81 se le nubló la vista en el área azulgrana cuando vio que delante tenía a Xavi, su gran 'rival', tanto en la selección como en un hipotético retorno. Eso sí, dos minutos después fue clave en el inicio de la jugada del segundo gol 'gunner', el de la victoria. De todas formas, baja en su aportación. Le pesa jugar ante el Barcelona. Wenger lo sabe y por eso le ha obligado a guardar silencio en las tres últimas semanas. El francés sabe que Cesc se juega mucho en este doble enfrentamiento ante el Barcelona.