La Premier puede ser la tabla de salvación de Wenger

Hasta ahora, el puesto de Arsene Wenger en el banquillo del Arsenal parecía tan seguro como los cimientos del Emirates Stadium. Ni siquiera la sequía de títulos en las últimas seis temporadas pusieron en duda su capacidad como técnico. El francés dotó a los gunners de un carácter especial a su llegada club inglés en 1996 e inculcó a sus jugadores su forma de entender el fútbol. Su figura siempre ha sido tan admirada como respetada y cuesta imaginarle fuera de Londres, pero los últimos acontecimientos le han arrancado el cartel de intocable. Aunque no ha habido ningún movimiento en los despachos del club que lleve a pensar en un recambio, lo cierto es que ha perdido gran parte de la confianza depositada en él.

La pérdida de la final de la Carling Cup ante el Birmingham, la eliminación de la Champions, y la reciente despedida de la Copa de Inglaterra este fin de semana dan cuenta de la nefasta campaña del Arsenal. Con este plantel, Wenger ve en la Premier la única solución para salvar la temporada y en el peor de los casos, su cabeza. Todo dependerá de la imagen del equipo de aquí a junio y de su entrega en la lucha por el campeonato.

La derrota ante el Manchester United este fin de semana ha supuesto el tercer varapalo para los londinenses en apenas dos semanas. El pase a semifinales estaba en juego, pero el Arsenal apenas tuvo presencia en el terreno de juego, donde los de Alex Ferguson sí supieron amarrar la clasificación. Aún estaba reciente el mazazo europeo y el equipo, de nuevo sin Cesc, lo acusó. Pero lo que más irrita a la afición, por encima de la derrota, son los planteamientos de Wenger.

El técnico francés protestó efusivamente tras el encuentro en el Camp Nou y cargó contra el árbitro suizo Massimo Busacca. Según Wenger, el colegiado fue el responsable de la derrota del Arsenal ante el Barcelona al mostrar la segunda amarilla de forma muy rigurosa a Robbie Van Persie, lo que significó su expulsión y que el equipo jugase con diez durante los minutos más decisivos del encuentro, pero lo cierto es que los ingleses no desplegaron un fútbol que mereciera la victoria. Y aunque la prensa inglesa criticó las decisiones arbitrales y calificó el partido como "robo", Wenger también se llevó parte de los palos.

La conquista de la liga podría ser su indulto

Así las cosas, fuera de Europa y sin dos de sus trofeos domésticos, el Arsenal se juega todo a una carta. Su posición en la Premier mantiene vivas sus opciones de proclamarse campeón, pero para ello tendrá que ganar el mano a mano que mantiene con el United. A solo tres puntos de los diablos rojos, el conjunto de Londres tiene una oportunidad única de asaltar el liderato aprovechando cierta ventaja sobre el Chelsea, y sobre todo sobre el Liverpool. Con la liga bajo el brazo, Wenger recuperaría la confianza del presidente, Peter Hill-Wood, y su asiento en el banquillo conservaría su nombre. Sin la Premier, está por ver.