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La Junta, 'la Secta' y los siempre complicados fichajes del Barcelona
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LA EXTRAÑA RELACIÓN ENTRE LOS JUGADORES Y LA DIRECTIVA AZULGRANA

La Junta, 'la Secta' y los siempre complicados fichajes del Barcelona

¿Fichar o no fichar? El apartado de reforzar la primera plantilla se ha convertido en el Barcelona en algo más que una simple discusión presidente-entrenador-dirección deportiva.

Foto: La Junta, 'la Secta' y los siempre complicados fichajes del Barcelona
La Junta, 'la Secta' y los siempre complicados fichajes del Barcelona

¿Fichar o no fichar? El apartado de reforzar la primera plantilla se ha convertido en el Barcelona en algo más que una simple discusión presidente-entrenador-dirección deportiva. Hay miedo a fichar, o al menos vértigo. Unos y otros se mueven en diferentes parámetros a la hora de valorar a los posibles refuerzos, en los que incluso llegan a participar los jugadores, el núcleo duro de la plantilla azulgrana. Piqué, Puyol o Xavi tienen voz y en algunas ocasiones voto en las decisiones que adoptan en este sentido por el Camp Nou.

Fichar en el actual campeón de Europa se ha convertido en un ejercicio de riesgo y no hablamos de fracasos como los vividos con Chygrynskiy. Tal es el miedo que Guardiola ha preferido una plantilla corta antes de llenar el vestuario de jugadores que no son del agrado del resto de moradores del templo del jugador de fútbol. Sucedió con Eto'o, meses más tarde con Ibrahimovic y ahora es el turno de Cesc. Jugadores que han pasado por el plebiscito de las fuerzas vivas de la plantilla antes de continuar o de aparecer por la Ciudad Condal. Confía más en el orden de la cantera que la presencia de nuevas estrellas que alteren su orden establecido.

'Obligados' a negociar por Cesc

Por el del Arsenal han levantado la voz en el vestuario, secundados por el entrenador. Dejando de lado el gesto del pasado verano cuando Piqué y Puyol colocaron a Cesc la camiseta del Barcelona en plena celebración del Mundial, las declaraciones de los dos, alguna de Xavi, y diferentes gestos hacia el jugador que se fue de La Masía hace ya siete años, han colocado a la directiva que preside Sandro Rosell en la obligación de negociar con el Arsenal. No le ha quedado otro remedio. "Espero que termine siendo jugador del Barcelona" dijo Piqué. "Es un jugador que vendría muy bien al juego del Barcelona", afirmó el capitán o la acción de robar una foto del centrocampista de las instalaciones del Arsenal a un día de jugar la final de la Champions para colgarla de inmediato en Twitter. Han sido mensajes que en la directiva azulgrana creen que ha contribuido a aumentar la presión mediática respecto a la 'necesidad' de fichar a Cesc.

Si Rosell, antes de los últimos gestos, se sentía agobiado en este asunto, tal y como confesó a Florentino Pérez en una de las comidas de los Madrid-Barça, en los últimos días la presión se ha multiplicado. Además, las llamadas de Guardiola al jugador también han contribuido lo suyo. La consecuencia es que, desde el viernes, Barcelona y Arsenal ya negocian y lo hacen sin el convencimiento del presidente azulgrana.

A Rosell no le gusta 'La Secta'

La relación entre la actual Junta y los jugadores no es la mejor posible en el idílico escenario en el que se mueve el actual Barcelona, ése que medio mundo admira por su juego y su gestión. Muchos de ellos son hombres de Laporta. Llegaron con él al club y éste les concedió muchos de sus deseos, como era el de la vuelta de Cesc hace un año, pero que Rosell dejó en papel mojado. Al actual presidente no le gusta el poder que tiene el vestuario, bueno el núcleo duro formado por Piqué, Puyol y Xavi. Piensa que mandan en muchas de las decisiones que adopta el club. En más de una reunión de la Junta ha salido a relucir el asunto y tras minutos de conversación han pasado a llamar a los jugadores como 'La secta'. En los últimos meses así los mencionaban cuando querían hablar de ellos. No cuestionan el modelo, pero sí la gestión que se hace del mismo, pero los resultados mandan y por el momento nadie se atreve a poner en solfa ese dominio.

El último episodio, al margen de los vividos en el viaje a Londres para la final de la Champions -con las entradas y los viajes para los familiares- fue el que tuvo lugar en la fiesta de los campeones. Los jugadores provocaron que fuera un paseo express y una fiesta en el Camp Nou más rápida todavía. Poco importó que los aficionados esperaran durante horas bien al paso de la plantilla o bien a su presencia en el estadio azulgrana. El motivo, el concierto de Shakira en el Olímpico. Tal fue la celeridad de los jugadores que los fuegos artificiales, los de siempre en este tipo de eventos, tuvieron lugar a plena luz del día para sorpresa de todos y para indignación de Rosell y los suyos. Curiosamente cuando en el vestuario hablan de ellos se refieren a 'La Junta', sin ningún apego y con menos cariño aún.

Guardiola, con el cambio de Junta, quiso aislarse, buscar un hombre de su confianza y lo encontró en Zubizarreta, actual director deportivo. El técnico no quiere que nada perturbe el orden del vestuario y por eso goza de poder absoluto para hacer y deshacer, de manera muy semejante a la de Mourinho en el Madrid con formas muy diferentes. En los fichajes no quiere estridencias y nadie que le haga sombra a un Messi que pretende seguir siendo el jefe absoluto del equipo. Y si no se lo creen pregunten a Eto'o e Ibrahimovic. De ahí que no quiera a Neymar, capricho de Rosell.

¿Fichar o no fichar? El apartado de reforzar la primera plantilla se ha convertido en el Barcelona en algo más que una simple discusión presidente-entrenador-dirección deportiva. Hay miedo a fichar, o al menos vértigo. Unos y otros se mueven en diferentes parámetros a la hora de valorar a los posibles refuerzos, en los que incluso llegan a participar los jugadores, el núcleo duro de la plantilla azulgrana. Piqué, Puyol o Xavi tienen voz y en algunas ocasiones voto en las decisiones que adoptan en este sentido por el Camp Nou.

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