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El Atlético, preso de su sistema y de la prensa
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El Atlético, preso de su sistema y de la prensa

La llegada de Gregorio Manzano al Atlético de Madrid ha alimentado el dragón que el periodismo lleva dentro. Los días previos a su fichaje supusieron un

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El Atlético, preso de su sistema y de la prensa

La llegada de Gregorio Manzano al Atlético de Madrid ha alimentado el dragón que el periodismo lleva dentro. Los días previos a su fichaje supusieron un carrusel de opiniones en contra de los otros aspirantes y del posteriormente elegido. El debate ha sido curioso. ¿Qué buscaba el gremio periodístico? ¿La mejor opción para el Atlético? Para nada. No lo duden. En los días previos a la firma del contrato por parte del pupilo de Manuel García Quilón, cada uno ha intentado colocar a su candidato, a su amigo, al entrenador que mejor venía al medio en cuestión y lo peor es que la opinión de la prensa ha tenido su peso en la decisión de esa más que complicada e insostenible cabeza bicéfala del poder rojiblanco.

Tras el adiós al proyecto inicial de Miguel Ángel Gil con Luis Enrique, Toni y Kiko en el organigrama del club y con el que nunca estuvo de acuerdo Enrique Cerezo, Joaquín Caparrós pasó a figurar en las listas de casi todo el mundo, empezando por las del presidente. El Consejero Delegado veía la alternativa como una solución, pero fue escuchar y leer las primeras críticas al que puede volver a ser entrenador del Athletic, para que diera marcha atrás. Se apeló al sentimiento rojiblanco, al nulo conocimiento de lo que es el Atlético, a unas declaraciones pasadas, pero apunten a su amistad con algún periodista para que su candidatura se viniera abajo. Según pasan los días, dudo si fue por todo eso o, simplemente, porque era el elegido de Enrique Cerezo. Las dudas siguen aumentado.

Dejando de lado el debate periodístico del antes de la elección, lo que ya no es de recibo es considerar a Manzano culpable de todo lo que le ha pasado al Atlético en los últimos años o algo parecido. Y lo digo por lo que se ha dicho de la vuelta al Calderón del que fuera entrenador rojiblanco. Se ha dicho de todo de él e incluso ya se ha vaticinado un fracaso estrepitoso cuando todavía no se ha vestido de corto, ni sabe el equipo que tendrá. No entiendo ni comparto ese afán por arruinar el futuro rojiblanco.

A otros entrenadores se le ha dado todo tipo de márgenes para el error, pero a Manzano se le juzga y se le declara culpable antes de empezar. ¿Será por ser una persona educada y respetuosa con el trabajo de todo el mundo? Si ladrara, probablemente le iría mejor y no le recordarían episodios del pasado. Y si lo hacen se debe hablar de un entrenador que tuvo en su plantilla a jugadores como Musampa, Álvaro Novo, Nano, Lequi o Gaspar por citar a algunos.

Mal reparto de papeles

De todas formas, el Atlético, al margen de Manzano, no ha resuelto el problema. Y ése está dentro del club. No es normal que dentro de un mismo club, entre los dirigentes digo, haya dos líneas tan divergentes, tan distintas una de la otra. Es curioso, pero ni Cerezo es el presidente, ni Miguel Ángel Gil el Consejero Delegado. Uno y otro representan otro papel bien diferente. Uno dice que manda, pero no lo hace y el otro lo hace sin querer figurar. Complicado. Cuestión de reparto de papeles y de querer solucionar un problema que se tiene en casa. Nada más. Si lo afrontan, igual el Atlético recuperará gran parte del peso que ha perdido. A lo mejor hasta la prensa no tendría motivo alguno para inclinarse de lado de uno u otro y no condicionaría todas las decisiones del club.

La llegada de Gregorio Manzano al Atlético de Madrid ha alimentado el dragón que el periodismo lleva dentro. Los días previos a su fichaje supusieron un carrusel de opiniones en contra de los otros aspirantes y del posteriormente elegido. El debate ha sido curioso. ¿Qué buscaba el gremio periodístico? ¿La mejor opción para el Atlético? Para nada. No lo duden. En los días previos a la firma del contrato por parte del pupilo de Manuel García Quilón, cada uno ha intentado colocar a su candidato, a su amigo, al entrenador que mejor venía al medio en cuestión y lo peor es que la opinión de la prensa ha tenido su peso en la decisión de esa más que complicada e insostenible cabeza bicéfala del poder rojiblanco.

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