Rosell se niega a pagar los 40 millones que Wenger sigue pidiendo por Cesc

Arsene Wenger cumple con su papel. El técnico del Arsenal pactó con Cesc Fábregas el precio de su salida rumbo al Barcelona: 40 millones de euros, ni un céntimo menos. En ese acuerdo entre entrenador y jugador también se habló de la ausencia del centrocampista de la gira de pretemporada por Asia, circunstancias ambas que han sido respetadas escrupulosamente por el francés.

 

Wenger primero abrió la puerta a la negociación con el Barça, después permitió que el ex azulgrana no se entrenara con el equipo en los primeros días de trabajo junto al resto del equipo y, para terminar, accedió a que Cesc no se desplazara hasta el continente asiático, en esa nueva e incomprensible moda del fútbol por la que un jugador decide dónde y cuándo entrenarse cuando negocia su futuro, llegando algunos a declarse en rebeldía con contratos en vigor. Entonces, ¿qué ha fallado en toda esta historia? La capacidad negociadora de Sandro Rosell y la ausencia del compromiso dado por Guardiola al todavía jugador del Arsenal de que llegar a la cifra pedida por el club de Highbury.

 

Dos semanas después nada ha cambiado. Los mensajes entre las partes se suceden. Cesc calla y sigue a la espera, pero la mosca ya está merodeando en su oreja, tal y como ha sucedido en los últimos años. Cierto es que quedan cuarenta y cinco días de mercado, pero las escenas de veranso anteriores se repiten y la tensión crece en el entorno del jugador, que cada día se siente mas molesto con la actitud del presidente azulgrana. Los mensajes que le llegan de parte del técnico del Barcelona no terminan de tranquilizar al campeón del mundo. Cesc ha dado el paso, de nuevo, de mostrar claramente su intención de jugar en el Barça, pero la respuesta que obtiene desde la Ciudad Condal no es de la misma intensidad a lo hecho por él. La falta de liquidez del club blaugrana parece decisiva en esta ausencia de movimientos de aproximación.

 

Otros dos canteranos 'robados', según Rosell

 

Wenger marcó la pauta a seguir en el proceso. No olvidemos que vende por deseo del jugador y del Barcelona, por lo que no entiende las declaraciones de los azulgrana exigiendo la 'liberación' del centrocampista al precio que sea. En el Camp Nou saben que el precio de salida de Cesc es de 40 millones y lo es desde el primer día que se iniciaron las negociaciones. Rosell se niega, no le falta razón en ese caso, a pagar lo que pide el francés por lo que él considera robo de dos jugadores de la cantera azulgrana. El presidente ha valorado a Toral y Ballester en seis millones de euros, cantidad que por Londres consideran desproporcionada.

 

Ante este panorama, el francés, responsable técnico y también a la hora de fichar y de renovar a los jugadores de la actual plantilla del Arsenal, ha propuesto a Cesc ampliar y mejorar el contrato que firmó en agosto de 2010. Ahora mismo, el vínculo que le une con el Arsenal termina el 30 de junio de 2015 y Wenger le ofrece dos años más, colocando su salario sobre los ocho millones de euros.