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Mata y Torres, obligados a convivir con el egoísmo de los africanos y la envidia a Lampard
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EL VESTUARIO DEL CHELSEA, UN POLVORÍN

Mata y Torres, obligados a convivir con el egoísmo de los africanos y la envidia a Lampard

Tras la balsámica victoria liguera del Chelsea ante el Wolverhampton de hace siete días, el técnico blue André Villas-Boas, trataba de echar abajo el rumor creciente

Foto: Mata y Torres, obligados a convivir con el egoísmo de los africanos y la envidia a Lampard
Mata y Torres, obligados a convivir con el egoísmo de los africanos y la envidia a Lampard

Tras la balsámica victoria liguera del Chelsea ante el Wolverhampton de hace siete días, el técnico blue André Villas-Boas, trataba de echar abajo el rumor creciente en las islas que afirma que su vestuario está dividido. "Hablar de diferencias entre algunos jugadores no tiene sentido", apuntó con la boca pequeña tras sentirse ganador tras cuatro partidos seguidos sin conocer la victoria.

Pero lo cierto es que la caseta de la ciudad deportiva de Cobham donde se cambian las estrellas del Chelsea (entre ellos los españoles Juan Mata -gran protagonista de este domingo en la victoria de su equipo ante el Porstmouth en la FA Cup- Fernando Torres y Oriol Romeu) echa chispas desde hace meses, amenazando con estallar en cualquier momento. Tanto es así que según han confesado a El Confidencial fuentes cercanas a la actividad diaria del equipo, reducir las tensiones entre los futbolistas es la auténtica prioridad de Villas-Boas en su primera campaña al frente de este grande de Inglaterra.

Los problemas son dos básicamente. Por un lado, las envidias que despierta el alto estatus de Frank Lampard y John Terry, cuyos desorbitados sueldos (unos ocho millones de euros anuales, los más altos de la Premier en su día) no son comprendidos por algunos compañeros que les reclaman a sus dos capitanes mayor rendimiento en el césped. Por el otro, el egoísmo e individualismo de los jugadores africanos de la plantilla que, comandados por Didier Drogba (tercer capitán), forman una camarilla cuyo contrapoder enturbia el día a día del vestuario.

Villas-Boas se llevó desde Portugal en su maleta los viejos valores futbolísticos del compromiso de grupo, el sacrificio solidario en el campo y la necesidad de jugar pensando siempre en el bien común. Con ellos triunfó en el Oporto, pero a su llegada al Chelsea no es capaz de que la plaga de cracks con la que se ha encontrado los haga suyos.

Los africanos y su individualismo

En el conjunto londinense, la mayoría de los jugadores de origen africano (que cierto es que en su ADN llevan impreso un exagerado instinto de supervivencia que complica a veces su vida en grupo) hace siempre la guerra por su cuenta, lo que es algo que se ha instaurado prácticamente como característica del 'estilo Chelsea'.

A ello se ha unido en la presente temporada, entre otras cosas, las excentricidades fuera del campo de Lampard, jugador que vive como un caballero británico, con chófer y asistentes personales incluidos. Esta realidad nunca había supuesto problema futbolístico alguno hasta que hace unas semanas el internacional inglés fue relegado al banquillo en algún duelo importante. A partir de ese momento, Villas-Boas conoció el perfil más desafiante de Lampard.

Evidentemente, esta atmósfera repercute en los tres españoles, aunque las consecuencias parecen diferentes en cada uno. Fernando Torres, con uno de los sueldos más altos y competidor directo de Drogba, ha sufrido (más si cabe) por su crisis de juego y goles con estos compañeros que si el ambiente fuera otro más idóneo. El ex del Liverpool pelea día a día por regresar a su nivel desde dentro de una burbuja donde sólo deja entrar a aquellos jugadores que le ayudan y no le miran mal, como el portero Petr Cech, por ejemplo. Poco a poco lo está logrando bajo el paraguas de Villas-Boas, por suerte, quien más confianza le ha mostrado.

La solidaridad de Mata, clave en su adaptación

Precisamente, el mejor socio de Torres está siendo Juan Mata, quien sin embargo ha sufrido la adaptación contraria a la del madrileño. Desde el primer momento, su visión de juego, solidaridad en el pase y el esfuerzo general le han evitado enemigos. Al contrario, en el campo él se sabe necesario para el ataque del actual Chelsea, aunque sufra en sus carnes el individualismo de los antes citados.

Y por último, mucho dice de Oriol Romeu su gran evolución en el equipo ante esta coyuntura. Convivir con situaciones desagradables (o por lo menos, no agradables) a diario le está suponiendo la mejor de las milis cuando a más de una promesa le hubiera hundido. El catalán, lejos de arrugarse, ha conseguido que sus virtudes futbolísticas le lleven a la titularidad en el centro del campo de todo un favorito a la Champions, cuando el pasado año militaba en el filial del Barça.

Desde el club posesión del magnate ruso Roman Abramovich se ha intentado satisfacer los deseos de Villas-Boas, buscándole salida a los problemáticos. Así, se ha rumoreado con la venta del propio Drogba y de Salomon Kalou, después de conseguir la marcha de Anelka. Pero la proximidad de la Copa de Africa, donde los dos delanteros blues acuden con Costa de Marfil, ha calmado la situación y se esperará al próximo mes de julio para hacer movimientos.

La oportunidad de Torres

Precisamente, en esta circunstancia se basará Torres para reivindicarse en las próximas semanas. De momento, la mejoría en su juego es evidente aunque los goles no terminan de llegar. Mientras, su entrenador trata de enmascarar la cruda realidad que se vive a diario, a la vez que intenta que todas las heridas estén cerradas cuando llegue la fase decisiva de la temporada.

Por ello, Villas-Boas sacó pecho a través de cómo sus jugadores celebraron el determinante gol in extremis de Lampard el lunes: "Reflejó que todos estamos unidos en un mismo objetivo". Pero él es el primero que sabe que, de momento, esto no es verdad.

Tras la balsámica victoria liguera del Chelsea ante el Wolverhampton de hace siete días, el técnico blue André Villas-Boas, trataba de echar abajo el rumor creciente en las islas que afirma que su vestuario está dividido. "Hablar de diferencias entre algunos jugadores no tiene sentido", apuntó con la boca pequeña tras sentirse ganador tras cuatro partidos seguidos sin conocer la victoria.

Juan Mata