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Maradona pierde su credibilidad futbolística en los banquillos
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SU CARRERA COMO ENTRENADOR ES UN FRACASO HASTA FECHA

Maradona pierde su credibilidad futbolística en los banquillos

Nadie dijo que ser el mejor jugador del Mundo fuera sinónimo de saber de fútbol. O al menos de estar capacitado para transmitir los secretos del

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Maradona pierde su credibilidad futbolística en los banquillos

Nadie dijo que ser el mejor jugador del Mundo fuera sinónimo de saber de fútbol. O al menos de estar capacitado para transmitir los secretos del juego. Diego Armando Maradona es el más claro ejemplo. Considerado uno de los cinco mejores futbolistas de todos los tiempos, si no el mejor, el genio argentino cuenta su carrera en los banquillos por fracasos. Nada hay de la excelencia del Maradona jugador en su actual faceta de entrenador. Su última aventura en Emiratos Árabes confirma la regla. Cesado por el Al Wasl, los dirigentes se casaron de la incompetencia de Maradona para llevar al equipo a buen puerto. Y eso que el dinero nunca fue problema para contar con una buena plantilla y del tiempo para darle forma. Prueba de ello es que hace dos meses había renovado su contrato.   

El Al Wasl árabe no es más que el último de una serie de fiascos que hacen pensar en las dificultades de Maradona para saber transmitir el fútbol que lleva en la cabeza y que sus pies interpretaban a las mil maravilla. Quizá le faltó formación para convertirse en un entrenador en toda regla. Alguien que le trazara un plan para enseñarle a sacar todo el fútbol que llevaba dentro. Movido por la sanción que recibió por su doping en el Mundial de Estados Unidos en 1994, Maradona decidió no alejarse de los terrenos de juego y comenzó su carrera como técnico en el Mandiyú de Corrientes. Si no podía estar adentro, qué mejor que seguirlo desde la banda. Sin embargo, la línea que separa el terreno de juego de los banquillos fue un abismo para él. Enredado en múltiples disputas con la directiva, Maradona abandonó antes de acabar la temporada y con el equipo a un paso del descenso. Un primer fracaso que, sin embargo, no desanimó a Diego.

La idolatría del fútbol argentino hacia la figura de Maradona le valió al Pelusa un nuevo contrato como entrenador. Esta vez en las filas de Racing de Avellaneda. Era el año 1995 y la sanción por dopaje había llegado al ecuador. El reto de Racing, en la Primera división argentina, tampoco terminó bien. De hecho, Maradona abandonó la dirección del equipo antes de concluir la temporada. Dos partidos ganados fueron todo su bagaje... Demasiado como para repetir experiencia, más cuando la temporada siguiente se comprometió con Boca Juniors para su esperada vuelta a los terrenos de juegos. Esta vez, sí, como futbolista. 

El reencuentro con los banquillos tras colgar las botas no pudo ser mejor. A la altura de su prestigio, Maradona se hizo cargo de la selección argentina a final de 2008 con el fin de clasificarla para el Mundial de 2010 en Sudáfrica. No fue un camino de rosas ni mucho menos. Cuestionado por un amplio sector de la afición argentina, algo insospechado tratándose de Maradona, la fase de clasificación fue un auténtico tormento. De hecho, sólo una victoria en El Centenario ante Uruguay permitió a la Argentina de Maradona asistir a la Copa del Mundo que se celebró en África. Diego presumió de ello y formó una piña con los jugadores identificados por lo mucho que significaba Maradona para ellos. Pero las sospechas de que no estaba capacitado para dirigir a la selección se confirmaron en el Mundial.

Una primera fase más que discreta y la goleada de Alemania en cuartos de final mandaron de vuelta a casa a Argentina y dejaron a Maradona listo para sentencia. Aunque la decisión se dilató más de lo deseado por tratarse de quien se trataba, el presidente de la federación Julio Grondona no tuvo por menos que prescindir de sus servicios. Era un nuevo fracaso del Maradona entrenador, esta vez sí cabe el más duro. El paso por el banquillo del Al Wasl no ha sido más que la confirmación de una realidad: Maradona no está a la altura de su prestigio como entrenador. Algo de lo que no parece percatarse el propio Diego. Veremos si hay un nuevo club que confíe en él para dirigir a su equipo. 

 

Nadie dijo que ser el mejor jugador del Mundo fuera sinónimo de saber de fútbol. O al menos de estar capacitado para transmitir los secretos del juego. Diego Armando Maradona es el más claro ejemplo. Considerado uno de los cinco mejores futbolistas de todos los tiempos, si no el mejor, el genio argentino cuenta su carrera en los banquillos por fracasos. Nada hay de la excelencia del Maradona jugador en su actual faceta de entrenador. Su última aventura en Emiratos Árabes confirma la regla. Cesado por el Al Wasl, los dirigentes se casaron de la incompetencia de Maradona para llevar al equipo a buen puerto. Y eso que el dinero nunca fue problema para contar con una buena plantilla y del tiempo para darle forma. Prueba de ello es que hace dos meses había renovado su contrato.   

Diego Armando Maradona