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El 'espíritu Simeone' forja un nuevo Atlético: no hay lamentaciones tras la derrota en Valencia
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EL VALENCIA ACABA CON LA RACHA DE 22 PARTIDOS SIN PERDER

El 'espíritu Simeone' forja un nuevo Atlético: no hay lamentaciones tras la derrota en Valencia

Con su derrota en Mestalla el Atlético de Madrid ponía fin a una racha de 22 partidos oficiales invicto en competición oficial. El equipo de Simeone,

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El 'espíritu Simeone' forja un nuevo Atlético: no hay lamentaciones tras la derrota en Valencia

Con su derrota en Mestalla el Atlético de Madrid ponía fin a una racha de 22 partidos oficiales invicto en competición oficial. El equipo de Simeone, a pesar de realizar un gran partido, no tuvo el acierto de cara a puerta de anteriores citas y se vió superado por un Valencia que le ganó con sus principales armas: agresividad, intensidad defensiva y gran implicación de todo el plantel. Pese a la derrota, la calma no se ha visto alterada en la entidad del Manzanares. Simeone ha puesto la pausa en una entidad caracterizada por la combustión a la mínima chispa.Ha lavado la cara a la entidad en apenas diez meses.  En un club cuya situación económica le obliga a reinventarse cada verano, el técnico argentino ha logrado formar una plantilla competitiva y comprometida hasta la extenuación con la camiseta que defienden.

“El prestigio no se regala, siempre se sale a ganar”, suele decir el técnico de Buenos Aires. Simeone ha logrado impregnar en la plantilla un espíritu competitivo desconocido en la entidad atlética en los últimos tiempos. No es este Atlético un equipo fino con el balón,  al que desprecia en algunas fases de los partidos, pero a pesar de ello se muestra como un equipo rocoso, difícil de superar y con una precisión excelsa para ejecutar el juego ofensivo. “No me interesa para nada la posesión, lo que me interesa es ganar”, decía en una rueda de prensa como técnico colchonero. Sin tener una idea de juego enfocada al toque, el equipo es capaz tanto de asumir el mando del partido, gracias a jugadores exquisitos como Arda Turan o Gabi,  como de ceder la iniciativa cuando le conviene y esperar su ocasión. Su primer objetivo al llegar al banquillo atlético fue elevar las pulsaciones de una plantilla que deambulaba por el campeonato tras el paso de Manzano por la entidad. “El esfuerzo no se negocia”, afirma el argentino. Al término de cada jornada, el Atlético lideraba la tabla de faltas cometidas.

Convencidos los jugadores de la idea de su técnico, el equipo se despliega en el césped con gran vuelo y una enorme agresividad. Saben a qué quieren jugar y ejecutan esa idea de juego con una precisión clínica. Dubitativo durante muchas campañas, no muestra signos de debilidad en partidos grandes como el de Mestalla. ”Prefiero un buen jugador convencido, que uno excelente que dude”,  ha declarado en alguna ocasión el ex de River. Ante un rival que salió con el cuchillo entre los dientes,  el equipo de Simeone no le perdió la cara al encuentro y asumió el control del juego. Se siente grande y así lo sienten sus rivales. “Cuando uno va creciendo, las expectativas cambian para los que te enfrentan, tienen una tensión diferente a otros momentos. Cada partido nos cuesta mucho y hay que hacer un gran esfuerzo. Nuestro valor es competir con distintos nombres pero con una misma idea. Los rivales ahora nos miran diferente", declaraba el técnico en la previa ante el Valencia.

El gran carácter competitivo que caracteriza al plantel tiene su esencia en un compromiso sin fisuras de la plantilla con su técnico y sus compañeros. Simeone ha logrado gestionar magníficamente los recursos humanos de los que dispone. La línea entre titular y suplente en esta plantilla es tan fina que cuesta enunciar un once fijo. “No te fijes en el número de minutos que juegas sino en la importancia que tienen”, insiste el técnico a sus futbolistas. Jugadores con poca participación como el Cebolla Rodríguez  han decidido partidos esta temporada. Para Simeone los partidos duran noventa minutos más el descuento, algo que tienen muy claro los jugadores, que intentan aprovechar cada segundo de juego para convencer a su entrenador. “Lo que dice, lo hace. Cumple”, asegura Raúl García de su entrenador, un jugador denostado en su primera etapa como rojiblanco y que con Simeone se ha destapado como ese jugador que enamoró en Osasuna.

Simeone ha refrendado con resultados la ilusión generada en la hinchada a su llegada al Manzanares. Por primera vez desde el doblete, el  Atlético emite señales de poder aspirar a algo más que un puesto en la próxima Liga de Campeones. Pese a la euforia desatada, la plantilla es consciente de la incertidumbre de este deporte. “Vamos partido a partido”, repiten una y otra vez los jugadores rojiblancos. Por el momento el Atlético sigue soñando a pesar de una derrota. Es el milagro de Simeone. 

Con su derrota en Mestalla el Atlético de Madrid ponía fin a una racha de 22 partidos oficiales invicto en competición oficial. El equipo de Simeone, a pesar de realizar un gran partido, no tuvo el acierto de cara a puerta de anteriores citas y se vió superado por un Valencia que le ganó con sus principales armas: agresividad, intensidad defensiva y gran implicación de todo el plantel. Pese a la derrota, la calma no se ha visto alterada en la entidad del Manzanares. Simeone ha puesto la pausa en una entidad caracterizada por la combustión a la mínima chispa.Ha lavado la cara a la entidad en apenas diez meses.  En un club cuya situación económica le obliga a reinventarse cada verano, el técnico argentino ha logrado formar una plantilla competitiva y comprometida hasta la extenuación con la camiseta que defienden.

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