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La superioridad alemana en Champions se basó, como siempre, en el físico
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ALARMANTE BAJA FORMA DE MADRID Y BARÇA

La superioridad alemana en Champions se basó, como siempre, en el físico

El fútbol alemán siempre ha sido de primer nivel. Sus clubes y su selección han peleado históricamente por los grandes torneos, haciéndoles siempre temibles hasta en

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La superioridad alemana en Champions se basó, como siempre, en el físico

El fútbol alemán siempre ha sido de primer nivel. Sus clubes y su selección han peleado históricamente por los grandes torneos, haciéndoles siempre temibles hasta en sus horas más bajas. En la temporada en que logran otra gesta para su fútbol, como es que dos equipos de la Bundesliga se disputen el trono de campeón de Europa, el motivo de su éxito ha vuelto a estar en el poderío físico, principal clave para explicar su gran papel en las semifinales de Champions.

Conviene no desviarse demasiado y centrar el análisis deportivo en ese aspecto. Real Madrid y Barcelona han llegado al momento decisivo de la temporada en una alarmante baja forma general de su plantilla, lo que les ha dejado en evidencia en sus respectivas eliminatorias ante unos equipos germanos con mejor puesta a punto. A partir de que las piernas respondan al máximo y de la manera más fiable se podrán construir todos los grandes esquemas tácticos e ideas de juego que se desee, y las condiciones técnicas se potenciarán hasta el listón más alto de cada jugador. Se trata de una cuestión elemental, casi banal para algunos, pero que cuando se compite ante oponentes de similar empaque supone el detalle principal que sostiene un éxito o un fracaso futbolístico.

De hecho, Tito Vilanova y Pique admitieron con resignación su asombro ante la demostración de poderío físico que les había infligido el Bayern tanto en Múnich como en el Camp Nou. Durante toda la etapa de Pep Guardiola y en la primera mitad de la presente temporada, ya con su sucesor en el banquillo, el Barça maravilló al mundo por su juego vistoso. Unos pocos analistas más quisquillosos no se cansaban de repetir entonces que el éxito de ese modelo tan de ataque, tan técnico y que cuida tanto el balón, residía en cambio en la tremenda gestión del esfuerzo defensivo. Los ganadores de la Champions en 2009 y 2011 lo fueron gracias a la alta intensidad que conseguían aplicar a su constante pressing total, casi más que a su apabullante superioridad en los porcentajes de posesión.

Cuando a los éxitos del Barça se sumaron los de la selección española, con un catálogo de ideas similar, todos los rivales empezaron a buscar el antídoto para contrarrestarlo. Lo primordial era ponerse a la altura de la exigencia física que conllevaba correr detrás del balón la mayor parte del partido. Con esfuerzos casi extremos, el Inter de Mourinho y el Chelsea el pasado año dejaron constancia histórica de cómo superar al Barça defendiendo sin tapujos, con sus delanteros achicando balones en su propia área. Una fórmula que requería, además, de un punto de suerte al estar jugándose el partido constantemente en las cercanías de una de las dos porterías.

Mourinho diseñó el estilo adoptado ahora por el Bayern

Es el caso del Real Madrid el que tiene peor explicación, puesto que desde Navidad dio por perdido el título doméstico y estas semifinales eran la verdadera prioridad de Mourinho. Se daba por supuesto que por intensidad nadie podía batir a la maquinaria perfeccionada por el luso. Cierto es que la baja de Arbeloa trastocó la defensa en Dortmund, pero el mal nivel demostrado por un renqueante Xabi Alonso, siempre crucial para los blancos, o la poca capacidad para destacar que ha tenido Cristiano Ronaldo ante el Borussia son muestras inequívocas de que los de amarillo supieron correr si no más, sí mucho mejor que los blancos. La épica estuvo a punto de servirle al Madrid, pero finalmente esta Champions hablará alemán y con todo el merecimiento del mundo. Han sido los mejores y los más fuertes. Sin duda.  

El fútbol alemán siempre ha sido de primer nivel. Sus clubes y su selección han peleado históricamente por los grandes torneos, haciéndoles siempre temibles hasta en sus horas más bajas. En la temporada en que logran otra gesta para su fútbol, como es que dos equipos de la Bundesliga se disputen el trono de campeón de Europa, el motivo de su éxito ha vuelto a estar en el poderío físico, principal clave para explicar su gran papel en las semifinales de Champions.

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