Neymar resbala en su estreno como titular al lado de Messi

En una fecha en la que ya no hay excusas por falta de preparación, a tres días de septiembre, Neymar se estrenó al fin en el once inicial del FC Barcelona. Martino, técnico culé, zanjaba así la última polémica sobre el crack brasileño que tantas expectativas ha levantado, tras participar con buen tono media hora en los anteriores duelos oficiales. Y lo cierto es que al ‘11’ azulgrana aún le queda para adaptarse al salto al fútbol europeo.

Incrustado en el perfil izquierdo del ataque, ocupando Messi y Alexis la línea de vanguardia junto a él, Neymar hizo un partido discreto. Sin ser mala su actuación, dio muestras de que sus regates de fantasía que tantas veces coparon los telediarios deben ser hechos en España a una mayor velocidad y potencia o no le saldrán nunca, algo que la gran mayoría de grandes jugadores como él acaban por lograr. Además, volvió a notar la dureza de los defensores que lo pararon más de una vez -y de dos- con entradas duras.

El rocío de la medianoche mojó la superficie del césped del Camp Nou, a diferencia del partido de ida, donde los culés se habían quejado de la falta de riego por parte del Atlético. Eso, unido quizá al calzado inapropiado, hizo que varios futbolistas se resbalaran a lo largo sobre todo de la segunda mitad, siendo Neymar el más perjudicado. En más de media docena de ocasiones se pudo ver al joven brasileño perder la verticalidad al intentar un desborde que, por cierto, rara vez consiguió.

Sí colaboró en la presión

Intentó un sombrero imposible en la primera mitad que estuvo muy lejos de salirle bien, y ahí se acabó su catálogo de frivolidades técnicas. Se dedicó a hacer apoyos efectivos, a darle continuidad a los ataques, uniéndose su falta de regate a la de sus compañeros para hacer un Barcelona extrañamente romo en ataque. Incluso se le vio falto de confianza en algún balón que le cayó en el área. De hecho, su aportación en la media hora final de la ida, con gol incluido, fue lo que le acabó dando el título a su club. Su aportación en la presión defensiva sí fue notable, para satisfacción de su afición y orgullo seguro del Tata Martino, que siempre exige esa implicación.

Messi, que también está lejos de su mejor forma, fue de los pocos que consiguió alguna vez superar rivales y abrir pasillos en la poblada defensa rival. Algo a lo que se deberá acostumbrar Neymar cuanto antes si quiere no aburrirse jugando al fútbol y no acabar en el suelo cada poco tiempo bien por las entradas del rival… bien por sus propios resbalones.