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Bartomeu mete el bisturí para frenar el caos en los despachos del Barcelona
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la dimisión de soler, penúltimo capítulo

Bartomeu mete el bisturí para frenar el caos en los despachos del Barcelona

La organización ha dejado mucho que desear últimamente. La dimisión de Albert Soler como máximo responsable del área de Fútbol pone de manifiesto que algo no ha funcionado como es debido

Foto: Josep Maria Bartomeu está inmerso en una profunda reorganización de la cúpula deportiva del Barcelona. (EFE)
Josep Maria Bartomeu está inmerso en una profunda reorganización de la cúpula deportiva del Barcelona. (EFE)

En el terreno de juego, la temporada no ha podido empezar mejor para el Barcelona. Por méritos propios, también por los tropezones del Real Madrid. Mucho más por el espléndido arranque de ejercicio de Leo Messi. En los despachos del club, la historia es diferente, espacios en los que no todo ha rodado como es debido en los últimos tiempos. Lo sucedido este pasado verano en materia de fichajes, también en la mala transmisión de ciertos mensajes ante los medios, colocó a Bartomeu en el foco de la crítica. Demasiadas cabezas visibles, demasiados ejecutivos y demasiadas declaraciones que no siempre coincidían.

Hace unos días fue Raúl Sanllehí (director de Fútbol) el que renunciaba, y este pasado lunes, según avanzó 'Sport', era Albert Soler el que dejaba de ser el máximo responsable del área de Fútbol del club. Dos personas, sobre todo el primero, que en la historia reciente siempre estuvieron en primera línea a la hora de manejar altas y bajas. Jordi Mestre (vicepresidente deportivo), Robert Fernández (secretario técnico), Pep Segura (mánager general deportivo)... y Bartomeu, que es el que tiene la última palabra. Demasiados directivos que en más de una ocasión provocaron más de un incendio.

placeholder En la imagen, Albert Soler, durante una rueda de prensa. (EFE)
En la imagen, Albert Soler, durante una rueda de prensa. (EFE)

Guillermo Amor

Hubo una moción de censura que se puso en marcha, que no fue asunto menor. Agustí Benedito la impulsó, aunque no salió victorioso en esta batalla. Lo que sí es verdad es que Bartomeu se ha sentido totalmente acorralado y solo el balón ha conseguido suavizar un ambiente que se había tornado muy nocivo para el actual mandatario. Poco a poco, una serie de decisiones han salpicado la realidad del Barcelona, todas con el fin de colocar las cosas en su sitio. El dirigente, golpeado por su propia afición, que ha manifestado más de una vez su total desacuerdo con la gestión de la actual directiva, se ha visto obligado a trabajar a la carrera para frenar el desorden que se transmitió muchas veces.

El desbarajuste ha incidido también a la hora de concretar operaciones vitales para el Barcelona. Cuando tocaba entrar a negociar esta o aquella contratación, determinados agentes no sabían muy bien a qué atenerse, con tantos ejecutivos pululando alrededor del futbolista a comprar. Este hecho provocó en algunos casos malos entendidos que acabaron por enterrar un negocio deseado. Y, como es obvio, el que salió beneficiado fue algún tercer club, que acabó cazando la pieza que el club blaugrana quería vestir de azulgrana. Igual que algún objetivo no pudo ser fichado.

La realidad es que desde hace semanas se sabía que el presidente del club azulgrana quería meter el bisturí para cortar de raíz el caos que ha presidido la organización deportiva. La distancia de Bartomeu con el vestuario es absoluta, y por ahí también ha empezado a tomar medidas. De ahí el anuncio de la contratación de Guillermo Amor, histórico exjugador, como nuevo responsable de Relaciones institucionales y Deportivas del primer equipo. Continuará con "sus tareas en el fútbol formativo profesional", subrayaba el comunicado emitido por el club, pero es más que evidente que en su nuevo cargo deberá hacer algo más importante...

El vestuario

De sobra es sabido que las relaciones entre los futbolistas y la cúpula dirigente se han deteriorado al máximo en los últimos tiempos. Amor tratará de acercar al vestuario con la cúpula directiva. Leo Messi continúa sin firmar el contrato de renovación, se niega por el momento a posar al lado de Bartomeu, un hecho que pone de manifiesto la distancia del 'crack' con su presidente. Esa realidad está muy extendida en el resto del vestuario y el exfutbolista culé sabe de sobra que tiene una ardua tarea por delante. Y nada sencilla de concretar con éxito...

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En julio, Jordi Mestre afirmaba que “al 200%, Neymar no se moverá del Barça este verano", Bartomeu aseguraba que "Messi ya ha firmado" y días después el primero desmentía al segundo diciendo que aún faltaba la rúbrica. La mentira del presidente provocó una lluvia de críticas, un episodio, como otros, que puso de manifiesto con claridad que muchos mecanismos no funcionaban como es debido en la vida diaria del Barcelona. Este tipo de episodios también ha golpeado a la dirección deportiva en determinados momentos, algo que el máximo mandatario quiere corregir a la carrera.

En el terreno de juego, la temporada no ha podido empezar mejor para el Barcelona. Por méritos propios, también por los tropezones del Real Madrid. Mucho más por el espléndido arranque de ejercicio de Leo Messi. En los despachos del club, la historia es diferente, espacios en los que no todo ha rodado como es debido en los últimos tiempos. Lo sucedido este pasado verano en materia de fichajes, también en la mala transmisión de ciertos mensajes ante los medios, colocó a Bartomeu en el foco de la crítica. Demasiadas cabezas visibles, demasiados ejecutivos y demasiadas declaraciones que no siempre coincidían.

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