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El novato de Simeone que juega a pesar de serlo y los viejos rockeros que marcan goles
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los tantos de godín y filipe les dan el liderato

El novato de Simeone que juega a pesar de serlo y los viejos rockeros que marcan goles

Rodri, llegado este verano, está teniendo una inusual carga de trabajo, pues su entrenador es proclive a esconder a las nuevas adquisiciones. El mediocentro ha tirado la puerta y mejora al equipo

Foto: Godín y Filipe Luis, a la izquierda en la imagen, marcaron los dos goles del Atlético. (EFE)
Godín y Filipe Luis, a la izquierda en la imagen, marcaron los dos goles del Atlético. (EFE)

Esta semana se dio una de las derrotas más voluminosas de Simeone en el Atlético. El entrenador, en un acto de mourinhismo, se puso delante del micrófono y contó que no se podía jugar al toque, que cuando lo hacen, pues mal. Es capaz de lograr reivindicarse en los peores días, de un modo de lo más curioso, con esa demagogia tan extendida en los banquillos, de esos hombres que ya no dicen la verdad sino lo que conviene. Cada día más, los entrenadores son políticos. Y estos, como todos, tienen que ganar, así que a pesar de que en la derrota se vio reivindicado, necesitaba ganar en la siguiente parada. Y lo hizo con solvencia, por 2-0, contra la Real Sociedad, un buen equipo. Lo hizo, por cierto, tocando y con posesión.

Esa victoria, necesaria, les pone líderes, y eso que la puntuación no es nada del otro jueves. Es que la liga está un poco pobretona o, si lo prefieren, más igualada. El Atlético, que es un equipo con mucho talento y un orden marcial, se mueve bien en estas coordenadas, porque cuando necesita jugar, juega; pero si lo que se necesita es pelea y jugar a ver quién contiene mejor los nervios, también puede hacerlo.

Foto: Simeone, en un momento del partido frente al Borussia Dortmund. (EFE)

El Atlético va temporada tras temporada mejorando el plantel, a diferencia de lo que hace su rival ciudadano. Que sigan llegando buenos jugadores no quita para que haya clásicos que aparecen y se dan una alegría de vez en cuando. El cambio de guardia está en marcha, pero no ha terminado en absoluto. Prueba de ello, los goleadores, Godín y Filipe. Sabor más clásico imposible, jugadores bregados y que siempre supieron resolver en el otro área, aunque ellos, como defensas que son, no tengan el gol como primera función.

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GRAF6564. MADRID, 27 10 2018.- El defensa brasileño del Atlético de Madrid Filipe Luis (d) celebra su gol, segundo del equipo ante la Real Sociedad, durante el partido de la décima jornada de Liga en Primera División que se juega esta noche en el Wanda Metropolitano, en Madrid. EFE Rodrigo Jiménez

Filipe desde el banquillo

El de Godín fue un buen tanto de cazador de goles, de esos que marcará Diego Costa cuando vuelva a ser jugador de fútbol. En el once está, se pelea como si fuese Conor McGregor, pero lo de utilizar los pies para convertir las jugadas en gol parece que no ha llegado. Godín sí, en uno de esos córners que él siempre sube a rematar con fe, se encontró solo en el área, beneficiado por un error en el despeje de su par en el córner. Un tiro raso y ajustado abrió la cuenta.

Lo de Filipe fueron palabras mayores, porque el suyo es un golazo, de esos que van a la escuadra opuesta. Con la derecha, además, algo extraño para un lateral izquierdo. No había sido titular porque un niño, Lucas Hernández, le ha comido la tostada. Por eso quiso irse en verano. Por eso y porque en París está la Torre Eiffel y un señor jeque cubriendo de dinero a futbolistas. El brasileño, que tiene mucha clase, se ha acostumbrado al banquillo, y en este caso tuvo su lugar porque el que le está quitando el puesto tuvo molestias musculares. Al equipo no le salió mal y fue una muestra más de que la plantilla del Atlético, además de talentosa, es profunda.

Volvemos un segundo a Simeone, su discurso y su pizarra. Es uno de los técnicos más exitosos del momento y vive en una simbiosis por su club. Todo cierto, también que a veces le puede el ego. El otro día, tras la derrota en Dortmund, comentó que Rodri estaba presente en la goleada. Lo hizo porque estaba creciendo el murmullo que decía que con él de mediocentro el Atlético era mejor. ¿Cuál sería el problema de ello? El ego de un entrenador que siempre prefiere que el centro de la conversación sea él mismo. El chico, con toda la razón, va camino de ser un héroe de la grada, pero el Cholo siempre mira con sospecha esos crecimientos de la imagen pública de los jugadores.

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GRAF6561. MADRID, 27 10 2018.- El defensa brasileño del Atlético de Madrid Filipe Luis celebra su gol, segundo del equipo ante la Real Sociedad, durante el partido de la décima jornada de Liga en Primera División que se juega esta noche en el Wanda Metropolitano, en Madrid. EFE Rodrigo Jiménez

Comerse el mundo

Se puede perder con Rodri, por supuesto que sí, pero cuando el jovencito está en el campo el equipo juega. Porque es el criterio hecho futbolista, ayuda, distribuye, crece cada momento. Es de los buenos, muy buenos, de los que hacen mucho mejores todo lo que tienen alrededor. Con Rodri, como ocurre con Busquets, jugar bien es más fácil. Véase jugar bien como el modo en el que se controla el balón y la escena, eso que Simeone tantas veces ha considerado secundario. No hay sofismo mayor en el fútbol que la dicotomía de jugar bien y ganar, como si jugar bien no fuese la manera conocida que más te acerca a la victoria. Que no quiere decir tampoco que te la de siempre.

Foto: Primero por su paternidad y luego por una lesión, Diego Costa no ha estado en las dos últimas convocatorias de la Selección. (Reuters) Opinión

Simeone, en su discurso público, puede despreciar la posesión, pero luego, al hacer las alineaciones, cuanto más jugador estable pueda meter, mejor. Porque Rodri no está pasando tanto como otros ese duro aleccionamiento que lleva al Cholo a castigar en el banquillo a los nuevos. Desde que llegó el joven del Villarreal ha tenido muchos minutos, y no importa que no esté impregnado hasta el tuétano de la filosofía y esas cosas tan pintonas que tanto gustan para mantener vivo el aura. Es muy bueno, hace mejores a los demás, pues juega. A veces es tan fácil como eso.

Lo normal es que al Atlético y al Cholo les vayan las cosas bien. Porque han conseguido una plantilla brillante que, probablemente, irá a más. Porque ni Costa ni Griezmann están a tope, porque hay otros fichajes que de momento han ofrecido muy poco... es un equipo en crecimiento, aunque ya es un grande. Se sabe un poco también porque Mateu les trata con cariño, algo que es muy del técnico valenciano, ser complaciente con el grande. Esta vez perdonó una roja a Savic y quizá una amarilla a Costa. Nada grave o profundo, cosas que no afectaban demasiado al marcador. Pero ahí quedaron. A Mateu no se le olvidará llamar por el nombre de pila a sus colegas. Es su rollo.

Esta semana se dio una de las derrotas más voluminosas de Simeone en el Atlético. El entrenador, en un acto de mourinhismo, se puso delante del micrófono y contó que no se podía jugar al toque, que cuando lo hacen, pues mal. Es capaz de lograr reivindicarse en los peores días, de un modo de lo más curioso, con esa demagogia tan extendida en los banquillos, de esos hombres que ya no dicen la verdad sino lo que conviene. Cada día más, los entrenadores son políticos. Y estos, como todos, tienen que ganar, así que a pesar de que en la derrota se vio reivindicado, necesitaba ganar en la siguiente parada. Y lo hizo con solvencia, por 2-0, contra la Real Sociedad, un buen equipo. Lo hizo, por cierto, tocando y con posesión.

Diego Simeone
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