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La cara de terror de Ronaldinho con las esposas y camino de la cárcel
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la imagen de un juguete roto

La cara de terror de Ronaldinho con las esposas y camino de la cárcel

De firmar autógrafos y hacerse selfies a tener esposas y una ficha policial. La imagen del ídolo futbolístico abatido y humillado que entra en la cárcel de Paraguay. Imputado por falsedad documental

Foto: Ronaldinho comparece ante el juzgado de Asunción tras su primera noche de cárcel. (Efe)
Ronaldinho comparece ante el juzgado de Asunción tras su primera noche de cárcel. (Efe)

La imagen de Ronaldinho tapando las esposas es la escena definitiva del juguete roto. Un genio del fútbol arrestado. Un gesto de dolor en su rostro y una mirada de terror después de su declaración judicial con las manos inmoviles que no pueden firmar autógrafos. De los selfies a la ficha policial. Le hacen el pasillo los periodistas paraguayos que disparan sus cámaras para captar el momento en el que abandona la sala un ídolo que lleva la cabeza alta, como tantos famosos han hecho en estas circunstancias, y en las que la justicia no mira el DNI. Se quedó sin crédito. Le persigue una nube de mentiras en su camino a la cárcel. Cuando ni el fiscal ni el juez tienen la posibilidad de apiadarse con el personaje mediático que está derrumbado (cuentan en Paraguay que tras su primera noche en prisión se negó a tomar el desayuno). Se creía inmune a la justicia. El error que ciega a las celebridades.

Ronaldinho declara ante el juez que se siente engañado con la entrega de un pasaporte falso para entrar en Paraguay. Él y su inseparable hermano, el que lleva los asuntos económicos, habían sido contratados para una campaña benéfica y desconocían, según su versión, la falsedad de los documentos. De Brasil salieron con el pasaporte en regla. A Asunción llegaron con uno ilegal. Poca argumentación han dado al fiscal y el juez para evitar ser imputados y acabar en prisión preventiva. Una medida que puede irse hasta los seis meses. A Ronaldinho se le ha borrado la sonrisa y la alegría. La vergüenza no la puede tapar la camiseta que cubre sus muñecas para evitar que se vean las esposas. Es la imagen de la humillación por la que está pasando el ídolo y que paga el precio de sus excesos. Vivir sin límites. Sin ley.

El abogado de Ronaldinho pone el dedo en la llaga y define en dos palabras a la estrella del fútbol. “Es tonto”, dice el que le defiende. Como si con la ignorancia pretendiera que puedan apiadarse de él. “Es tonto porque no sabía que es delito”. Ronaldinho ni su hermano, el que le tiene que asesorar, no conocían que los pasaportes que les habían entregado en suelo paraguayo eran falsos. Se puede entender, entonces, el por qué de la cara de terror de Ronaldinho cuando abandona la sala imputado por uso de documentos públicos de contenido falsos. Su vida no la dirige él. Se deja llevar. Tiene malos consejeros. Prefiere ser un ignorante. Entre ellos un hermano (Roberto de Assis Moreira) que es incapaz de proteger y divulgar todo el patrimonio que se labró Ronaldinho en los campos de fútbol.

El ídolo caído

Hoy, con ‘Dinho’ en la cárcel, se recuerdan fechas y escenas como las de 19 de noviembre de 2005. El día en el que el estadio Santiago Bernabéu aplaudió una magistral actuación contra el Real Madrid. Aficionados en pie para ovacionar a un jugador del Barcelona. Ronaldinho dio un recital de fútbol. Una exhibición. Provocó la reacción más inesperada. El reconocimiento de los fans del equipo rival con una jugada en la que se marchó, por velocidad y desequilibrio, de Sergio Ramos e Ivan Helguera. Superó a Iker Casillas. Imposible, para algunos madridistas que luego fueron acusados de desleales, rendirse a un talento superior. Ronaldinho Gaucho, en ese día de gloria, marcó el fin del Real Madrid de los ‘galácticos’ con Beckham en el campo.

Ese Ronaldinho al que se admiraba por su fantasía y espectacularidad en el Barcelona de Frank Rijkaard y tenía a Leo Messi de pupilo. El ídolo hoy está hecho pedazos. Encarcelado. Humillado con las esposas. Parece increíble reconocer esta imagen de una estrella del fútbol que llegó a ser el número uno del mundo. Del que se dice que podía estar entre los mejores de la historia si se hubiera cuidado. Ganador del Mundial de Brasil en 2002 con Brasil, campeón de la Champions con el Barcelona y mejor jugador de la FIFA.

Un mago del balón que llegó al Barcelona de la mano de Joan Laporta cuando estuvo apalabrado por el Real Madrid de Florentino Pérez. Conquistó Europa desde su llegada al Paris Saint Germain. Tocó el cielo en los cinco años en el Barcelona. Hasta que se abandonó, se empezaron a ver los michelines, las ojeras y Pep Guardiola le abrió las puertas de salida. Se fue a Milan, pasó por Brasil y México. Ronaldinho cayó al pozo hasta límites insospechados. Amigo de la fiesta y mal aconsejado tuvo problemas con la justicia de su país por asuntos fiscales. Se declaró insolvente. Siempre creía tener un regate para salir airoso. En Paraguay le paran los pies. "Hay peligro de fuga", dice la justicia paraguaya. En la cárcel preventiva está por culpa de su mala cabeza y una empresaria paraguaya que está bajo sospecha por blanqueo de capitales.

La imagen de Ronaldinho tapando las esposas es la escena definitiva del juguete roto. Un genio del fútbol arrestado. Un gesto de dolor en su rostro y una mirada de terror después de su declaración judicial con las manos inmoviles que no pueden firmar autógrafos. De los selfies a la ficha policial. Le hacen el pasillo los periodistas paraguayos que disparan sus cámaras para captar el momento en el que abandona la sala un ídolo que lleva la cabeza alta, como tantos famosos han hecho en estas circunstancias, y en las que la justicia no mira el DNI. Se quedó sin crédito. Le persigue una nube de mentiras en su camino a la cárcel. Cuando ni el fiscal ni el juez tienen la posibilidad de apiadarse con el personaje mediático que está derrumbado (cuentan en Paraguay que tras su primera noche en prisión se negó a tomar el desayuno). Se creía inmune a la justicia. El error que ciega a las celebridades.

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