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El calvario de Mariajo Pons: se lesiona en un entrenamiento, pierde movilidad y la echan
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LA JUGADORA SE SIENTE INDEFENSA

El calvario de Mariajo Pons: se lesiona en un entrenamiento, pierde movilidad y la echan

Mariajo Pons (36 años) lleva más de veinte años en el fútbol y los últimos once meses padece un martirio físico y anímico. Con consecuencias también en lo económico

Foto: Mariajo Pons antes de empezar un partido con el Espanyol. (twitter Mariajo Pons)
Mariajo Pons antes de empezar un partido con el Espanyol. (twitter Mariajo Pons)

El fútbol femenino en España sigue muy lejos de alcanzar los niveles mínimos de profesionalidad que necesitan nuestras futbolistas. Podemos estar satisfechos de la evolución, en lo deportivo, con una Liga cada vez más competitiva y unas jugadoras que suben su caché. La visibilidad es mayor cuando se suma al proyecto un club como el Real Madrid. El gran problema radica en la falta de un convenio que proteja a unas futbolistas que siguen reclamando más derechos, seguridad e igualdad. Historias como la Mariajo Pons, la portera del Espanyol que sufrió una lesión y denuncia su despido, confirman que los avances siguen yendo lentos. Es un caso de injusticia en este deporte con una jugadora que se vio obligada a forzar en la recuperación, con el hueso de un dedo de la mano derecha desplazado y que, ahora sin equipo, reclama que se hagan cargo de una nueva operación que tiene un coste de 10.000 euros.

Mariajo Pons (36 años) lleva más de veinte años en el fútbol y los últimos once meses padece un martirio físico y anímico. Con consecuencias también en lo económico. A los dolores que todavía sufre de una lesión que le produjo un arrancamiento de la falange distal del tercer dedo de la mano derecha hay que unir una larga lucha en el quirófano, la rehabilitación y ahora la denuncia del despido. Son heridas físicas y un combate legal. Las que más daño le hacen son las del engaño y la injusticia. Las mentiras y la falta de sensibilidad de los que no quieren hacerse cargo de la recuperación de una lesión que se produjo en su lugar de trabajo. El campo de fútbol.

Aún así, no tira la toalla y demuestra tener una fuerte personalidad para denunciar lo que considera un atropello. Mariajo Pons se lesionó el 2 de septiembre de 2019 en un entrenamiento. No puede hacer una vida normal porque solo tiene un 20% de funcionalidad en la mano que le impide hacer gestos tan cotidianos como cerrar el puño, escribir y recogerse el pelo.

3.000 euros de finiquito

Mariajo Pons relata su calvario a El Confidencial: “Desde que me lesioné en septiembre las cosas no han ido bien y ahora sufro una encerrona. La operación no fue bien. Mi dedo estaba recto y cuando me quitaron las agujas, a las dos semanas, se empezó a torcer. Hice fotos de la evolución y se lo comenté al traumatólogo. Su respuesta fue que era parte de la inflamación. Yo seguía teniendo dolor y comprobé que el dedo estaba torcido. La siguiente respuesta fue hacerme una radiografía y ya nada más”.

En esos primeros momentos todavía tenía el apoyo del Espanyol que, incluso, contaba con ella después de renovar el contrato una temporada más. Lo prioritario era buscar una solución a un problema de salud. “El 18 de septiembre, los médicos del club deciden que puedo hacer portería con un balón de espuma. Yo lo que pido es tener una radiografía de control. Pero tuve que entrenar con el balón de espuma. Tener contacto con él y no pude continuar porque acabé con dolor y muy hundida”.

La fractura fue a peor. Lo que parecía una lesión pequeña para los especialistas se convirtió en algo más grave. El hueso se había desplazado y la recomendación del servicio de traumatología de la Mutua fue estar seis semanas más de inmovilización para ver si el hueso volvía a su sitio. El 02 de octubre el club pidió que pasara por el quirófano para acelerar el proceso con agujas y colocar el hueso en su sitio. La rehabilitación no iba bien. La mano seguía igual. Con rigidez y un tratamiento poco o nada efectivo. El proceso se fue alargando y coincidió con el Estado de alarma provocado por la pandemia del coronavirus. Unos meses que no puede olvidar Mariajo Pons: “Le dije al club que en esos momentos no podía volver a pasar por el quirófano porque tenía que estar a cargo de mis padres, que estaban en una situación de vulnerabilidad. No podía. Y, además, di positivo en una prueba de coronavirus”.

Todo fue yendo a peor, pero Mariajo no contaba con que la iban a dejar tirada. “Me dijeron que me buscara la vida después de la lesión. Yo estaba renovada. Y más tarde me llamó el director deportivo para decirme que había que rescindir el contrato y me ofreció 3.000 euros como concepto de compensación. Hablé con mi abogado, intentamos pactar y hemos tenido que presentar una demanda judicial. Después de vivir un calvario de tantos meses, estoy con una lesión de la que se desentienden y lo que me dicen es que me aclare con la Mutua. No te tratan los mejores profesionales, no tienes derechos… Hablamos de las precariedades de los convenios en el fútbol femenino. Por eso hay que profesionalizarlo. Estoy indefensa. ¿Quién nos ayuda a nosotras? En el fútbol profesional no pasa esto. ¿Por qué nos dejan en la calle?”, es el desahogo de Mariajo.

El sindicato AFE está pendiente de su caso. Pero Mariajo Pons ha decidido hacerlo público para hacer visible su drama, las injusticias y la falta de derechos en el fútbol femenino. “Mi prioridad es la salud. Pero hay que buscar soluciones porque yo llevo 24 años en el fútbol y esta situación que me ha sucedido ha sido trabajando para el Espanyol. Qué mínimo que se hagan cargo. Ahora tengo limitaciones. Necesito operarme para tener una vida normal”.

Mariajo recibe apoyos del mundo del deporte y sus compañeras. En cuanto se ha dado a conocer su historia una de las reacciones más significativas ha sido la de Toni Doblas, el ex portero del Betis y ahora miembro del cuerpo técnico que se encarga de la preparación de los guardametas del club. “No entiendo que la Mutua de cada trabajador dado de alta no se haga cargo de una lesión que se produce en su puerto de trabajo. Ánimo portera”.

El fútbol femenino en España sigue muy lejos de alcanzar los niveles mínimos de profesionalidad que necesitan nuestras futbolistas. Podemos estar satisfechos de la evolución, en lo deportivo, con una Liga cada vez más competitiva y unas jugadoras que suben su caché. La visibilidad es mayor cuando se suma al proyecto un club como el Real Madrid. El gran problema radica en la falta de un convenio que proteja a unas futbolistas que siguen reclamando más derechos, seguridad e igualdad. Historias como la Mariajo Pons, la portera del Espanyol que sufrió una lesión y denuncia su despido, confirman que los avances siguen yendo lentos. Es un caso de injusticia en este deporte con una jugadora que se vio obligada a forzar en la recuperación, con el hueso de un dedo de la mano derecha desplazado y que, ahora sin equipo, reclama que se hagan cargo de una nueva operación que tiene un coste de 10.000 euros.

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