Es noticia
Un viaje de 114.950 kilómetros para ganar la Euro: un formato desconcertante en datos
  1. Deportes
  2. Fútbol
LO QUE VIAJARÁ CADA SELECCIÓN

Un viaje de 114.950 kilómetros para ganar la Euro: un formato desconcertante en datos

Celebrar un torneo multisede en tiempos de pandemia, la Euro del no lugar. Probablemente, no haya sido la mejor idea de Michel Platini, pero al menos esta no le llevará a prisión

Foto: Los viajes del grupo de España. (Laura Martín)
Los viajes del grupo de España. (Laura Martín)

En un mundo todavía atenazado por la pandemia de covid-19, la competición más prestigiosa del fútbol de selecciones europeo ha escogido el formato más incomprensible. No solo por hacer viajar a jugadores potencialmente infectados entre distintas burbujas y países cada dos días. Desde el punto de vista geopolítico, medioambiental o económico también es una apuesta con muchas posibilidades de combustión espontánea.

Por ejemplo, el próximo viernes 18, Croacia se enfrentará a la República Checa en la segunda jornada de la Euro. En un torneo normal sería un partido rutinario, pero en la competición con el formato más descabellado posible, ambas selecciones tendrán que viajar miles de kilómetros —3.470 los croatas y 2.800 los checos— para disputar el partido en Glasgow, Escocia.

Así trascurrirán las próximas semanas para estas 32 selecciones, además con un reparto de kilómetros muy desigual. Suiza se va a meter más de 12.000 kilómetros entre pecho y espalda para jugar alternativamente cada tres o cuatro días en Roma y Bakú, la capital de Azerbaiyán. En total, todas las selecciones viajarán 114.950 kilómetros durante la fase de grupos.

De entre las selecciones 'anfitrionas', España es la que más viajará debido a la decisión de concentrarse en Las Rozas, a 390 kilómetros del Estadio de La Cartuja de Sevilla. En total recorrerá 2.340 kilómetros en sus tres partidos, casi diez veces más que Dinamarca o Países Bajos, que apenas se harán 240 kilómetros durante esta fase de grupos, los que separan sus lugares de concentración del estadio donde jugarán.

¿Pero a quién se le ocurrió esto?

"Voy a hacer un anuncio que va a sorprender", dijo Michel Platini ante el comité ejecutivo de la UEFA en el verano del 2012. Para festejar el 60º aniversario de la UEFA, el francés vislumbró un torneo diferente. Por primera vez, el público no viajaría a ver la Eurocopa, sino que sería la competición la que iría a visitarles, en distintas sedes, a lo largo y ancho del continente.

El razonamiento de Platini era que un torneo así ahorraría además muchos millones de euros al país organizador, basándose en el último precedente disponible: la Eurocopa de Polonia-Ucrania. Para los españoles un evento de grato recuerdo tras la victoria del equipo de Vicente del Bosque, pero para los organizadores no lo fue tanto, ya que acabó costándoles una fortuna a ambos países, obligados a construir estadios a la altura del evento. La propuesta de Platini despertó críticas desde el minuto uno. Para Jérôme Valcke, por entonces el n.º 2 de la FIFA, el formato destruía el espíritu de la competición. Pero el francés siguió empecinado, definiéndola como "una hermosa idea, aunque un poco loca".

A decir verdad, no fue la peor idea al frente de la UEFA de un hombre que ha sido inhabilitado por la FIFA hasta 2027 por cometer "actos de soborno activo y pasivo" e investigado por la fiscalía francesa por corrupción en la elección de Qatar como sede del próximo Mundial. Pero sin duda ha envejecido mal.

12 sedes separadas por los 4.766 que separan Sevilla de Bakú, la más cuestionable de esta Eurocopa por ser la capital de un país que no participa en el torneo y cuyo presidente ordenó hace unos meses "limpiar" a la oposición como forma de combatir al mismo tiempo la pandemia y el conflicto contra los armenios en Nagorno Karabaj. Además, la ciudad ya fue noticia hace dos años, cuando la UEFA celebró allí la final de la Europa League entre Arsenal y Chelsea, ya que el mediapunta armenio del equipo 'gunner' Henrikh Mkhitaryan, no pudo jugar el partido al no poder garantizar su seguridad en territorio azerí.

Derechos humanos aparte, la elección de Bakú y de las otras 11 sedes significaba que muchos de los países no podrían enfrentarse entre ellos, por tanto la posibilidad de un sorteo 'puro' de grupos no existía. Inicialmente iban a ser 13, pero en 2017 la UEFA eliminó a Bruselas como sede ante la tardanza en construir un nuevo estadio y trasladó los partidos a Londres. Este año, Dublín también fue suprimida e intercambiada por San Petersburgo y, recientemente, Bilbao fue sustituida por Sevilla tras las reticencias del Gobierno vasco a admitir espectadores en las gradas.

Incluso antes del sorteo, Bélgica ya conocía dos de sus tres rivales, lo que llevó a Kevin de Bruyne, la estrella belga del Manchester City, a decir que "me parece una competición 'fake'", una prueba más de que el fútbol "se ha convertido más y más en un negocio".

En términos económicos no está tan claro. El beneficio, si lo hay, estará muy repartido entre las diferentes sedes y solamente Inglaterra, que cobijará las últimas rondas, podría concentrar parte de las ganancias de organizar un torneo así.

Está también en cuestión a cuánta gente moverá la Euro. Otro problema derivado de celebrar un evento así en un momento como este son las diferentes restricciones que se aplican en cada sede. Hungría disfrutará de un 100% de aforo cuando juegue sus partidos en Budapest, pero Alemania solo podrá meter a un 22% de los hinchas (14.500 personas) que accedan al Allianz Arena de Múnich. En el resto de sedes, la cosa oscilará entre el 25% y el 50% que admitirán en Rusia y Azerbaiyán. España jugará con un 30% del Estadio de la Cartuja o 16.000 espectadores.

¿Cómo trata este formato a España?

Nuestra selección es, 'a priori', de las más beneficiadas por los desplazamientos y no debería sufrir una fatiga excesiva por este motivo. Aun así, según el cálculo realizado por la BBC, si llegara a la final España haría más kilómetros para esta Eurocopa de los que hizo durante los cuatro últimos torneos. Otros 13 equipos están en la misma situación. El más afortunado es Países Bajos, que podría ser campeón haciendo menos kilómetros que en un viaje Madrid-Córdoba.

De los rivales que el equipo de Luis Enrique se encontrará en Sevilla, Suecia tendrá que hacer 5.220 kilómetros (ida y vuelta desde Gotemburgo) para llegar al estadio, por los 5.320 de Polonia (concentrada en Sopot) y los 7.150 kilómetros de Eslovaquia, que por conveniencia establecerá su base de operaciones en San Petersburgo.

Este tipo de datos han hecho que muchos grupos ecologistas hayan puesto el grito en el cielo. La UEFA era bastante consciente de que esto iba a suceder, por lo que el presidente, Aleksander Ceferin, respondió con un plan de sostenibilidad para compensar por los miles de vuelos. De hecho, ha dicho que esta será una de las Eurocopas más sostenibles de la historia, por el mero hecho de que apenas se habrán construido estadios e infraestructuras, con el coste medioambiental que ello conlleva. Solamente el nuevo estadio de Budapest ha sido construido ex profeso para esta competición. Además, han hecho gestos simbólicos como un plan para sustituir estufas de calefacción en Ruanda o plantar 600.000 árboles en las ciudades que albergan las 12 sedes.

Pero, sin duda, lo que más desconcierta al aficionado es cómo considerar a esta Eurocopa, a qué sitio geográfico fijarla emocionalmente. España organizó el Mundial del 82 y ganó el Mundial de Sudáfrica, entonces ¿cómo llamaremos a este torneo repleto de no lugares?

En un mundo todavía atenazado por la pandemia de covid-19, la competición más prestigiosa del fútbol de selecciones europeo ha escogido el formato más incomprensible. No solo por hacer viajar a jugadores potencialmente infectados entre distintas burbujas y países cada dos días. Desde el punto de vista geopolítico, medioambiental o económico también es una apuesta con muchas posibilidades de combustión espontánea.

Eurocopa Michel Platini UEFA
El redactor recomienda