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Cristiano Ronaldo, el rebelde: no es el más grande porque le falta la humildad de Modric
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no se presenta al entrenamiento

Cristiano Ronaldo, el rebelde: no es el más grande porque le falta la humildad de Modric

La penitencia de Cristiano Ronaldo desde que abandonó el Real Madrid es larga. Presiona al Manchester United para salir y poder fichar por un equipo que juegue la Champions

Foto: Cristiano Ronaldo en un partido del Manchester United. (Efe/Peter Powell)
Cristiano Ronaldo en un partido del Manchester United. (Efe/Peter Powell)

Cristiano Ronaldo no asume su último fracaso. Quedarse sin jugar la Champions porque el Manchester United fue incapaz de clasificarse entre los cuatro primeros de la Premier League es un tormento para un jugador que encara sus últimos años con más orgullo que fútbol. Si se jactaba, cuando le iban bien las cosas, de que su ambición era pasar a la historia como el mejor de todos los tiempos, en su bache de los 37 años no admite pasar por la vergüenza de descender de categoría en las competiciones europeas.

El más grande, como él mismo decía cuando tras un partido de la Champions con el Real Madrid en Zagreb soltó la famosa frase de "me tienen envidia por ser rico, guapo y buen jugador", no quiere jugar los jueves. Es una deshonra verse en la Europa League, ese torneo del que nunca saldrá un Balón de Oro. Su prestigio está en la Liga de Campeones, donde lleva 19 años consecutivos compitiendo y es el máximo goleador (140) por delante de Messi (125). El portugués se declara en rebeldía y su representante, Jorge Mendes, pone la maquinaria en marcha. Los divos, cuando están incómodos, se revuelven. Esto es lo que sucede con Cristiano. Decide sublevarse y comete un acto de indisciplina.

placeholder Cristiano Ronaldo abraza a Luka Modric en un partido del Real Madrid
Cristiano Ronaldo abraza a Luka Modric en un partido del Real Madrid

Este lunes no se ha presentado al primer entrenamiento de la pretemporada con el Manchester United como medida de presión. Pide que le dejen salir porque su caché, la fama, la reputación y la gloria no están en la Europa League. Cristiano es Champions o nada. Acabó una mala temporada, se calló y comenzaron las maniobras de escape. En la concentración con Portugal, antes de irse de vacaciones, estaba irritado. Le fue imposible disimularlo y saltó cuando un periodista le preguntó por su futuro. "Quien decidiré mi futuro soy yo. Si quiero jugar más, lo haré. Yo mando, punto", contestó.

Una carrera estancada

Era la imagen de una estrella nerviosa, de una persona con la piel fina, a la que le enerva que le pongan en duda. Fernando Santos, el seleccionador portugués, intermedió para darle cariño y cortar de raíz que la prensa lusa planteara si estaba ya para ser indiscutible. "Es el mejor del mundo", replicó para respaldar la figura de Cristiano. En Portugal guardan respeto a su estrella, pero el ídolo tiene competencia. Si no marca goles como antes, si no gana títulos ni premios, la prensa y los aficionados buscan otros referentes. Los elogios han sido para Rafael Leao, el joven delantero que ha sido campeón de Italia con el Milan y elegido como mejor jugador del campeonato. Cristiano, que en el Manchester tuvo momentos de tensión por ser sustituido o empezar algunos partidos en el banquillo, no se considera uno más. En el Real Madrid tiene a Luka Modric como el mejor ejemplo de que a su edad cada año puede ser mejor. El croata provoca admiración y sigue ganando, mientras que el portugués está en problemas.

Foto: Ousmane Dembélé, cabizbajo, en un partido del Barcelona. (EFE/Dan Himbrechts)

Su carrera está estancada y hay que levantarla al precio que sea. Si no juega la Champions es imposible. Para eso entrena y se cuida más que nadie. Dice que no ha perdido facultades físicas y técnicas, que le quedan tres o cuatro años más en la élite, que tiene fuerzas e ilusión. Pero no trabaja, no se sacrifica tanto, no puede ser el mejor con desafíos menores como la Europa League. Modric tiene lo que le falta a Cristiano. Lo honesto sería preguntarse en qué ha fallado para ir dando tumbos desde que decidió abandonar el Real Madrid. Es fácil. Encadena malas decisiones. No gana títulos, está fuera de los premios individuales y no se siente el culpable. Le falta la humildad de Modric.

El Manchester United quedó sexto en la Premier League y Cristiano Ronaldo fue el tercer máximo goleador del campeonato con 18 goles. Hizo un total de 24 en 38 partidos. No es el jugador que promediaba un gol por encuentro con el Real Madrid. Esto se acabó. Tiene que convivir en su Selección con otras estrellas que le quitan foco: Bernardo Silva, Bruno Fernández, Joao Félix, Rafael Leao, Diego Jota... Se considera imprescindible con Portugal y no se siente responsable de que los 'Red Devils' se hayan quedado sin Champions. Ha dado el paso. Para entrenar con mala cara, a disgusto, sin motivación, que no cuenten con él en el Manchester United.

El Chelsea, una opción

Lo que hace es revolverse y enciende la mecha de otro culebrón en el mercado de fichajes de verano. Erik ten Hag, el nuevo entrenador del Manchester United, cuenta con él. Le queda una temporada de contrato y en ningún momento ha contemplado que pueda salir. Pero esto no le satisface a Cristiano. El pulso está echado y lo puede mantener si tiene la seguridad de que hay otro equipo que le valora para jugar la Champions. Detrás de la insurrección está la reunión que tuvo Jorge Mendes con Todd Boehly, el nuevo dueño del Chelsea. Cristiano se plantea mudarse a vivir a Londres y así poder jugar la Champions.

Tood Boehly, multimillonario estadounidense que compró el Chelsea a Roman Abramovich y que tiene una fortuna valorada en más de 4.200 millones de euros, según Forbes, es copropietario de Los Ángeles Lakers de baloncesto y Los Ángeles Dodgers de béisbol, puede ser la salvación de Cristiano Ronaldo. El Chelsea ha dejado salir a Lukaku al Inter de Milán y busca un delantero contrastado. Cristiano se ofrece. Es una opción. Jorge Mendes ha tanteado también al Bayern de Múnich si finalmente el club alemán pone en venta a Lewandowski. Son los movimientos que hace, a la desesperada, la estrella portuguesa que necesita recuperar el éxito perdido. La autoestima no es un problema. De esto va sobrado.

Foto: Dani Güiza en una concentración con la Selección española. (Efe/Juanjo Martín)

Entre las virtudes de Cristiano Ronaldo no está encajar la derrota ni la modestia. El portugués lleva demasiado mal el fracaso y hasta cuando gana su equipo y él no marca, muestra su frustración con malos gestos y desplantes. Con el paso de los años este carácter egocéntrico, que solo se puede soportar por su afán competitivo, le está generando más angustias que beneficios. Es duro para Cristiano Ronaldo verse desplazado de la pelea por los grandes títulos y los premios. La segunda etapa en el Manchester United no ha funcionado. Tampoco salió bien la apuesta por hacer campeón de Europa a la Juventus.

A su edad, Andrés Iniesta está jugando en el Vissel Kobe de Japón, una Liga menor. Pero Luka Modric, un año menor, está triunfando en el Real Madrid. El croata se pudo machar en 2018, el mismo año en el que se fue Cristiano Ronaldo a Italia. Modric recibió una importante oferta del Inter de Milán, la trasladó al Madrid, pero no presionó como lo hizo Cristiano. El Real Madrid acaba de ganar su tercera Champions consecutiva, se marcharon Zidane y Cristiano Ronaldo, y Florentino Pérez pidió a Modric que fuera ambicioso en el Real Madrid. El croata, cuatro años después de esa charla con el presidente, es indiscutible en el Real Madrid, que ha ganado la última Liga y la Champions.

Cristiano Ronaldo no asume su último fracaso. Quedarse sin jugar la Champions porque el Manchester United fue incapaz de clasificarse entre los cuatro primeros de la Premier League es un tormento para un jugador que encara sus últimos años con más orgullo que fútbol. Si se jactaba, cuando le iban bien las cosas, de que su ambición era pasar a la historia como el mejor de todos los tiempos, en su bache de los 37 años no admite pasar por la vergüenza de descender de categoría en las competiciones europeas.

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