Lo mejor y lo peor | Morata y Luis Enrique lo confirman: la Roja es un caos..., pero cumple

España hizo la hazaña en Braga, tras conseguir derrotar a Portugal (0-1) con un gol de Álvaro Morata en los minutos finales de partido que sirve al equipo de Luis Enrique para meterse en la Final Four de la Liga de las Naciones. El equipo nacional, tras jugar un partido para el olvido ante Suiza, supo sufrir en los peores momentos del choque ante el combinado luso para aprovechar su mejor ocasión y llevarse la victoria. Un equipo discutido, pero que sigue cumpliendo objetivos.

Cada vez que juega la Selección, el procedimiento es el mismo: llega la lista de Luis Enrique y las dudas son evidentes para los aficionados. Jugadores que gustan y están brillando no van; otros que ni juegan en sus clubes son indiscutibles. Y eso, sumado a la forma tediosa, lenta y poco atractiva de jugar de la Roja, genera un extraño caldo de cultivo que hace que España no sea tan llamativa como hace años. Pero ¿saben qué? Nunca defrauda y da el do de pecho a la hora de la verdad.

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Lo mejor | Un equipo que nunca se rinde

La gran noticia de esta Selección es que es un equipo que nunca baja los brazos y que, pase lo que pase, siempre pelea. Desde la llegada de Luis Enrique, España ha hecho semifinales en la Eurocopa (perdió en penaltis con Italia), ha sido subcampeón de la Nations League (perdió la final con Francia) y se ha metido en la Final Four del mismo torneo un año después, amén de lograr la clasificación para Qatar. A pesar de las dudas que siempre genera el equipo, España siempre compite y termina por conseguir los objetivos. El equipo tiene un gen competitivo que hace que, aun en los peores momentos, sea capaz de sacar lo mejor de sí.

Lo bueno | Unai Simón y Morata, brillantes

Ante Portugal, España no jugó un buen partido. A pesar de monopolizar la posesión y tener el control del balón durante casi todo el partido, lo cierto es que al equipo le falta profundidad en ataque y ser más sólido en defensa. No es un martillo de cara a la meta rival y concede demasiado atrás. Sin embargo, este martes se encontró con dos héroes que sellaron una victoria fundamental 'in extremis': Unai Simón estuvo brillante, con cuatro paradas de enorme nivel para sellar su meta; Álvaro Morata supo aprovechar un regalo de un gran Nico Williams —que brilló en sus 20 minutos sobre el césped— para confirmar que con un 'nueve' siempre se juega mejor.

Lo normal | El buen hacer de Luis Enrique

Muchos golpes le han llovido a Luis Enrique desde que tomara el cargo allá por 2018. Desde que llegara a la Selección, el técnico asturiano siempre ha contado con una guardia pretoriana en la que siempre ha confiado, lo que le ha hecho convertir en titulares a jugadores que ni siquiera juegan en sus clubes. A lo largo de los años, ha recibido muchas críticas por sus listas, alineaciones y estilo de juego, pero no se puede negar que el equipo tiene mucho trabajo detrás. Es cierto que no tiene un fútbol atractivo y que enamore, pero, siempre que llega la hora de la verdad, el equipo da la cara. Y eso solo se consigue si detrás hay esfuerzo y desempeño.

Lo malo | Endebles en la medular

Uno de los principales problemas de España está en el medio del campo. La Selección es un equipo al que le gusta monopolizar la posesión, tocar mucho y avanzar posiciones con el balón controlado. Pero, a pesar de tener el dominio absoluto, es un equipo que sufre y es por varias razones: cuando se pierde el balón en posiciones altas, no existe una presión efectiva, por lo que el rival supera fácil las líneas; cuando se defiende en estático, la medular tiene mucha clase, pero no es guerrera ni incomoda al rival. Es un equipo endeble en el medio y al que le cuesta recuperar tras pérdida sin sufrir en exceso.

Lo peor | Las dudas con el estilo

El principal problema de esta Selección es que no es un equipo reconocible. Es cierto que posiblemente todos tengamos en mente aquel equipo que marcara una época ganando dos Eurocopas y un Mundial de manera consecutiva y, por tanto, la comparación siempre es injusta, pues se trata de una época irrepetible. Pero no es menos cierto que el actual equipo nacional no tiene un estilo definido, no se sabe bien a lo que juega y sigue generando muchas dudas sobre el césped. Mucha combinación, mucho toque y mucha posesión, pero no existe un plan para derribar defensas, salvo apostarlo todo a la calidad individual de los jugadores.