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Joao Félix, un niño con talento y caprichoso que pone a Simeone con el agua al cuello
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el club gana tiempo en el conflicto

Joao Félix, un niño con talento y caprichoso que pone a Simeone con el agua al cuello

Joao Félix tiene gestos chulescos y ha sido más descarado con sus desaires a Simeone para hacer ver que no estaba cómodo en el Atleti que con su rendimiento para ganar partidos

Foto: Joao Félix, durante un partido con el Atleti en la Champions. (EFE/Peter Powell)
Joao Félix, durante un partido con el Atleti en la Champions. (EFE/Peter Powell)

Simeone estaba hasta las narices de Joao Félix y se lo ha callado. De sus malas caritas y los desplantes de niño egoísta. Ha tenido mucha paciencia con un futbolista que no ha aprovechado las oportunidades y ha sido protagonista por gestos reprochables. De caprichoso y mal educado. Ha tirado un peto al suelo por no salir en el partido contra el Brujas, le ha dado una patada a una botella por ser cambiado en un derbi, le ha mandado callar al Cholo tras marcar un gol al Villarreal, les ha indicado a los del Frente que la culpa de su situación es del entrenador... Joao Félix, el chico con cara de acelga, no se adaptó a Simeone, el hombre que vive con un pasión extrema los partidos, y no se ha callado. En Londres, ya con la camiseta del Chelsea, se presenta diciendo que a él le gusta tener la pelota y jugar con alegría. Otras más de un chaval conflictivo.

A Simeone se le reprocha que no haya sido capaz de aprovechar el talento del portugués. El entrenador ha tenido paciencia, tacto y mejor educación. Bastante hizo con mirar para otro lado con los desplantes y en el momento de mayor tensión ir de cara para decirle que no es imprescindible. El equipo, lo primero. A Joao Félix nunca le ha gustado la filosofía de juego conservadora de Simeone. Lo ha hecho saber en el club, con sus desaires a ojos de los aficionados, interactuando con mensajes críticos en las redes sociales contra el Cholo. El entrenador, protegiendo los intereses del club, ha tenido que soportar los aires chulescos, incluso de divo y arrogantes del luso, para evitar avivar la polémica de una mala convivencia.

placeholder Joao Félix posa con la camiseta del Chelsea.
Joao Félix posa con la camiseta del Chelsea.

Joao Félix se sale con la suya y pierde de vista a Simeone. Ya es feliz. Veremos cómo le va en estos meses en el Chelsea. Si la rompe, disfruta o el verde le pone en su sitio. Pidió salir antes del Mundial y lo ha conseguido. Simeone no le ha echado. Ni tampoco le ha maltratado. El entrenador siempre ha pretendido ser justo con los méritos deportivos y el portugués se creyó más que los compañeros. Entre Joao Félix o Ángel Correa, por ejemplo, el Cholo pone en un pedestal al segundo por rendimiento, compromiso y comportamiento.

El Cholo y los objetivos

En el Atleti deciden que hay que ganar tiempo para resolver este conflicto. Gil Marín ha encontrado una fórmula de poner a buen recaudo a Joao Félix a la espera de ver cómo acaba la temporada Simeone. El Cholo tiene que cumplir los mínimos objetivos que marca el club y que pasan por acabar en los puestos de Champions y dar una alegría en la Copa del Rey. La Liga es ya una misión inalcanzable y la eliminación en las competiciones europeas trastoca el presupuesto. Joao Félix está a salvo en el Chelsea. Simeone se queda en el Atleti con el agua al cuello.

Foto: Mbappé tras perder la final del Mundial de Qatar. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

El dueño del Atleti está para tomar decisiones y la elección no era nada sencilla. Cargarse al Cholo a mitad de la temporada, por los malos resultados, supone un fuerte desembolso económico. Se iría por encima de los 20 millones de euros rescindir un contrato al que le queda otra temporada. Traspasar a Joao Félix tras el Mundial era una opción. Pero no se contempló malvenderlo. Ni tampoco hay muchas ganas entre los dirigentes de perder a un futbolista al que se considera un talento diferente y con el que se hizo una apuesta potente en lo económico. Joao Félix, renovado por el Atleti una temporada más, jugará cedido al Chelsea con billete de vuelta.

Comienza una nueva etapa en el Atlético de Madrid. En la que se pone todo el foco en el trabajo de Simeone y en la que el propio entrenador tiene que rendir cuentas de aquí a final de la temporada. Si no consigue los objetivos mínimos, debería dar un paso al lado. Gil Marín y Simeone tendrían que pactar la salida y cerrar un ciclo. Empezar otro nuevo en el que, por supuesto, recobraría la ilusión con el regreso de Joao Félix. A rey muerto, rey puesto. El movimiento de Miguel Gil Marín es separarlos momentáneamente con las vistas puestas en el balance de final de temporada. Lo que no vamos a volver a ver es a Simeone y Joao Félix juntos.

Los continuos roces

Una vez que se ha roto, no tendría sentido que se dieran una segunda oportunidad. Son incompatibles. No se soportan. Simeone no considera que Joao Félix tenga categoría de futbolista top y el portugués tiene metido en la cabeza que lo que hace con él el técnico es algo parecido al ninguneo. Esta pelea viene de lejos, desde la primera temporada, con el fichaje reciente, en la que se produjo el primer roce por la posición en el campo. Joao Félix le comentó a Simeone que no estaba cómodo jugando en la banda derecha y no consiguió nada. El conflicto ha ido engordando con los desplantes del portugués y la gestión de los minutos del entrenador. Simeone le dejó claro a Joao Félix que era uno más de la plantilla y el luso cree que siempre ha tenido que demostrar más que el resto para jugar. La postura de Gil Marín en este conflicto era neutra. Escuchó a las dos partes y entre sus dudas está si Simeone no ha sabido sacar un mejor rendimiento de Joao Félix.

La cesión al Chelsea ayuda a solucionar dos problemas urgentes. Primero, había que separarlos. Segundo, el dinero que recibe el Atleti del equipo inglés sirve para amortiguar el coste económico del pago a plazos de los 127,2 millones de euros al Benfica. Joao Félix está dispuesto y con ganas de regresar al Atleti, pero sin Simeone en el banquillo. El club tiene pendiente cómo resolver este problemón y analizar si realmente el Cholo ya está amortizado.

Foto: Jude Bellingham celebra un gol con Inglaterra. (Reuters/Molly Darlington)

El único entrenador que llenaría el vacío de Simeone es Luis Enrique. Lo tiene todo. Liderazgo, carisma, un sistema ofensivo en el que encajaría y se sentiría a gusto Joao Félix y, algo importante, un personaje que es antipático para el madridismo. El exseleccionar es el deseado por Gil Marín. El técnico asturiano ya ha manifestado que le apetece el reto de volver a coger un equipo para sentir la adrenalina de competir todo el año y el proyecto que le puede ofrecer el Atleti es el de reconstruir una plantilla y tener plenos poderes.

La cuenta atrás de Simeone en el Atleti puede haber empezado con la salida provisional de Joao Félix. Lo que le queda por delante al entrenador son meses de dificultad para conseguir el objetivo de clasificar al equipo para la Champions, en un campeonato en el que se muestran fuertes la Real Sociedad y el Betis. Mantienen una línea regular y por detrás vuelve a apretar el Villarreal y está cerca el Athletic. Probablemente, veamos un Atleti, ya sin Joao Félix, más cholista.

Simeone estaba hasta las narices de Joao Félix y se lo ha callado. De sus malas caritas y los desplantes de niño egoísta. Ha tenido mucha paciencia con un futbolista que no ha aprovechado las oportunidades y ha sido protagonista por gestos reprochables. De caprichoso y mal educado. Ha tirado un peto al suelo por no salir en el partido contra el Brujas, le ha dado una patada a una botella por ser cambiado en un derbi, le ha mandado callar al Cholo tras marcar un gol al Villarreal, les ha indicado a los del Frente que la culpa de su situación es del entrenador... Joao Félix, el chico con cara de acelga, no se adaptó a Simeone, el hombre que vive con un pasión extrema los partidos, y no se ha callado. En Londres, ya con la camiseta del Chelsea, se presenta diciendo que a él le gusta tener la pelota y jugar con alegría. Otras más de un chaval conflictivo.

Diego Simeone
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