Castellanos se da un festín con cuatro goles y castiga a un Real Madrid holgazán en Girona (4-2)

El Girona pone en evidencia los problemas del Real Madrid en la Liga. Dice Ancelotti que la diferencia de puntos con el Barcelona en el campeonato no refleja la calidad de las plantillas. Se equivoca el técnico italiano. Su equipo baja la motivación, el esfuerzo y la intensidad en España. No es regular ni sólido. En Europa se transforma, pero derrotas como las de Girona y la manera tan diferente de competir es inaceptable en una plantilla que se dejó ir en Montilivi. Castellanos, autor de los cuatro goles, lideró a un Girona ambicioso. El Real Madrid volvió a naufragar en la Liga. Otra demostración de la falta de compromiso con esta competición.

La goleada es dura y afecta a la confianza de un equipo que en las próximas semanas tiene que competir en la final de Copa contra Osasuna y las semifinales contra el Manchester City. El Real Madrid gana, sale adelante, es capaz de todo cuando es un equipo compacto y todos están enchufados. En Motilivi no fue un equipo. Se abandonó y vuelven a aparecer las malas sensaciones. Militao llegaba como uno de los mejores defensas del mundo y fue un coladero. La defensa sucumbió en la gran noche de Castellanos. El hambre del Girona y su goleador dejan en evidencia la mala actitud del equipo de Ancelotti. Un coladero atrás, sin reacción ni rebeldía, solo algo de Vinícius. Míchel le dio una lección a Ancelotti. Vinícius es lo único que se salva en un día vulgar para todo el equipo. El brasileño hizo un gol y dio la asistencia para el segundo de Lucas Vázquez.

El inicio del partido fue un espejismo. Empezó bien para el Real Madrid, con un remate de tacón de Rodrygo, a los treinta segundos, que rechazó Juanpe. Una clara ocasión de gol en un centro peligroso al área de Modric tras un envío con el exterior de Vinícius al croata. Ancelotti puso un once ofensivo y salió sin pivote defensivo. Con Kroos, Modric y Fede Valverde, el centro del campo de gala, en el que ha perdido el sitio Tchouaméni. También reservó a Camavinga. Los dos jóvenes franceses en el banquillo, aunque por diferentes motivos. Arriba puso a Asensio junto a Vinícius y Rodrygo. Era un equipo sin Courtois, baja por una gastroenteritis, y Benzema, otro que necesita un descanso para afrontar lo que viene. Los errores atrás, la falta de consistencia, le costaron dos goles en once minutos.

Los errores de Militao

Llegó el Real Madrid a Montilivi con la solidez de no encajar un gol en los últimos cuatro partidos y a los once minutos se rompió la racha. Un pase filtrado de Riquelme al área para Miguel Gutiérrez acabó en un centro que cabeceó Castellanos. Con demasiada facilidad desarmó el Girona la defensa del Real Madrid en la primera acción de peligro. Militao y Rüdiger, los centrales, fuera de posición. El Girona encontró una grieta y Castellanos remató sin oposición. Nada pudo hacer Lunin. Al equipo de Ancelotti le faltó tensión y agresividad en la acción defensiva.

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El gol alteró a Vinícius. El brasileño se quejó de una falta en la acción antes del gol de Castellanos. En una lambretta a Santi Bueno en la que cayó al suelo. No la pitó el colegiado Iglesias Villanueva y se desató la guerra de Vinícius. Contra los jugadores rivales y el árbitro. El público la tomó con él, con pitos y abucheos. Con rebeldía hizo un jugadón, yéndose de todos los que le salían al paso hasta llegar a la línea de fondo y meter el pase atrás a Rodrygo. El remate de su compañero fue malo. Alto. Perdonó el Real Madrid arriba y volvió a ser frágil atrás.

El Girona marcó el segundo gol en su segunda llegada a la portería de Lunin. Otra acción en la que faltó tensión en la defensa del Real Madrid. Un balón largo a Castellanos, en el que el delantero del Girona ganó por velocidad a Militao y se plantó ante Lunin. Castellanos no perdonó en el mano a mano. Marcó en once minutos dos goles a una débil defensa del Real Madrid. Militao, el central más en forma del Madrid que ganaba todos los duelos, sufrió con Castellanos.

Empezó a llover con fuerza. Bendita lluvia para un país con sequía. Se calentó el Real Madrid, con el carácter de un agitado Vinícius. Este chico no para de intentarlo, de encarar y encararse. Metido en las refriegas con los rivales, saca lo mejor de sí mismo. El brasileño encontró el gol en la jugada más inesperada con un remate de cabeza tras un centro de Marco Asensio al segundo poste. El Madrid se metió en el partido y Vinícius se quedó mirando a la grada con gesto desafiante. Estaba caliente y batallador. Las reiteradas protestas le costaron una tarjeta amarilla. Era un Vinícius contra todos. Las tuvo contra Santi Bueno y contra Arnau, que le derribó con fuerza en una arrancada. Le costó la amarilla a Arnau.

El Real Madrid salió con la empanada tras el descanso y lo pagó con el tercer gol de Castellanos a los 46 segundos del inicio de la segunda parte. Los mismos errores defensivos. Falta de tensión y anticipación. Yan Couto superó por velocidad a Nacho en la banda izquierda, su centro al área no fue despejado por ninguno de los defensas del Real Madrid y lo remató Castellanos. Tres goles para un delantero que reventó a la perezosa zaga blanca. La decisión de Ancelotti fue quitar a Nacho y meter a Camavinga para detener la sangría por el costado izquierdo.

El Girona pasó a darse un festín. Nada funcionó en un Real Madrid blando atrás y con Militao extrañamente superado. Castellanos, el héroe de la tarde-noche, le volvió a ganar el duelo en el cuarto gol con un cabezazo tras un saque de esquina. La derrota es dura para el Real Madrid. No compitió como equipo en Montilivi, faltó esfuerzo colectivo, control del juego, fluidez para generar peligro y compromiso defensivo.