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La nueva liga saudí de fútbol da miedo. Hasta que rueda el balón y todo empieza a dar risa
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ESTRELLAS EN EL DESIERTO

La nueva liga saudí de fútbol da miedo. Hasta que rueda el balón y todo empieza a dar risa

El fichaje del joven talento español Gabri Veiga ha hecho saltar las alarmas en el fútbol europeo. La diáspora de futbolistas top a la Saudi Pro League es tan llamativa como absurda

Foto: Un fan del Al-Nassr muestra un extraño cartel animando a Ronaldo. (EPA)
Un fan del Al-Nassr muestra un extraño cartel animando a Ronaldo. (EPA)
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Hay dos nombres que los promotores de la nueva Saudi Pro League (SPL) no quieren escuchar bajo ningún concepto. El primero es el de Jamal Kashoggi, el periodista asesinado en el consulado saudí de Estambul por agentes enviados por el príncipe Mohamed bin Salmán en 2018. El segundo es el del futbolista argentino Darío Conca.

Conca era un mediapunta semidesconocido que, en 2011, pasó a ser uno de los futbolistas mejor pagados del mundo gracias a su sorprendente traspaso desde Brasil al equipo chino Guangzhou Evergrande. En esos momentos, China estaba intentando potenciar su Superliga por los mismos motivos que mueven hoy al reino saudí: construir una herramienta de poder blando que mejore la imagen internacional de una dictadura y, de paso, mantenga entretenida a la población.

placeholder Darío Conca celebra un gol para el Guangzhou Evergrande. (Amr Abdallah Dalsh/Reuters)
Darío Conca celebra un gol para el Guangzhou Evergrande. (Amr Abdallah Dalsh/Reuters)

Hace diez años, la amenaza para el fútbol europeo venía de allí. El desfile comenzó, como está ocurriendo ahora, con veteranos como Drogba, Anelka o Mascherano, pero poco a poco se fueron incorporando jugadores que venían de jugar Champions League como los brasileños Oscar, Hulk y Ramires, el argentino Lavezzi o el hoy atlético Ferreira Carrasco. Todos estaban dirigidos por entrenadores igualmente prestigiosos: Marcelo Lippi, Sven Goran Eriksson o el exseleccionador José Antonio Camacho.

El paradigma del despilfarro, no obstante, fue Conca, que en un momento dado llegó a embolsarse 10,6 millones de dólares al año, solo por debajo de Messi o Ronaldo. Hoy el exfutbolista administra felizmente su botín mientras el descalabro de Evergrande, el gigante inmobiliario que impulsó aquel equipo y esta semana se declaraba en bancarrota, ha provocado un terremoto de deuda en China que el país aún está tratando de digerir. De aquella Superliga china no quedan hoy ni las brasas.

Con el fichaje de Veiga, la liga saudí ha superado los 1.000 millones en valor de mercado

"Estas comparaciones son inevitables", decía recientemente Carlo Nohra, jefe ejecutivo de la renovada liga saudí que lleva todo el verano estremeciendo a los clubes europeos. Tras haberse llevado a Cristiano Ronaldo, Benzema o Neymar, esta semana demostraron que su ambición va más allá y anunciaron el fichaje de Gabri Veiga (21 años), estrella del Celta que estuvo a punto de recalar en el Nápoles, vigente campeón de Italia, pero que vestirá finalmente la camiseta del Al-Ahli. Toda una sorpresa.

Con su traspaso, valorado en unos 36 millones de euros, el centrocampista de Porriño ha logrado además que el valor de mercado de la liga saudí haya superado por primera vez el umbral de los mil millones de euros. Hace solo tres años, la suma del valor de todos los jugadores de la SPL estaba en 283 millones de euros, casi una cuarta parte. Esto, en términos prácticos, les ha supuesto pasar de tener un campeonato doméstico con menos tirón que la liga escocesa a casi colarse —con tantos matices como explicaremos a continuación— entre las diez mejores ligas del mundo, algo que seguramente logrará de aquí al 20 de septiembre, cuando se cierre su mercado de fichajes.

La fotografía es, sin embargo, tremendamente engañosa. Aunque en términos netos la SPL parezca codearse con las ligas argentina o turca, es todo un trampantojo. Por un lado, ninguno de estos campeonatos puede presumir de contar con las rutilantes estrellas que jugarán esta temporada en el desierto. Pero por el otro, para los mandamases saudíes resulta inimaginable que sus equipos cuenten con el nivel de apoyo social del que dispone el club más austero de estas ligas.

La asistencia media a sus partidos de este año es de apenas 10.500 espectadores, pese a haber registrado un desembolso en fichajes mayor que el de LaLiga. Y en cualquier caso, el gasto en contrataciones es ridículo —muchos de ellos han recalado en Arabia tras acabar sus contratos en Europa o tras una compensación marginal— en comparación con lo que están gastándose en sueldos. Ahí está la verdadera clave.

placeholder Ceremonia de presentación de Karim Benzema con el Ittihad el 8 de junio de 2023. (Reuters)
Ceremonia de presentación de Karim Benzema con el Ittihad el 8 de junio de 2023. (Reuters)

De nuevo, Carlo Nohra: "Hemos entendido desde el principio que, para conseguir los jugadores de calidad que necesitamos para tener un impacto aquí, teníamos que pagar una prima". Aunque este tipo de contratos no son públicos y existe mucha especulación, ha trascendido que Ronaldo, Benzema o Neymar ganarán entre 100 y 200 millones de euros cada temporada. Además del dinero por jugar, existen otros bonus, como hacer de embajadores de Arabia Saudí para favorecer sus opciones de cara a organizar el Mundial 2030, que podrían aumentar sus emolumentos.

Para las estrellas que están en los siguientes escalones, las diferencias en sueldo son también espectaculares. The Guardian citaba a un agente que decía que algunos futbolistas podían llegar a "multiplicar por diez" su salario al irse a la SPL.

Quién es quién en la Saudi Pro League

La Saudi Pro League tiene 18 equipos, pero da lo mismo, podrían ser 16 o 32 porque en realidad solo importan estos cuatro: Al-Nassr, Al-Ahli, Al-Hilal e Ittihad Club. Los equipos que el PIF saudí nacionalizó en junio de este año, transformándolos en empresas de las que ostenta el 75% del capital. El resto está en manos de fundaciones sin ánimo de lucro.

Prácticamente, todos los grandes fichajes que se han oído este verano tienen como protagonistas a estos cuatro equipos, los más históricos del país. En realidad, quien los ficha es el PIF, que más tarde decide a qué plantilla se incorporan. Los demás, como puede apreciarse a continuación, no han experimentado un cambio sustancial, si bien dos de ellos, Al-Shabab y Al-Ettifaq, que antes se codeaban con la élite, ahora han quedado descolgados de este selecto club.

La liga también amplió el número de extranjeros por equipo hasta ocho, por lo que los partidos (sobre todo de los equipos grandes) suelen consistir en ver actuar a las estrellas foráneas con los denodados futbolistas locales como actores secundarios. Arabia Saudí no tiene un problema de fuga de talento futbolístico, primero porque las grandes ligas no suelen estar interesadas y segundo, porque el gobierno tiene a sus futbolistas bien atornillados a su país de origen. Solo en raras ocasiones se ha visto a un saudí vestirse de corto para un club extranjero. Por ejemplo, sucedió en 2018 tras el rocambolesco acuerdo al que llegaron con Javier Tebas para nutrir de jugadores a algunos equipos de La Liga o sus filiales a cambio de 28 millones de euros. Uno de ellos, Salem Al-Dawsari, hizo sus prácticas en el Villarreal —solo jugó 33 minutos, eso sí, contra el Real Madrid en El Madrigal— y era la estrella del Al-Hilal hasta que llegaron Neymar, Malcom o Milinkovic-Savic.

El régimen es propietario de los cuatro grandes, pero los demás equipos tampoco van por libre

¿Qué sucede con los equipos que el Estado no controla directamente a través del PIF? Pues que también son controlados, pero indirectamente. Este mismo verano, un decreto del Ministerio de Deportes limitaba la permanencia de los dirigentes de cualquier club del país a dos mandatos. Esto afecta sobre todo a equipos como el citado Al-Ettifaq, fuera del Big Four pero igualmente pudiente gracias al apoyo de la familia Al-Dabal, que lleva dirigiendo al club desde la década de los ochenta. Con la nueva ley, el club de Damman ha pasado a manos del empresario Samer Al-Misehal, hermano del presidente de la federación de fútbol y quien presumiblemente tutelará la adquisición del Al-Ettifaq a manos de una filial de la petrolera Aramco.

No tienen que recordar todos los nombres, es complicado, solo observar cómo aquí todo empieza y acaba en el mismo sitio.

Con este nuevo apoyo, el Al-Ettifaq se ha lanzado también a fichar estrellas extranjeras. Concretamente, trajeron para el banquillo a Steven Gerrard —antigua estrella del Liverpool, muy fallido como entrenador— y tras él, a su sucesor, Jordan Henderson, que a sus 33 años ha dejado Anfield para embolsarse en Arabia Saudí 820.000 euros a la semana durante tres años. El anterior jugador-mejor-pagado del equipo ganaba en torno a 30.000 euros.

placeholder Gerrard y Henderson sonríen con gran naturalidad como entrenador y estrella del Al-Ettifaq. (Reuters)
Gerrard y Henderson sonríen con gran naturalidad como entrenador y estrella del Al-Ettifaq. (Reuters)

Como capitán red, Henderson fue muchas veces abanderado por los derechos LGTBI, portó orgulloso un brazalete arcoíris... y ahora es aplaudido en un país donde la homosexualidad está perseguida. Es una de todas las contradicciones que está provocando construir con calzador, prisas y talonario una liga cuyo objetivo de fondo no es otro que situar al país como la niña bonita de Arabia a ojos del mundo.

Por suerte para Henderson, Firmino o Aymeric Laporte, los periodistas locales nunca les preguntarán por este detalle.

A diferencia de la ingrata prensa deportiva británica, los periodistas saudíes además de no comprometerles pueden incluso colocarle un Rolex en la muñeca a los futbolistas tras su debut, como le sucedió a Fabinho. Pero como dicen allí: no incomodemos a los protagonistas. Aquí hemos venido a hablar de fútbol.

Un fútbol a fuego lento

Podríamos equiparar el ritmo de los partidos de la Saudi Pro League a una partida de petanca en el Machu Picchu, con un partido de la Kings League con nada por decidir o con uno de esos partidos benéficos que se juegan en Navidad, amigos de Casillas contra amigos de César Cadaval, donde se intercambian amateurs y profesionales por un buen fin.

En la SPL el balón circula con parsimonia y es normal porque los partidos trascurren a una temperatura infernal. Como España, Arabia Saudí también sufre de peores olas de calor que antes, y eso allí supone que las máximas en ciudades como Damman o Riad oscilan en agosto entre los 48 y los 50 ºC. Todos los partidos se juegan a partir de las 21:00, cuando el sofoco es más tolerable. Aún así, las estrellas suelen estar auxiliadas por utilleros o fisios que les entregan agua helada y les colocan toallas frías alrededor del cuello.

El balón circula con parsimonia y es normal porque los partidos trascurren a una temperatura infernal

La diferencia entre los jugadores locales y las estrellas es abismal. Incluso jugadores como Fabinho, Kanté o Henderson, que en Europa eran reconocidos como centrocampistas defensivos o recuperadores de balones, aquí son absolutos fantasistas, capaces de atravesar la frontal del área rival en un vertiginoso eslalon, sorteando a los árabes patizambos hasta encontrar un hueco en la maraña de piernas para asistir o disparar.

Cuando el balón llega al pie de las estrellas, las cosas comienzan a suceder; cuando el balón abandona sus pies, las cosas dejan de suceder. Así durante 90 minutos.

Por lo general, los goles llegan cuando los extranjeros son capaces de enhebrar una jugada entre ellos, cosa que sucede con relativa facilidad hasta que, a partir del minuto 60, se les apagan las luces por el calor. Cuando juegan los cuatro equipos principales contra alguno sin financiación PIF, el partido suele quedar resuelto al descanso por 0-3 o 4-0, es una superioridad absurda y anticompetitiva. La estrella del partido, por supuesto, siempre es uno de los fichajes extranjeros.

Dicho lo cual, hay que reconocer que Cristiano Ronaldo es un absoluto demente y el único que sigue corriendo hasta el minuto 95 como si le fuera la vida en ello.

Su equipo, el Al-Nassr, fue el que empezó con esta vorágine trayéndose a Ronaldo en diciembre de 2022, tras haber salido despedido del Manchester United. Desde entonces se han gastado más de 200 millones de euros en fichajes —sueldos aparte— para tratar de ganar un título que se les resiste desde hace años. El último en llegar ha sido Otávio, extremo de 28 años que fue elegido el mejor jugador de la pasada liga portuguesa con el Porto. Han pagado 60 millones de euros por él.

placeholder Alineaciones del último partido de Al-Nassr y Al-Hilal. (EC)
Alineaciones del último partido de Al-Nassr y Al-Hilal. (EC)

Su principal rival es el Al-Hilal, equipo que más veces (18) ha ganado el campeonato saudí desde su fundación y que está inmerso en una racha primorosa, levantando cinco de las últimas siete ligas. Los desvelos del jeque pasaban por contratar precisamente a Lionel Messi para reeditar en Riad la vieja rivalidad entre los dos astros y lograr presentar cada fin de semana en el Estadio Rey Fahd a un multiganador del Balón de Oro. En su lugar tendrá que ser Neymar quien encarne al archienemigo de Ronaldo. Su primer enfrentamiento tendrá lugar el 30 de noviembre.

Los otros dos miembros del Big Four del fútbol saudí, Al-Ahli y Ettihad, viven una rivalidad parecida en la ciudad de Yeda.

El año pasado, el histórico Al-Ahli (ganador de la liga en nueve ocasiones) estaba en segunda división, aunque no les costó regresar. Sus jugadores ni siquiera celebraron el ascenso, consideraban que haber estado por primera vez fuera de la SPL era un oprobio. Su entrenador, el sudafricano Pitso Mosimane, no daba crédito. Poco después, tanto él como su cuerpo técnico fueron despedidos. Una vez fuera del país, denunciaron que llevaban meses sin cobrar.

Pocas semanas más tarde, el Al-Ahli había anunciado el fichaje del alemán Matthias Jaissle que, como entrenador, acababa de ganar la liga austriaca con el Red Bull Salzburgo, un equipo que suele jugar la Champions League cada año. Detrás llegó una inversión de 143 millones de euros en fichajes: Edouard Mendy, Franck Kessié, Merih Demiral, Roger Ibáñez, Riyad Mahrez y el último, Gabri Veiga.

placeholder Alineaciones de Ittihad Club y Al-Ahli en su último partido disputado. (EC)
Alineaciones de Ittihad Club y Al-Ahli en su último partido disputado. (EC)

Enfrente, en el derbi de Yeda, tienen al Ittihad de Benzema y compañía. En realidad, como todos los estadios del país son del mismo dueño, ninguno de los equipos tiene el suyo en propiedad. Al-Ahli e Ittihad suelen jugar ambos en el estadio King Abdullah, lo cual resta bastante dramatismo a esa rivalidad local.

Hace unas semanas, la SPL invitó a varios periodistas extranjeros a conocer de primera mano la liga, con acceso a los vestuarios o entrevistas a los dirigentes que están moviendo los hilos de este renacimiento. Andrew Hankinson, de The Athletic, describía de esta forma el comportamiento de la afición del Al-Riyahd, un recién ascendido: "Para cuando llegó el gol, la mayoría de los seguidores se habían mudado a una pequeña sección de la tribuna principal, aparentemente siguiendo instrucciones. Allí comenzaron a ondear las banderas rojas y negras que les habían entregado y coreaban en respuesta a un altavoz".

Todos los aficionados sueñan con que el PIF nacionalice su club y lo llene de estrellas

En su mayor parte eran adolescentes que manifestaban el deseo de que, algún día, el PIF comprara también su equipo y lo llenara de estrellas.

El testimonio de Hankinson, que asistió a varios partidos recientes, mostraba a unos aficionados que se mueven entre la ignorancia futbolística y el orgullo nacionalista: "Henderson es muy bueno, mejor que Ronaldo", decía uno del Al-Ettifaq que afirmaba sin ambages que, en un año, la Saudi Pro League sería mejor que la Premier League inglesa. "Queremos a Messi".

¿Hasta cuándo durará?

Los gestores de la liga repiten a menudo que su presupuesto es profundo, pero limitado. Los hechos, sin embargo, no permiten ver fácilmente dónde está ese límite. Los jugadores siguen anunciando su marcha a Arabia incluso aunque algunos equipos ya hayan superado el límite de ocho futbolistas y no puedan inscribirlos. De hecho, el Al-Nassr tuvo que despedir a su delantero camerunés, Vincent Aboubakar, para inscribir a Ronaldo. Ahora se encuentran con el mismo problema, ficharon al lateral brasileño Álex Telles a cambio de siete millones de euros anuales y de momento no pueden registrarlo.

Hay más casos como este, pero son calderilla para el PIF, un fondo cuyo valor Bloomberg calculaba en 722.000 millones de euros a finales de 2022.

Sin embargo, nadie quiere gastar dinero eternamente sin obtener ningún retorno.

Los principales ingresos de una liga de fútbol vienen de la venta de entradas, mercadotecnia, patrocinios publicitarios y derechos televisivos, aspectos en los que la liga saudí está aún por debajo incluso de la 2ª división inglesa, española o alemana. Por muy profundos que tenga los bolsillos el reino saudita, su campeonato es muy deficitario y lo será durante muchos años.

placeholder Savvy patrocina al Al-Hilal de Neymar pero no deja de ser el mismo dinero que el de sus dueños. (Ahmed Yosri/Reuters)
Savvy patrocina al Al-Hilal de Neymar pero no deja de ser el mismo dinero que el de sus dueños. (Ahmed Yosri/Reuters)

Para empezar, no existen patrocinadores reales. La publicidad que llevan en la camiseta Cristiano Ronaldo o Neymar, dos empresas llamadas KAFD y Savvy, pertenecen al Fondo de Inversión Pública saudí (habitualmente conocido como PIF, por el inglés Public Investment Fund) que es donde realmente está la madre del cordero en todo este asunto. Lo mismo con las vallas publicitarias.

¿Ha entrado algo de capital extranjero en la liga saudí desde que empezaron a fichar estrellas? Muy poco.

Llevan semanas moviéndose para tratar de colocar los derechos de televisión para retransmitir la liga a otros países, algo de lo que se está encargando la agencia IMG como intermediador. Los derechos originalmente son propiedad de —sorpresa— la televisión pública, que pagó al Estado unos 25 millones de euros anuales durante tres temporadas. El gran negocio aquí, claro está, está en revender los derechos a plataformas extranjeras para cada país.

Dada la peculiaridad de la SPL, nadie quiere comprar el paquete completo para acabar emitiendo un Al-Fayha contra Al-Hatem que están viendo 1.500 personas en la Ciudad Deportiva de Al Majma'ah. Como mucho, los operadores quieren tres partidos por jornada.

La liga está ofreciendo por poco dinero los derechos de retransmisión en otros países

Así ha pasado con DAZN, que recientemente logró hacerse con los derechos para retransmitir la liga saudí en Reino Unido, Alemania y Austria por solo 500.000 euros. Tímidamente, otros países han accedido también a contratar algunos partidos de la liga que ha revolucionado el mercado de fichajes: Grecia, Brasil, Portugal, Italia, Corea del Sur, Filipinas, Indonesia... unos treinta al parecer.

Sirva como ejemplo que en España, DAZN pagó a LaLiga unos 190 millones de euros (Telefónica pagó los 800 restantes) para poder ofrecer cinco partidos por jornada hasta 2027. En nuestro país, el periódico deportivo Marca se ha hecho con los derechos para ofrecer tres partidos semanales a través de su web. Hasta donde hemos podido comprobar, ningún canal de televisión o plataforma de contenidos se ha mostrado interesada en participar en la puja.

En medios como Bloomberg dudan que ninguno de estos acuerdos pueda suponer una cantidad de dinero sustancial para las arcas saudíes. O dicho de otra forma, ni de lejos podría acercarse a lo que cobra Ronaldo por una semana de trabajo allí.

Religión y geopolítica

Sadio Mané, Riyahd Mahrez, Karim Benzema, Edouard Mendy, Seko Fofana, N'Golo Kanté o Kalidou Koulibaly son musulmanes practicantes. No es ningún misterio que ese hilo, que une a muchos de los fichajes estrella, ha sido también un acicate para atraerlos a Arabia Saudí. Tampoco que el régimen de Bin Salman está utilizando este hecho para vender su mercancía.

Arabia Saudí ha utilizado este festival de adquisiciones futboleras "para reforzar su posición como líder del mundo musulmán y faro del Islam moderado y tolerante, y los jugadores musulmanes sugirieron que la afinidad religiosa era una de las razones por las que querían el traspaso al reino", explica aquí James Dorsey, veterano periodista especializado en Oriente Medio.

Arabia Saudí ha utilizado este festival de adquisiciones "para reforzar su posición como líder del mundo musulmán y faro del Islam"

Para muchos comentaristas, el islam puede ser el factor diferencial a la hora de lograr que el proyecto de esta nueva liga cuaje, a diferencia de lo que sucedió con China o con ejemplos más recientes, como Qatar, que lleva una década intentando lo mismo y no ha logrado atraer más que a jugadores cercanos a su fecha de caducidad. "Sin embargo, Arabia Saudí tiene la Meca y la Medina, y solo un musulmán sabe lo importante que es esto", escribía el académico Omar Al-Ubaydli para explicar por qué los occidentales blancos no deberíamos subestimar lo que está pasando allí con el fútbol. También sugiere, y no es el primero, que los discursos anti-inmigración y episodios racistas como el de Vinicius en Mestalla están siendo cada vez más comunes en Europa, y que "algunos de los jugadores que consideran jugar en Arabia Saudí se sienten atraídos ante la perspectiva de no tener que soportar cánticos de monos y otros epítetos raciales dirigidos hacia ellos mientras realizan su trabajo".

Las polémicas que se están desplegando alrededor de todo esto tienen su aquel. Tras el fútbol y el dinero, hay muchas capas de geopolítica, guerra cultural o poscolonialismo. No todo el mundo ve la situación con los mismos ojos que los europeos, que contemplamos cómo las estrellas que solíamos ver cada fin de semana emigran sin reparos.

placeholder Aficionados del Chelsea muestran un cartel en protesta a Emenalo en 2015. (Reuters)
Aficionados del Chelsea muestran un cartel en protesta a Emenalo en 2015. (Reuters)

En Inglaterra también están que trinan con la irrupción de la liga saudí y es normal porque es su principal caladero de compras. El responsable de fichajes de la SPL es el nigeriano Michael Emenalo, antiguo director técnico del Chelsea al que se atribuyen fichajes como Hazard o De Bruyne. Además, la Premier es el espejo en el que se miran: una liga que funciona a pérdidas pero que cada año acumula más y mejores talentos.

El otro día, el exfutbolista, hoy comentarista, Jamie Carragher cuando dijo que no le molestaba que los saudíes se llevaran a futbolistas viejos o de segunda fila, pero que pudieran llevarse a Bernardo Silva, estrella del Manchester City en su mejor momento, era intolerable. Alguien en Twitter le respondió desde Brasil: "La Premier League y el fútbol europeo han dejado seca a Sudamérica durante los últimos 25 años, destruyendo el fútbol de un continente entero en el proceso. Pero ahora quieres hacerte la víctima porque alguien más te lo está haciendo".

Otro exfutbolista, Gary Neville, ha propuesto incluso que "la Premier League debería poner un embargo instantáneo a los traspasos a Arabia Saudí para asegurar que la integridad del juego no se ve dañada". No es difícil empatizar con los aficionados saudíes en esto, la liga inglesa lleva varios años esquilmando de jugadores a los equipos españoles, incapaces de competir con las finanzas de la Premier.

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https://cms.elconfidencial.com/front/list/Arabia%20rechaz%C3%B3%20fichar%20a%20Mason%20Greenwood%20por%20su%20historial%20de%20violencia%20de%20g%C3%A9nero%20(EPA)

Hace unos días, la tensión anglosaudí tomó una derivada interesante. Había rumores (probablemente aventados por su representante) de que el Al-Ettifaq de Gerrard podía estar interesado en el joven Mason Greenwood, estrella estrellada del Manchester United que cayó en desgracia cuando su novia, Harriet Robson, subió a Instagram fotos suyas sangrando tras una paliza que le había dado el futbolista. Fue arrestado por la policía y suspendido del equipo e incluso el videojuego FIFA lo hizo desaparecer. Pese a que los cargos contra Greenwood fueron retirados este año, el equipo inglés decidió rescindir su contrato y ahí comenzó a especularse que podría recalar en la lejana Damman.

Desde la liga saudí negaron cualquier posibilidad. Un fichaje así, dijeron, entraría en contradicción "con los avances que el fútbol femenino ha protagonizado recientemente". En otra de las contradicciones, el mismo país que permitió conducir a las mujeres por primera vez en 2018, tiene también la voluntad de crear la mejor liga de fútbol femenino del mundo.

En este punto, el lector está invitado a formular en voz alta cualquier chascarrillo sobre Luis Rubiales que juzgue conveniente.

Hay dos nombres que los promotores de la nueva Saudi Pro League (SPL) no quieren escuchar bajo ningún concepto. El primero es el de Jamal Kashoggi, el periodista asesinado en el consulado saudí de Estambul por agentes enviados por el príncipe Mohamed bin Salmán en 2018. El segundo es el del futbolista argentino Darío Conca.

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