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La tortura de Sergio Ramos en el Sevilla y el precipicio de competir por evitar el descenso
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La tortura de Sergio Ramos en el Sevilla y el precipicio de competir por evitar el descenso

Sergio Ramos, sin opciones de ganar un título con el Sevilla tras la eliminación de Copa, le queda el tormento de competir por evitar el descalabro de no bajar a la Segunda división

Foto: Sergio Ramos junto a Rakitic en el partido de Copa. (Reuters/Susana Vera)
Sergio Ramos junto a Rakitic en el partido de Copa. (Reuters/Susana Vera)

La eliminación del Sevilla de la Copa del Rey deja a Sergio Ramos en una situación delicada. El único objetivo que le queda es la salvación, luchar para que el equipo no pierda la categoría y se vea abocado al fracaso. Esta no es la espina que se quería quitar cuando decidió apostarlo todo para jugar en el Sevilla. Ramos no imaginaba que a finales de enero el reto que le esperaba en el equipo de su tierra fuera evitar el descenso y masticar más amargura que disfrutar de victorias.

En el gol del Atlético de Madrid sale en la foto, superado, con un caño en el pase de Correa a Memphis. Ramos no pudo salvar a su equipo de la eliminación de la Copa. El único título que le quedaba en una temporada calamitosa en lo institucional y lo deportivo, con un clima irrespirable por la lucha por el poder en el club y la crispación de la masa social. Con tres entrenadores. Sin que todavía se pueda ver si el último, Quique Sánchez Flores, va a ser capaz de que no se hunda el Sevilla. Está a un punto del descenso.

Sergio Ramos lo dio todo para jugar en el Sevilla, desechó ofertas más millonarias del fútbol turco y países como Arabia Saudí y Estados Unidos con la intención de demostrar su fidelidad, de cuna, al sevillismo. Pidió perdón por su fichaje por el Real Madrid, leyenda del club blanco, se tragó su orgullo, antepuso su amor por el Sevilla y el de su familia con tal de que le dieran una oportunidad y le abrieran las puertas.

Lo consiguió y se le veía el hombre más feliz del mundo. Cinco meses después, es un futbolista derrotado, al que no se le puede negar su compromiso y el esfuerzo para darlo todo. Se ha entregado en cada uno de los partidos, aportando carácter, personalidad, sacrificio y goles (cinco). Ha tenido continuidad en el once y también un episodio desagradable tras un partido en el Sánchez Pizjuán recriminando a un aficionado que tuviera respeto.

placeholder Sergio Ramos despeja un balón en presencia de Morata. (EFE/Juanjo Martín)
Sergio Ramos despeja un balón en presencia de Morata. (EFE/Juanjo Martín)

Con todo lo que ha hecho, su jerarquía y peso en el vestuario, no le ha alcanzado para competir por títulos. Fuera de la Champions, de la Europa League y ahora de la Copa del Rey. El rendimiento, a dos meses de cumplir los 38 años, no se puede calificar de decepcionante. Está en consonancia con la inestabilidad que rodea al Sevilla en todos los ámbitos.

Su futuro, en el aire

La frustración de Sergio Ramos es haber regresado al Sevilla en una época convulsa y verse en enero sin opciones a ganar un título y competir por evitar el descenso a la Segunda división. Siempre podrá decir que regresó al Sevilla, pero se quedará con la tristeza de haber sufrido una de las peores temporadas del club y, sin duda, la más nefasta para Sergio Ramos. Un campeón del mundo y de Europa, una leyenda, al borde del precipicio.

Su futuro es una incógnita. Le quedan unos meses de angustia en el Sevilla, con una afición desilusionada, el ruido institucional y sin margen de error en el campo. El infierno sería perder la categoría y poner fin a su etapa en el Sevilla de la manera más catastrófica. La incertidumbre es que va a hacer a partir de junio. Tiene tres opciones: renovar con el Sevilla y quitarse la espina de una nefasta temporada, jugar en otro país o colgar las botas y poner fin a su larga carrera.

Foto: Florentino Pérez con la imagen del nuevo Bernabéu de fondo. (EFE/Juanjo Martín)

Está siendo una temporada cruel para un futbolista competitivo y carismático. Sergio Ramos, pura energía y ambición, ha querido demostrar su amor al Sevilla y su nivel para que Luis de la Fuente le volviera a dar una oportunidad con la Selección española. En los dos años que jugó en el Paris Saint-Germain, pasó un calvario con las lesiones en la primera temporada y el desplome del equipo en la Champions en la segunda. No le ha ido mejor desde que salió del Real Madrid, si entendemos por mejor que se le vea disfrutando en el campo y ganando títulos.

La eliminación del Sevilla de la Copa del Rey deja a Sergio Ramos en una situación delicada. El único objetivo que le queda es la salvación, luchar para que el equipo no pierda la categoría y se vea abocado al fracaso. Esta no es la espina que se quería quitar cuando decidió apostarlo todo para jugar en el Sevilla. Ramos no imaginaba que a finales de enero el reto que le esperaba en el equipo de su tierra fuera evitar el descenso y masticar más amargura que disfrutar de victorias.

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