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El Athletic acaba con su trauma a lo grande: gana una Copa de ocho apellidos vascos en Sevilla
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FINAL EN LA CARTUJA

El Athletic acaba con su trauma a lo grande: gana una Copa de ocho apellidos vascos en Sevilla

La efectividad en la tanda de penaltis les dio el título. Los vascos desempolvarán la gabarra 40 años después de su último gran trofeo, logrado con Javier Clemente el mismo año que ganaron la Liga. El Mallorca fue un duro rival

Foto: Muniain levanta la Copa. (Reuters/Marcelo Del Pozo)
Muniain levanta la Copa. (Reuters/Marcelo Del Pozo)

Fue Walt Disney el que argumentó que "si puedes soñarlo, puedes hacerlo". En Bilbao, ha habido muchas generaciones que han intentado que su sueño se hiciera realidad, sin éxito. Gardel decía que 20 años no son nada, pero 40 han sido muchos sin ver al equipo de su tierra levantar un título. Afortunadamente, el reloj por fin se ha parado. Ha llegado el momento de desempolvar la gabarra. El Athletic de Bilbao ha ganado la Copa del Rey al Mallorca en La Cartuja en la tanda de penaltis.

La final no fue dirigida por Emilio Martínez Lázaro ni tampoco estuvieron presentes Dani Rovira ni Karra Elejalde. Pero el trauma se ha superado a lo grande: atrás han quedado 40 años sin ganar la Copa del Rey, su competición fetiche. Hacerlo en Sevilla y frente a un entrenador de ocho apellidos vascos convierte al destino en un guionista sádico.

El maleficio se hizo añicos en un lugar que no invitaba al optimismo. El Athletic había perdido cinco finales en el presente siglo, dos en La Cartuja. Si se trataba de evitar coincidencias, el club repitió el mismo hotel de las derrotas frente a Real Sociedad y Barcelona. Se ha comprobado que en Bilbao no son especialmente supersticiosos. La suerte está para desafiarla.

No fue una final apetecible para los vascos, por más que el colorido de la previa denotara un magnífico día de fútbol. No lo fue porque Javier Aguirre tendió un plan a la altura de su carrera. Una encerrona de un viejo zorro de los banquillos. Algunos pensaron que el Mallorca estaría como un jarrón chino en la final, como la cenicienta de turno. Lejos de eso, estuvieron muy próximos a protagonizar más de una taquicardia en Bilbao.

placeholder Dani Rodríguez marcó el primer gol del partido. (Europa Press)
Dani Rodríguez marcó el primer gol del partido. (Europa Press)

La naturalidad de Aguirre

Porque Aguirre se ha empeñado en otorgarle naturalidad a la previa y al partido. En Mallorca se quedó de rodríguez y le tocó lavar el coche, ir a Hipercor a hacer la compra y llevar la ropa a la tintorería. Al pisar el césped, no se le ocurrió otra cosa que darle una colleja a Ernesto Valverde en el saludo. Las risas entre ambos antes de que empezara el partido no cesaron. Al fútbol le hacen falta más tipos como el mexicano. Ya lo explicó Arrigo Sacchi: "El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes".

Si en 1984 hubo una pareja de hermanos campeones, los Salinas, esta vez le tocó a los Williams. Mención aparte merece Nico, un futbolista en especie de extinción. Galopó por La Cartuja como si estuviera en San Mamés o la plaza de su barrio. Sólo él fue capaz de quebrantar la inexpugnable defensa rival en la primera mitad. Le anularon un gol y falló uno cantado. Pero no se rindió y le dio a Sancet la asistencia del tanto del empate.

Sancet tuvo que empatar el gol de Dani Rodríguez, que certificó el buen momento del Mallorca. Y el funcionamiento del plan de Aguirre. La superioridad del Athletic sólo se podía contrarrestar con el balón parado y las transiciones rápidas. Así se adelantaron los mallorquines, con un remate del centrocampista en la segunda jugada de un saque de esquina. Un balón que se fue a la escuadra y que desató la locura.

placeholder El portero despeja un balón. (EFE/José Manuel Vidal)
El portero despeja un balón. (EFE/José Manuel Vidal)

El papel de Agirrezabala

Muriqi y Larin eran dos ínsulas en territorio hostil, porque el balón no llegaba; porque eran soldados con flechas en una guerra con armas. Larin tuvo un mano a mano al inicio de la segunda mitad que, de haberlo marcado, lo hubiera convertido en héroe nacional en Mallorca. Ahora está por ver si no ha acabado condenado a las galeras.

El cansancio hizo mella en los equipos, aunque el Athletic tenía más poderío físico. La prórroga fue el epílogo de un final muy igualada y cargada de emoción. Nadie quería salir del partido, pero la biología es igual para todos. Los vascos fueron de nuevo superiores, pero el Mallorca había diseñado una trinchera infinita.

Los penaltis se acercaron de manera inevitable. Allí emergió Julen Agirrezabala, cuyo rol secundario en el día a día no le impidió pasar a la eternidad. Su parada en la tanda le dio la gloria perpetua en Bilbao. Y el título de Copa a su equipo. El trauma se acabó, pero con suspense.

Fue Walt Disney el que argumentó que "si puedes soñarlo, puedes hacerlo". En Bilbao, ha habido muchas generaciones que han intentado que su sueño se hiciera realidad, sin éxito. Gardel decía que 20 años no son nada, pero 40 han sido muchos sin ver al equipo de su tierra levantar un título. Afortunadamente, el reloj por fin se ha parado. Ha llegado el momento de desempolvar la gabarra. El Athletic de Bilbao ha ganado la Copa del Rey al Mallorca en La Cartuja en la tanda de penaltis.

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