Por qué el Gobierno ha convertido el fútbol español (y en especial el femenino) en una broma

"Hemos sentido el apoyo absoluto tanto de UEFA como de FIFA", asegura en un breve video difundido por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) su imputado y medio inhabilitado presidente. "Aleksander Ceferin y Gianni Infantino (sus respectivos presidentes) son gente de fútbol y creo que en estos momentos, ante todo, debe prevalecer el fútbol", añade Pedro Rocha, en sus primeras declaraciones tras ser elegido en un pucherazo de elecciones.

Aunque aparentemente suenen tan insulsas como inofensivas, estas palabras de Rocha pueden interpretarse como un aviso al Gobierno, que pretende atribuirse la representación institucional de la RFEF a través de la llamada Comisión de Representación, Normalización y Supervisión. Esto supone una suspensión por la vía de hecho de su imputado presidente, precisamente el motivo para querer apartarlo, aunque, paradójicamente, sin atreverse a dar el siguiente paso para inhabilitarlo.

El extremeño, que la semana pasada viajó a Bangkok para asistir al congreso de la FIFA, tenía previsto estar junto a la reina Letizia en la final de la Copa de la Reina que este sábado disputaron en Zaragoza el FC Barcelona y la Real Sociedad. Sin embargo, Rocha volvió a dar plantón a las futbolistas, pues cabe recordar que tampoco se desplazó a Barcelona para entregar a las catalanas la copa de campeonas de la Liga F. ¿El motivo? Que al día siguiente tenía la comunión de su nieto en Extremadura. Eso sí, para estar el domingo, a las 9:30 horas en Valdebebas y entregar el trofeo de campeón de Liga al Real Madrid, no tuvo ningún problema.

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Según fuentes federativas, esta vez fue su largo vuelo desde Bangkok lo que le impidió estar en la capital aragonesa. De ahí que su lugar lo ocupara la vicepresidenta adjunta de la RFEF, María Ángeles García Chaves, más conocida como Yaye, además de por ser la mujer del que fuera secretario general de la Federación Extremeña de Fútbol (FEXF), casualmente la misma que presidió Rocha. Sin olvidar, el incondicional apoyo que la que fuera futbolista del Cacereño mostró a Luis Rubiales.

Sin Rocha y sin el 'superministro' de Sánchez

Así las cosas, el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, y la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, completaron la primera fila del palco de honor de La Romareda, junto a Joan Laporta, presidente del Barça, y Ángel Oyarzun, vicepresidente primero de la Real. En las filas de atrás, se ubicaron el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Manuel Rodríguez Uribes, y el resto de autoridades de ámbito nacional, autonómico y municipal.

Completaron el aforo los presidentes de territoriales como el de la riojana, Jacinto Alonso, el catalán Soteras, el gallego Louzán, el navarro Del Amo, el aragonés Fle, el vasco Landeta y el guipuzcoano Díaz. De esta manera, además de Rocha, otro de los grandes ausentes fue el superministro de Sánchez, Alejandro Blanco, otrora hermano de Rubiales y adalid ahora de su heredero.

Quizás el presidente del Comité Olímpico Español (COE) sabía que el extremeño no iba a estar y prefirió no verse con Uribes, a quien con su famoso acuerdo ha dejado como un simple secretario, sin lo de Estado.

Quien también se ausentó en La Romareda fue la presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez Mesa. Fuentes consultadas por este diario aseguran que la asturiana, que ha confirmado su presencia el próximo sábado en la final de la UEFA Women's Champions League que se disputa en Bilbao, está muy molesta con el hecho de que la RFEF no se haya sentado a negociar el convenio. El mismo con el que Rubiales, con el apoyo del CSD, esquilmó literalmente a los clubes de la nueva liga profesional.

Otra "cagada" con la entrega de medallas

Para rematar la faena, la RFEF volvió a dar la nota con la ceremonia de entrega de medallas. "¿Esto es para nosotras?... ¿Es broma? ¿Es broma?", se le escuchó decir a la azulgrana Salma Paralluelo cuando un miembro del staff del Barça le colgaba la medalla de campeonas. "Nos han dicho que era el protocolo. Ha quedado guay también", dijo la aragonesa minutos después en zona mixta, se supone que tras explicarle que "así es el protocolo".

Aunque todavía haya quien lo siga y seguirá viendo así, no es un tema de igualdad, pues basta con recordar las últimas cuatro finales de la Copa del Rey para comprobar que la chapuza es la misma. Se trata de aprender de los errores. Sobre todo, después de lo que pasó en la Supercopa de España del año pasado en el estadio Romano José Fouto de Mérida, casualmente con estos dos equipos como protagonistas. En aquella ocasión, fueron las propias futbolistas las que cogieron las medallas de una mesa.

"A nivel de imagen fue desastroso", reconoció el mismísimo Rubiales. Eso sí, solo después de haber sido inhabilitado y verse obligado a dimitir. "A la persona de protocolo, le dije que estaba fatal. Cinco días antes, se entregó la masculina y se comparó con la femenina. Con la sensibilidad que hay, se tira por tierra la imagen. No lo tienen que hacer ni las chicas ni los chicos. Fue una tremenda cagada y dije que esto no volviera a ocurrir", explicó el expresidente de la RFEF, en otra mentira más.

Lo cierto es que después de aquella polémica, en la final de la Copa de la Reina de 2022 entre FC Barcelona y Sporting de Huelva sí hubo una ceremonia de entrega de medallas al uso. Además, y a modo de desagravio por la mala imagen de Mérida, en la Supercopa de España femenina de 2024 disputada en Leganés también hubo entrega de medallas, precisamente a cargo de Pedro Rocha, entonces todavía presidente de Comisión Gestora de la RFEF.

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De la final, poco se puede decir. La superioridad del FC Barcelona sobre la Real Sociedad fue tal, que el 8-0 se queda corto y hace un flaco favor al fútbol femenino español, dopado financieramente por el Gobierno, aunque con una gestión que deja mucho que desear. Aunque La Romareda registró una entrada récord en una final copera, con 25.617 espectadores, de los 33.608 que tiene de capacidad del estadio zaragozano, el partido no tuvo ninguna historia.

Al igual que hizo Salma Paralluelo cuando vio como un miembro del staff del Barça le colgaba la medalla, la pregunta es por qué el Gobierno ha convertido el fútbol español, y en especial el femenino, en una broma. ¿Por postureo? ¿Por incapacidad? Quizás por una mezcla de ambas