Desmadre arbitral en la Federación Vasca de Fútbol y la Euskal Selekzioa, en un cajón

Mucho se habla, y con razón, de los tejemanejes que hay en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Sin embargo, basta con levantar un poco la vista para descubrir que estos son un reflejo, a mayor escala y con más repercusión, de lo que pasa en la mayoría de las federaciones territoriales que la componen. Es aquí donde radica el famoso clientelismo, pues, como confesó el catalán Joan Soteras, "el presidente de la RFEF será quien los presidentes de las territoriales quieran que sea". Dicho y hecho. ¿Para qué disimular?

En el caso del fútbol vasco, el entramado federativo se multiplica por cuatro, pues, si bien de la RFEF solo depende directamente la Federación Vasca de Fútbol (EFF-FVF), esta está formada por las federaciones de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Eso sí, en Euskadi tienen claro que el presidente de la EFF-FVF —todavía Javier Landeta— es el que quiere el presidente de la vizcaína, José Ignacio Gómez Mardones. “Él es quien los pone, les maneja todo lo que puede y los quita, pues con casi todos acaba mal”, comenta alguien que conoce bien el terreno y prefiere mantenerse en el anonimato para evitar represalias.

No en vano, además de llevar 40 años en la vizcaína, nada menos que 20 de ellos como presidente, es importante destacar que desde su federación Mardones controla el 56% de los votos de la Asamblea de la EFF-FVF. De ahí su influencia sobre el mencionado Landeta y los clubes vizcaínos, ya que su hermano preside el comité de competición y, por tanto, quien pone las sanciones.

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Siendo esto relevante, lo más grave son las denuncias que tienen que ver con un estamento tan sensible como es el arbitral, amordazado precisamente por su debilidad. Así, tras la destitución el 23 de septiembre de 2022 de Ilbon Urizar Azpitarte como presidente del Comité Vasco de Árbitros, según el comunicado oficial, “para dar un rumbo diferente y acorde a la estrategia que la EFF-FVF quiere implantar”, Landeta dejó el puesto vacante, algo que por estatutos no puede hacer. Es más, sin dar ninguna explicación, se negó a que le sustituyera su vicepresidente, otro histórico como José María Benavente Garasa, a quien dejó asistir a algunas reuniones, aunque sin ningún directivo, para de esta forma perder todas las votaciones.

Influencia en los ascensos arbitrales

De nuevo, detrás de estas decisiones de Landeta no faltan quienes ven la mano de Mardones, así como también la de Manu Díaz, el presidente de la Federación Guipuzcoana de Fútbol, quien, como ya informamos en este periódico, fue consejero de Novanet, a la que se comenta que podría volver. Sí, la empresa que el imputado, inhabilitado y dimitido Luis Rubiales decidió comprar, en uno de los chanchullos al frente de la RFEF que mejor reflejan el tantas veces denunciado clientelismo, aunque alguno se rasgue las vestiduras cuando se le recuerda que fue partícipe.

A Landeta se le acusa también de manipular las clasificaciones de los árbitros de Tercera Federación, para decidir quiénes van al curso de ascenso a Segunda. Algo de lo que podría dar fe el presidente del Comité Técnico de Árbitros de Álava, Aitor Ríos. De hecho, se cree que el presidente de la EFF-FVF utilizó sus influencias para ascender al hijo de su amigo Losantos Omar, cuando este fue de los últimos en los informes de campo de Tercera Federación.

Según cuentan, Landeta no cobra porque su trabajo como director en el Gobierno Vasco le exige exclusividad. Sin embargo, el colectivo arbitral vizcaíno se queja de que consienta que lo haga el presidente de su comité, Jon Agirre Huerga, cuando este también tiene dedicación exclusiva al ser director, además de ejercer de delegado de partidos a nivel nacional. "Desarticuló las Juntas de presidentes de los comités de árbitros y ahora solo tiene uno que había dimitido por carta y ha vuelto como secretario y cobrando, cuando antes nadie cobraba", cuentan.

Mientras tanto, en Guipúzcoa el comité lo dirigen colegiados en activo, después de que su presidente fuera denunciado por acoso laboral —si bien, y aunque resulte inaudito, sigue como informador en Segunda Federación—, algo que no está permitido y genera suspicacias, ya que son estos los que designan los árbitros y los informadores de los partidos, además de ejercer como representantes de su colectivo. El problema vuelve a ser el mismo, que los árbitros guipuzcoanos no se atreven a hablar, puesto que el que lo hace, se queda sin opciones de ascender.

Aquella visita de Pedro Rocha a San Sebastián

Tal y como informamos en este diario, en la visita a San Sebastián de Pedro Rocha, aún como presidente de la Comisión Gestora de la RFEF y en teoría para hablar de la candidatura de Anoeta para ser sede del Mundial 2030, el extremeño se vio con Manu Díaz. No en vano, y aunque sea un reconocido aficionado del Athletic de Bilbao, el guipuzcoano era el anfitrión. Pero también estuvieron presentes el presidente de la Federación Alavesa de Fútbol, Kepa Arrieta, y, por supuesto, Landeta y Mardones.

Curiosamente, estos dos últimos no quisieron salir en la foto. Quizás porque unos días después se conoció que Xabier Losantos, el mencionado hijo del amigo de Landeta, era el único árbitro asistente al curso de ascenso, a pesar de tener peores informes que sus compañeros de Segunda Federación, y Mardones era elegido para sustituir a Rocha al frente de la Mutualidad de Futbolistas. Quien ya preparaba su asalto a la presidente de la RFEF, sobra decir con el apoyo de quiénes.

¿Boicot a la oficialidad de la Selección vasca?

Por si todo esto fuera poco, Landeta, siempre bajo la alargada sombra de Mardones, es acusado de no haber dado continuidad al camino que el 15 de diciembre de 2020 emprendió la EFF-FVF, cuando el entonces presidente, Luis María Elustondo, reclamó su integración como miembro de pleno derecho de la FIFA y de la UEFA. Un movimiento cuyo objetivo final es conseguir la ansiada oficialidad de la llamada Euskal Selekzioa.

El propio Elustondo encabezó la delegación que viajó a Suiza para entregar en mano y en las sedes de los dos organismos internacionales toda la documentación, incluido el informe jurídico que sostenía su petición. Sin embargo, poco más de quince meses después, una vez que se había agotado la vía interna, tanto en la FIFA como en la UEFA, la EFF-FVF, ya con Landeta al frente, decidió no acudir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

Con motivo del partido que la Euskal Selekzioa disputó el pasado 28 de marzo en San Mamés contra Uruguay, desde una plataforma de apoyo a la oficialidad de la Selección vasca se hizo pública una nota en la que se recordaba que habían pasado cuatro años desde el último. Contra Costa Rica, en Eibar y sin público por culpa de la pandemia. Una vez más se acusó directamente a Landeta y Mardones de haber "apagado la reivindicación de la oficialidad" y "entorpecer las iniciativas y voluntades que estaban construidas".

Es más, se denunció que "Rubiales se mostró en todo momento molesto y beligerante contra este proceso democrático y legítimo y utilizó a unos cómplices más cercanos para poner trabas a esta reivindicación", en referencia especialmente a Mardones, "presidente de la Federación Vizcaína de Fútbol durante los últimos veinte años, a la vez que forma parte del equipo directivo de la Federación Española, puesto por el que cobra 90.000 euros".

"Esta persona fue clave en este proceso, ya que utilizó toda su influencia y poder para colocar al frente de la Federación Vasca a Javier Landeta y usar todo tipo de maniobras y juego sucio para poner trabas y obstáculos en el camino que se había iniciado", puede leerse en la misma nota. Los defensores de la oficialidad de la Euskal Selekzioa aseguran que "los abogados veían viable el recurso ante el TAS", al tiempo que denuncian la "falta de voluntad política para dar el paso" y acusan a Landeta y Mardones de "meter en un cajón el proceso comenzado en 2018 y tirar la llave".

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Por último, además de las presiones que aseguran que han recibido por parte de la RFEF, con la que Mardones tiene tanta vinculación, ahora también como presidente de la Mutualidad de Futbolistas que le cedió Rocha, a nadie se le escapa el hecho de que la Euskal Selekzioa haya vuelto a jugar un partido precisamente en un año electoral. De ahí la pancarta con un mensaje muy claro, "Mardones eta Landeta, kanpora", con la que no se pide votarles, sino botarles.