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Toni Kroos, el único futbolista que no necesitó correr para enamorar al Santiago Bernabéu
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Un doloroso adiós

Toni Kroos, el único futbolista que no necesitó correr para enamorar al Santiago Bernabéu

El jugador diésel, al trote, que deja huella en la historia del Real Madrid y que decide en sus propios términos cómo abandonar el fútbol... y convertido en candidato a Balón de Oro

Foto: El Santiago Bernabéu es el patio de recreo favorito de Toni Kroos. (Reuters/Susana Vera)
El Santiago Bernabéu es el patio de recreo favorito de Toni Kroos. (Reuters/Susana Vera)

"Kroos ahora mismo es un tractor diésel, no un Audi diésel. Va al trote y no hace nada". Hace cinco años, Bernd Schuster realizó una crítica al fútbol de Toni Kroos. Hubo polémica y su compatriota contestó con ironía: "¿Quién?". No salió demasiado bien parado el que fuera futbolista del Real Madrid, Atlético de Madrid o FC Barcelona, pero, a medias, su diagnóstico era, y es, correcto. Kroos es un jugador diésel y va al trote. Un trantrán que le ha servido para no tener que hacer carreritas tribuneras sin ningún sentido con tal de ganarse el favor del Santiago Bernabéu. Su fútbol habló por él, y, gritó tan alto, que el madridismo al unísono se declara en luto por su anuncio de retirada. Tan temprana como esperada, tan elogiable como dolorosa, tan Kroos y tan Toni.

Solo hay una noticia buena para el madridismo, y para el fútbol en general, y es que esta despedida futbolística y sentimental se escribe en presente, porque a Toni Kroos todavía le quedan dos partidos con la camiseta del Real Madrid (final de la Champions League incluida) y una Eurocopa por delante vistiendo, de regreso, la camiseta de Alemania. La decisión es personal. En el Real Madrid confiaban en convencer al germano para aguantar, al menos, una temporada más. Como para no hacerlo viendo su nivel en el curso actual. Pero él lo tiene claro, clarísimo. No iba a dejar que el fútbol decidiera en su nombre.

Al margen de la situación deportiva que se le queda al Real Madrid (cómo afecta a la renovación de Luka Modric, la orfandad de la afición...) este adiós abre una puerta a uno de los pocos logros que le quedan a Kroos por cumplir en el mundo del fútbol, además de campeonar en una Eurocopa: el Balón de Oro. En una temporada, digamos, terrenal en lo referente a quién es el mejor jugador del año, varios nombres se asoman sin contar las competiciones internacionales del verano, y todos son del Madrid por la obviedad de ser el único equipo que todavía aspira a la máxima corona europea tras haber ganado su liga doméstica: Vinícius Jr, Jude Bellingham... y Toni Kroos.

Foto: Toni Kroos se despide de la afición en un partido del Real Madrid. (REUTERS Isabel Infantes)

En un premio en el que se valora tantísimo el relato (solo hay que ver lo de Leo Messi y su Mundial: impresionante actuación en el torneo, pero que chocó estrepitosamente con su temporada en el Paris Saint Germain) no hay mayor épica que ver a Kroos cubrirse de oro como despedida soñada. El futbolista que nunca quiso el Balón de Oro, el jugador que hacía lucir a los demás, levantando el trofeo.

Sus victorias fuera del estadio

La elegancia del mediocentro en el campo permanece cuando abandona el césped. Sin botas en sus pies, calzado con deportivas o en zapatos, su finura llega en las reiteradas críticas al fútbol moderno. En una época donde ver a un jugador criticar los petrodólares de Arabia Saudí significa escupir hacia arriba, a Kroos se le hincha el pecho: "Ir ahí es una decisión por dinero y en contra del fútbol que todos conocemos y amamos. Se hace difícil entender que lo hagan jugadores que están en mitad de su carrera. Nunca iría a Arabia por la falta de Derechos Humanos".

placeholder Kroos citó al madridismo en su adiós con la final de la Champions. (Europa Press)
Kroos citó al madridismo en su adiós con la final de la Champions. (Europa Press)

El germano, en consecuencia, se llevó sendas pitadas en su paso por la pasada Supercopa de España en Riad (una derivada que, por cierto, se extenderá hasta el 2029 por contrato, para desgracia de las aficiones de Barcelona, Mallorca, Athletic Club y Real Madrid en el próximo enero). Kroos levantó un nuevo trofeo para su palmarés, sonrió irónico y provocativo ante un público artificial y probablemente inconsciente de que sería la última vez que vieran el descomunal talento del dorsal ocho. No hay mayor necio que el ignorante orgulloso.

Kroos, como todas las personas, tiene contradicciones en su discurso agresivo contra lo que considera injusto. Pocas cosas más humanas que la hipocresía, que se acrecienta cuando hablamos de un deportista multimillonario y alejado del día a día de cualquier fanático del fútbol. Pero el alemán es así. Diferente, hace, básicamente, lo que le da la gana. Y es de agradecer. Pocas veces ponen de acuerdo a las distintas aficiones, eso que se lleva. A disfrutar de lo que queda.

"Kroos ahora mismo es un tractor diésel, no un Audi diésel. Va al trote y no hace nada". Hace cinco años, Bernd Schuster realizó una crítica al fútbol de Toni Kroos. Hubo polémica y su compatriota contestó con ironía: "¿Quién?". No salió demasiado bien parado el que fuera futbolista del Real Madrid, Atlético de Madrid o FC Barcelona, pero, a medias, su diagnóstico era, y es, correcto. Kroos es un jugador diésel y va al trote. Un trantrán que le ha servido para no tener que hacer carreritas tribuneras sin ningún sentido con tal de ganarse el favor del Santiago Bernabéu. Su fútbol habló por él, y, gritó tan alto, que el madridismo al unísono se declara en luto por su anuncio de retirada. Tan temprana como esperada, tan elogiable como dolorosa, tan Kroos y tan Toni.

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