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Óscar Valentín: "Ser del Rayo es algo más y el estadio es el corazón de Vallecas, su esencia"
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Entrevista por el Centenario del club

Óscar Valentín: "Ser del Rayo es algo más y el estadio es el corazón de Vallecas, su esencia"

El club que mejor ha representado a los barrios en el fútbol español está de celebración. 100 años desde que la 'Franja' se convirtiera en una realidad. Óscar Valentín, capitán del Rayo, repasa la fecha y la temporada para El Confidencial

Foto: Óscar Valentín, capitán del Rayo Vallecano. (Europa Press/AFP7)
Óscar Valentín, capitán del Rayo Vallecano. (Europa Press/AFP7)

Hay rayos que iluminan vidas como le pasó a nuestro protagonista. Hasta dos veces. Primero en Majadahonda y luego en Vallecas. Dos realidades distintas de ese aspirador que es Madrid, pero emparentadas en lo futbolístico por el nombre y la humildad de sus clubes. Óscar Valentín (Ajofrín, Toledo, 1994) da fe de ello. Un obrero del fútbol al que Iriondo primero e Iraola después catapultaron a la élite. Hoy el centro del campo de Vallecas no se entiende sin el '23'.

El máximo recuperador de LaLiga es también el capitán de la franja, tras heredar el brazalete de un referente como Óscar Trejo. Más políticamente correcto que el argentino, no duda en elevar la voz y ponerse del lado de la afición en la mayoría de sus reivindicaciones. No obstante, él fue rayista antes de ser jugador del Rayo, y estos días disfruta del Centenario del club con la satisfacción de la permanencia.

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PREGUNTA. Ya has conseguido lo más difícil, ser profeta en tu tierra, creo que en Ajofrín todos los niños quieren ser Óscar Valentín.

RESPUESTA. [Risas] Sí, bueno, hace poco pusieron mi nombre al estadio de fútbol y fue un día muy bonito. Al final, en un pueblo tan pequeño, el llegar a primera división no lo ha conseguido nadie y, bueno, pues tener mi nombre ahí inscrito y ser un referente en el pueblo para mí es un orgullo.

P. ¿En quién se fijaba el niño Óscar Valentín?

R. Bueno, me gustaba cómo jugaba Pirlo, luego cuando fui creciendo un poco más, pues vi un poco los orígenes de Busquets, que también era uno de mis jugadores favoritos y, bueno, sobre todo ese par de jugadores fue un poco los que yo decía yo quiero ser como esos. Luego llegar a su nivel es muy difícil pero he intentado siempre aprender de los mejores.

Foto: Vista aérea del estadio de Vallecas. (Cedida)

P. Eres uno de esos denominados ‘obreros del fútbol’ que se ha pateado las categorías inferiores del fútbol madrileño hasta alcanzar la élite, pero Vallecas siempre pareció tu destino natural.

R. Sí, para mí fue un cambio o una adaptación muy sencilla. Porque yo ya había estado en el filial y conocía al club y, sobre todo, sabía que era un club en el que iba a estar muy cómodo. Y por eso, bueno, cuando salgo del Majadahonda y tengo la oferta del Rayo Vallecano delante, pues ni me lo pienso. Era como decir, bueno, pues esta es la oportunidad. He tenido que salir fuera, curtirme, conocer otros equipos y bajar incluso de categoría. Como se suele decir tuve que dar dos pasos hacia atrás para dar un gran salto hacia delante.

P. Y te pateaste bien la Comunidad de Madrid...

R. En este caso, pues en la tercera de Madrid, en el Alcobendas Sport, primero, y en el Rayo Majadahonda, después. Obviamente, yo era consciente de que mi año en el Rayo B no fue bueno, no fue de mis mejores. Y bueno, sabía que tenía más fútbol dentro y que me tendría que ganar esa oportunidad fuera. Eso me vino bien cuando años después pude volver al primer equipo.

P. Tu vida está marcada por los Rayos, en el de Majadahonda también hiciste historia alcanzando el fútbol profesional

R. Aquel Rayo Majadahonda que asciende a Segunda División también es un equipo histórico, sí. Fuimos campeones de Segunda B, fue algo histórico. Creo que se va a valorar más con el paso del tiempo. Además, tuvo ese punto de épica, que le da más valor. Formar parte de un club tan humilde como el Rayo Majadahonda también es un motivo de orgullo. Y entre los 10 o 12 partidos de mi trayectoria tiene que estar ese partido frente al Cartagena, que nos abrió las puertas del fútbol profesional.

placeholder Valentín, en un lance de juego. (Europa Press/AFP7)
Valentín, en un lance de juego. (Europa Press/AFP7)

P. Era un equipo particular por muchas cosas, Iriondo os metía clases de yoga entre entrenamiento y entrenamiento.

R. Sí, bueno, era algo que pusimos en práctica en el año de Segunda B. Lo primero que hacíamos era meditar y hacer un poco de yoga porque para él era muy importante. Y luego me acuerdo de que en el año de Segunda también hacíamos dobles sesiones y había tardes en las que solo había una clase de yoga. A mí era algo que me aportaba, que nos ayudaba a sobrellevar mejor la tensión propia de la competición y el estrés por tener que ganar o cuando te veías ahí al borde del precipicio.

P. Teníais también un punto nómada. No teníais lugar de entrenamiento fijo ni siquiera estadio propio para jugar en Segunda División.

R. Se notaba en muchas cosas el salto de categoría, pero nosotros en Majadahonda no perdimos esa esencia de humildad que ha acompañado siempre al club. No teníamos, por ejemplo, una estructura fija en Majadahonda, no teníamos un campo de entrenamiento y al final fue un año complicado en ese sentido. Un día entrenábamos en Las Rozas, otro día entrenábamos en algún campo de césped natural que nos dejasen en Madrid y ese tipo de cosas no son las ideales. Pero bueno, el equipo fue muy profesional, nos hizo unirnos más en el vestuario ante esas dificultades y sacarlas adelante.

P. Con 23 años y tras dar muchas vueltas te llega la oportunidad de tu vida en el equipo de tu vida. No podías dejarlo escapar.

R. El Rayo era el primer gran club en el que estaba, llegar a ese vestuario con esos nombres te da un poco de respeto. Es cierto que me encontré un vestuario muy sano, muy humilde. Muy cercano y eso me facilitó mucho las cosas. Al principio estás más cortado y no quieres invadir mucho su espacio. Tenía claro que el respeto me lo iba a ganar día a día, que vean cómo trabajas y lo que puedes aportar al equipo. Poco a poco los compañeros te van conociendo y te vas haciendo tu hueco.

Foto: Los jugadores del Rayo celebran el empate ante el Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. Vas de ascenso en ascenso porque luego llega el ascenso en Girona, en Montilivi, a Primera división.

R. Si hay que hacer un ranking, ese ascenso con el Rayo en Montilivi también está muy arriba. Es verdad que el del Majadahonda es especial, pero con este se cumplía el sueño desde pequeño de llegar a Primera División y cuando el árbitro pitó el final fue como si pasaran todos los recuerdos de una vida por delante. La sensación de haberlo conseguido.

P. Todavía no era el Girona de Míchel, pero ya era un gran proyecto, los favoritos para subir eran ellos.

R. Contra nosotros no sé si fue el tercer o cuarto playoff que jugaban. Eso habla de que ya había un proyecto muy ambicioso para subir a Primera. Y desde entonces mira cómo han ido para arriba. El año que han hecho esta temporada era impensable, pero es una buena llamada de atención para todos ahora que el fútbol va tan rápido. Confiar en proyectos a medio largo plazo suele dar resultados. Nosotros también lo hemos vivido aquí en el Rayo.

P. ¿Llegaste a coincidir con Míchel en categorías inferiores del Rayo, siendo él ya entrenador?

R. No me ha llegado a entrenar pero tenga buena relación con él. Míchel estaba en el juvenil del Rayo Vallecano cuando yo estaba en el filial y todos le recordábamos por su etapa como jugador, que ya había sido todo un referente en Vallecas. En Girona se le veía como un entrenador con poca experiencia al principio, pero los que le conocíamos sabíamos que iba a sacar rendimiento a la plantilla que tuviera.

P. Hablemos de otro entrenador referente, Andoni Iraola. ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de él cuando llegas al Rayo?

R. Siempre me voy a acordar del primer entrenamiento, la primera charla que tuvimos ya en el vestuario con él. Cogió la pizarra y dijo, mis equipos juegan así, así y así. El equipo se quedó con la idea muy clara, yo creo que eso fue una de las claves que entendiésemos su idea a la perfección y sobre todo supo explotar lo mejor que teníamos como futbolistas. Este año se ha demostrado, siendo nominado a uno de los mejores entrenadores de la Premier, al final lo que hizo aquí en Vallecas no fue casualidad.

P. ¿Ya entonces vislumbrabas un salto de esta forma en su carrera, de Vallecas a la Premier League?

R. Sí, sin ninguna duda. Los años que hizo con el Rayo en Primera y el mismo año del ascenso han sido posiblemente los mejores años del Rayo en la última década. Eso no es casualidad. Lo bueno que tiene Andoni es que no tiene techo y yo creo que seguirá creciendo como entrenador en clubes más grandes.

P. ¿Fue tu entrenador trampolín?

R. Sí, él sobre todo me enseñó a competir, a saber explotar mis cualidades, y me hizo mejorar mucho en la parte defensiva. Me quedo con el gran crecimiento que he tenido con él, pero también me quedo con Iriondo, quien asentó un poco la base de mi juego. Iriondo puso los cimientos e Iraola elevó mi juego hasta lo que soy hoy.

P. Es que en aquella época de Iraola, en Vallecas volabais. Convertisteis el estadio en un fortín.

R. Sí, teníamos la sensación de competir en cualquier equipo, sobre todo no solo en casa, también fuera. Y tener la sensación de poder ganar a cualquiera. En casa hicimos una de las mejores vueltas de Europa y era como encontrarnos tan cómodos, sabiendo todo lo que iba a pasar en el partido, que al final nos llevábamos todo por delante.

Foto: Vista área del estadio del Rayo Vallecano. (Cedida)

P. Cuál es el valor diferencial de Vallecas, qué tiene ese estadio y esa grada que cala tanto en los jugadores.

R. Quizá pocas aficiones apoyan tanto al equipo en las malas como Vallecas. Ahí es cuando más se les nota. La verdad que los años que llevo aquí no he visto ni un mal gesto, ni una mala palabra para ningún compañero. Y bueno, yo creo que también eso es lo que les hace diferente, que eso es lo que de verdad debe ser una afición. Ese ambiente lo respira el futbolista, es un fútbol puro, de barrio, de calle. Esa cercanía que hay con los jugadores, esa complicidad en muchos casos, es lo que hace tan especial a este club.

P. Es que tú has saltado de la grada de Vallecas al campo. Has sido aficionado antes de defender esa camiseta desde el césped. ¿Cómo es un día de partido en el barrio?

R. Sí, además me acuerdo de que yo iba con algún compañero del filial. Siempre estábamos en la previa, que eran como un ritual, y en ese momento a nosotros no nos conocía casi nadie. Me acuerdo de las previas y del recorrido que hacíamos, solíamos tomarnos algo en los bares camino del estadio, nos comíamos un bocata o picábamos algo antes de entrar y luego, pues nos gustaba sobre todo mucho el ambiente que se vivía dentro del estadio, que se respiraba fútbol auténtico. Nosotros nos sentimos muy cómodos en el barrio de Vallecas, teniendo ese contacto con la gente, con nuestra afición, pero aquello era otra cosa, era vivir el partido como uno más de ellos. Haber vivido eso es una de las mejores experiencias de mi vida.

P. A vueltas con el estadio y con Vallecas, y con esa posible mudanza que se vislumbra en el horizonte. ¿Te imaginas jugando en otro estadio que no sea Vallecas?

R. La verdad es que eso no pasa por mi mente. Si algún día pasa lo del estadio, yo creo que ya no estaré en el club, porque como sabes eso no sería una cosa que se hiciera de un día para otro. Pero sin duda para la gente de Vallecas el estadio es el corazón del barrio, donde se vive todo, donde la gente sale de casa y va andando al partido de su equipo. Y yo creo que eso también es la esencia. Es verdad que el estado es muy desfavorable y necesita una reforma muy importante, es un tema bastante complejo.

P. Un puzle con muchos intereses también.

R. Exacto. Es difícil encontrar ese equilibrio entre lo que quiere la gente y el crecimiento del club. Sí, sin duda. Supongo que la situación ideal sería poderlo reformar y mantener su ubicación actual, pero son muchos intereses que hay que cuadrar ahí.

P. ¿Es un tema del que habláis en el vestuario?

R. Sí, claro. Al final vemos que nuestra afición se queja de estos temas y obviamente lo hablamos, damos nuestras opiniones entre los compañeros y sabemos sobre todo lo importante que es para la gente el estadio. Todo lo que podamos ayudar los jugadores también lo haremos.

P. ¿Sigues manteniendo esa relación con el barrio? ¿Mantienes ese contacto con las peñas, aficionados e incluso participas activamente en actos sociales en Vallecas?

R. Al final creo que también como club nos diferenciamos en eso, en que nuestra gente pueda conocernos. Sobre todo también que en el día a día ellos también nos cuenten sus problemas, que tengamos un poco de empatía con ellos. O sea que para mí ser jugador del Rayo no es solo salir al campo y ponerte la franja, sino que es algo más. Compartir esos momentos con asociaciones del barrio, actos sociales con nuestras peñas, encuentros con los veteranos del club, etc. Sin duda, es algo diferente. A lo mejor hablas con otros compañeros de otros equipos y a ellos también les llama la atención. Pasa siempre cuando llegan nuevos jugadores al club, que les sorprende, porque en eso somos totalmente distinto a cualquier otro y respiran ese estilo propio que solo se da aquí.

P. ¿Y qué supuso para ti heredar la cinta de capitán de un tipo como Óscar Trejo?

R. Sí, sobre todo responsabilidad. Para mí ha sido un ejemplo tanto fuera como dentro. He aprendido mucho de él y me ha servido para mejorar. Como te digo, es una responsabilidad muy grande y es algo también que me enorgullece porque cuando llegué al Rayo no pensaba que me convertiría en capitán de este equipo. No pasaba por mi cabeza. Trejo es un tipo que habla más con sus hechos que con sus palabras, aunque cuando tiene que decir lo que piensa te lo dice sin rodeos. Es un tipo en el que te puedes fijar en el día a día, porque se aprende de él.

placeholder Trejo, un referente para Valentín. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Trejo, un referente para Valentín. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. ¿Después de coger la cinta de capitán has elevado la categoría en el vestuario o te siguen llamando ‘profesor’?

R. No, no, hay alguno por ahí que me llama Presidente, por seguir la coña, pero yo me quedo con lo del profesor y ya está. Con ese apodo me vale, que lo otro son más responsabilidades.

P. Este año ha sido muy complicado, un sube y baja de emociones dentro y fuera del campo con cambio de entrenador incluido. ¿Cómo lo habéis vivido desde dentro?

R. Empezamos bien con Francisco y yo creo que nos lastró esa falta de victorias en Vallecas. El equipo venía de años muy importantes y muy buenos en casa y yo creo que eso nos generó frustración y dudas, por eso nos costaba tanto ganar y sacar los partidos.

P. ¿Cómo interpretasteis vosotros la llegada de Íñigo Pérez?

R. Bueno, la interpretamos como alguien que ya conocemos, y que también él nos conoce. Cuando llegó nos intentó transmitir tranquilidad e intentó reubicarnos, puso el foco en hacer de nuevo las cosas que estábamos haciendo bien e intentó fortalecer y explotar nuestras cualidades, porque al final éramos los mismos jugadores que el año anterior. Al final un poco la clave cuando hay cambio de entrenador, es activar al jugador. Creo que nosotros también hicimos un cambio de chip, es como un reseteo, empezar de cero y yo creo que es un poco también limpiar la cabeza y ayuda sobre todo, como te he dicho, con la llegada de Íñigo, que ya nos conocía y tenía mucha confianza en nosotros, todo eso nos ha ayudado a sacarlo adelante.

P. Tú has hecho un temporadón, indiscutible para Francisco e Íñigo Pérez, eres el jugador que más balones recupera de la Liga y, sin embargo, tu nombre no ha sonado nunca para las convocatorias de la Selección. ¿Tienes la sensación de que jugando en el Rayo hay que hacer mucho más que otros para estar ahí?

R. Sí, bueno, supongo que es difícil estar ahí. Tienes que hacer muchas cosas muy bien para llamar la atención del seleccionador, pero bueno, ya pasó algo parecido con Isi hace un par de temporadas, son cosas que no nos preocupan. Sabemos que es muy difícil y lo que nos importa es nuestro club, el día a día, porque al final es lo que nos puede ayudar a abrir esa puerta.

P. ¿A medida que avanzaba el campeonato y no conseguías la salvación, que llegó en la penúltima jornada, temíais fastidiar el año del centenario del club?

R. Inconscientemente lo piensas. Un año tan importante para nuestra gente había que intentar mantenerse en Primera división. Era una responsabilidad y una presión que nos metimos. Bueno, la sensación es que se ha alargado más de la cuenta. Es verdad que no hemos estado en puestos de descenso durante toda la temporada. Era como esas ganas de cerrarlo lo antes posible, que se han ido alargando y alargando y que nos ha hecho que al final suframos más de la cuenta en el equipo y en la afición. Pero debemos valorar la salvación conseguida. Ahora nos toca disfrutar del centenario y en primera división, que es lo más grande para este equipo.

P. Como capitán te tocará también estar en primera línea en los actos del centenario.

R. Vivir un centenario y encima siendo el capitán del equipo, yo creo que pocos jugadores lo pueden decir. Y hacerlo en un club tan especial para mí como es el Rayo, pues la verdad que personalmente lo vivo con mucha ilusión y muchas ganas. Yo encantado de participar, de hecho esta semana ya teníamos vacaciones y me he puesto a disposición del club para lo que ellos me necesiten. Es una manera de los capitanes de mostrar ese compromiso con el club.

P. Y entre los diferentes actos que prepara el Rayo, ¿te gustaría que algún equipo histórico, alguno de los grandes de Europa, o alguna selección, incluso, viniera a Vallecas a jugar ese partido del Centenario?

R. Vamos a ver qué pasa. Algo está preparando el club para conmemorar los cien años, pero no podemos decir mucho más. Seguro que es un día muy bonito para el barrio e incluso para la ciudad. Somos el tercer club de Madrid que cumple 100 años y esperemos que todas las instituciones le den la importancia que merece.

P. Donde no le veo tan protagonista es en los vídeos virales que suelen hacer Isi y Camello, sus dos compañeros de vestuario.

R. Bueno, ahí me cuesta más salir. Pero yo me apunto a un bombardeo, ¡eh! Así que si me reclaman ahí estaré.

Hay rayos que iluminan vidas como le pasó a nuestro protagonista. Hasta dos veces. Primero en Majadahonda y luego en Vallecas. Dos realidades distintas de ese aspirador que es Madrid, pero emparentadas en lo futbolístico por el nombre y la humildad de sus clubes. Óscar Valentín (Ajofrín, Toledo, 1994) da fe de ello. Un obrero del fútbol al que Iriondo primero e Iraola después catapultaron a la élite. Hoy el centro del campo de Vallecas no se entiende sin el '23'.

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