Kylian Mbappé, el único hombre capaz de defraudar a Florentino Pérez y vivir para contarlo

"Este Mbappé no es mi Mbappé". Como el amante incapaz de entender el motivo del rechazo, Florentino Pérez vivió su mayor fracaso de la dirección deportiva del Real Madrid con la negativa de Kylian Mbappé a firmar por el club en 2022. Después de varios meses de contacto directo del presidente con el futbolista, quien aseguraba estar listo para "cumplir su sueño", dejó de responder al teléfono y llegó la traición: el francés renovó por el Paris Saint Germain. La presión del club parisino fue asfixiante. Qatar exigía su permanencia como buque insignia del proyecto en el año de su Mundial, a la vez que altos estamentos de Francia (incluido Macron, presidente de la República) remaron para que no se moviera de París.

En los últimos días, ya desvinculado del PSG, Mbappé ha hablado abiertamente del agobio que supuso tener a dos países pendientes de su decisión. Pero tampoco puede obviarse que firmó el mayor contrato de la historia del deporte. Ahí no habló de presiones. De haber continuado hasta la temporada 2024/25, opcional en la renovación, se habría embolsado 630 millones de euros brutos. La imagen de Mbappé quedó muy dañada. Una vez más, se metía encantado en una jaula de oro. El madridismo le desterró, había sobrepasado el límite y ya era "un pesetero".

Había alguien, sin embargo, que no se había olvidado de él. Florentino Pérez, el hombre más frío del fútbol moderno, capaz de dar salida a leyendas del Real Madrid por el bien de la entidad, seguía empeñado en su contratación. Nada por encima del club, tolerancia cero con las excentricidades de sus estrellas —que se lo digan a Cristiano Ronaldo, al que le abrió la puerta en cuanto le vio amortizado— salvo para Mbappé. De hecho, Florentino condicionó la pasada temporada, dejando sin sustituto a Karim Benzema, por reservarse para la operación del delantero. Irónicamente, en una temporada a priori de transición, el Madrid saldría como campeón de Europa.

La importancia inmediata que va a tener el delantero francés en el equipo es, sencillamente, impresionante. El Real Madrid, ganando la Champions League, Liga y Supercopa de España, se refuerza con el mejor futbolista del planeta -que no es lo mismo que el Balón de Oro-. Y eso lo sabe Florentino, el hombre al que solo Benzema y Zinedine Zidane le habían tocado la patata y que ahora consigue su gran revancha.

Este fichaje es una victoria sentimental, porque la marcha atrás del 2022 fue una auténtica humillación para Florentino. También es una victoria profesional, un golpe a Nasser Al-Khelaifi, autoproclamado defensor del viejo orden en el conflicto UEFA-Superliga.

Pero, ya saben, "Florentino nunca pierde", como suele repetir Javier Tebas, presidente de LaLiga y enemigo nacional del presidente madridista. La venganza se sirve fría, con el aterrizaje de Mbappé en un momento delicado en lo deportivo, sin haber logrado el objetivo de levantar la primera Champions League del Paris Saint Germain, mientras que su nuevo hogar consigue Copas de Europa casi sin proponérselo.

¿Quién necesita más a quién? Da igual la respuesta, porque Florentino tiene la joya de la corona de su nuevo Santiago Bernabéu. Un futbolista colosal, a la altura de los movimientos de mercado que supusieron los Figo, Zidane, Cristiano Ronaldo o Eden Hazard (sí, eso no fue un mal sueño para el madridismo).

Mbappé será menos rico en el Real Madrid, aunque seguirá siendo insultantemente rico. Pero, el aspirante a fichaje más importante de la historia del club blanco, llega sin traspaso. Esto no significa gratis, ni mucho menos. Florentino Pérez tira de chequera para dar al francés la mayor prima de firma de contrato antes vista en las oficinas de Valdebebas, cercana a los 120 millones de euros. La cifra se suma a contrato colosal que rondará los 20 millones anuales, según las cifras deslizadas por el Bernabéu. Estas cantidades las irá cobrando a lo largo de sus cinco años de contrato. La ambición hecha movimiento deportivo.

Se puede ver así como la estrategia del Real Madrid ha ido variando a lo largo de los años, especialmente en el segundo mandato de Florentino Pérez. El potencial económico de los clubes estado, como Manchester City o PSG, amenaza a las potencias históricas, incluso para un equipo con la maquinaria como el Madrid. Fichajes a coste cero, es decir, a base de primas de fichaje, pero sin traspaso, como David Alaba o Antonio Rüdiger, han funcionado en la estrategia deportiva reciente del conjunto merengue. Además de una política activa de ventas que habrá que ver cómo se ejecuta este verano —con Rodrygo como futbolista con más cartel para marcharse—, todo ello a sabiendas de que la próxima temporada el Madrid podría disputar hasta 70 partidos con el nuevo Mundial de Clubes.

En una semana dorada para el Real Madrid tras la consecución de la Decimoquinta, Mbappé pone fin al culebrón de los culebrones, la historia que parecía que nunca se iba a acabar, el fichaje del año, y, probablemente, de la década. Ahora queda lo bueno, ver al francés cabalgar desbocado por el césped del Bernabéu. Florentino ya le perdonó, le toca hablar al madridismo.