La frialdad en el adiós de Sergio Ramos con el Sevilla y lo que pierde por abandonar su casa

Sergio Ramos deja dudas en su adiós al Sevilla. No son comparables a las de hace tres años con la salida polémica del Real Madrid y el pulso que mantuvo con Florentino Pérez. En esta ocasión ha sido él quien ha puesto punto y final al club que lleva en el corazón, de manera amistosa con el presidente José María Del Nido Carrasco y rechazando una propuesta de renovación a la baja.

Las explicaciones que da Ramos para no continuar en el Sevilla están motivadas por una decisión personal y familiar. Con 38 años está en la recta final de su carrera y se podía haber quedado en casa. Colgar las botas en el Sevilla sería una magnífica historia de un canterano que salió al Real Madrid, lo ganó todo y regresó para cerrar una herida, como él mismo ha confirmado en su despedida de Nervión.

Hay una sensación en Ramos de agotamiento en una temporada muy dura. El Sevilla ha peleado por no descender, la crispación social ha sido importante y la crisis institucional le ha quitado el romanticismo. No se le ve solución con el problema de fondo en el accionariado y falta un proyecto deportivo ambicioso. Quique Sánchez Flores también decidió abandonar. Pero Sergio Ramos es de la casa y se entiende menos que no permanezca si el club se lo pide.

Hay algo que no explica, que se guarda y prefiere quedarse con lo positivo. Ha cumplido su objetivo, dice, de homenajear a Puerta, Reyes y sus abuelos. De darle una satisfacción a su padre, gran aficionado del Sevilla. Sergio Ramos se puede haber dado un homenaje a sí mismo por haber conseguido regresar al Sevilla, perdiendo dinero, y haber sido perdonado por los que le llamaban traidor tras su fichaje por el Real Madrid.

Ha sido uno de los más destacados en una mala temporada, se le valora por su rendimiento, compromiso y liderazgo. Ha jugado 37 partidos y ha marcado 7 goles. Está para seguir jugando al fútbol en Primera división con el Sevilla. Lo que pierde Sergio Ramos dejando el Sevilla es pasar a la historia como una leyenda del club. Siempre será un jugador reconocido por haber salido de la cantera y haberse convertido en uno de los mejores defensas del fútbol.

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Se marcha sin haber ganado títulos con el Sevilla y hay quien ve en la ciudad hispalense que su regreso fue más un capricho. No se puede poner en duda su sevillismo, su amor por este escudo, pero ha perdido la oportunidad de hacer algo parecido a lo de su amigo Luka Modric. Seguir jugando en el equipo de sus amores todo el tiempo que haga falta y ayudando a su club en un momento difícil.

Modric se queda en el Real Madrid ganando menos dinero. Sergio Ramos no habla de asuntos económicos y dice que no sabe dónde va a ir. Pero ofertas no le faltan de Estados Unidos y Arabia Saudí y eso influye en su decisión de buscar una nueva aventura fuera de España que sea enriquecedora en lo personal, familiar y lo económico.

Se ha ido del Sevilla con una rueda de prensa, un acto frío, sin el calor de los aficionados. Lo hace con la cabeza alta y la conciencia tranquila del deber cumplido. Ni en el Real Madrid ni ahora en el Sevilla se ha podido organizar un acto más emotivo para que un jugador de su trayectoria, en condiciones normales, se hubiera ido a lo grande.