Lo mejor y lo peor | El Barça de Xavi dispara a matar, pero lo hace con balas de fogueo
El pinchazo del conjunto azulgrana obliga a ganar en Múnich al todopoderoso Bayern para pasar a octavos. Sin dinamita en el área rival, el Barça se queda en buenas intenciones
El empate a nada del Barça contra el Benfica en el Camp Nou tras acariciar el gol en varias ocasiones ha empujado al equipo de Xavi Hernández a una final anticipada. No es un tópico. Es la realidad. El Barça necesita ganar en Múnich contra el todopoderoso Bayern para poder acceder a los octavos de final de la Champions League si no quiere verse apeado en la fase de grupos. En un partido crucial bajo una lluvia intensa, el Barça salió con brío, ganas y la actitud adecuada para doblegar a un correoso rival. Sin embargo, la falta de gol, equilibrio y talento fulminó las opciones de vencer del cuadro azulgrana.
No fue cuestión de actitud, sino de aptitud. Del balón en la madera de Yusuf Demir, pasando por la mala toma de decisiones de Memphis Depay, hasta el gol anulado por fuera de juego de Ronald Araújo. Tanto perdonó el conjunto culé después de gozar de las oportunidades necesarias para ganar el choque que pudo quedarse en una situación aún más extrema. Para fortuna de la tesorería azulgrana, el estrepitoso fallo a puerta vacía de Haris Seferovic en el tiempo de descuento da una vida extra al Barça.
Lo mejor | Xavi ha cambiado la cara del equipo
Si el fútbol es un estado mental, podríamos decir que el conjunto azulgrana empieza a maquillar sus ojeras y a dibujar una leve sonrisa. Desde el minuto uno, el cuadro culé demostró que quería pasar por encima del rival. Por eso se hizo con la pelota, la movió con acierto para zarandear al adversario y la recuperó con frenesí tras perderla. Ni rastro de aquel equipo sin alma que se plantó en Lisboa para encajar el enésimo meneo europeo en una noche negra (3-0) en que fue un juguete en las manos de su rival. Solo un colectivo con las ideas claras.
Y es que esta vez sí hubo un plan para ganar al rival, jugadores comprometidos con la idea y una idea colectiva capaz de vertebrar el equipo. Vertebrado por un grupo de chavales jóvenes con una confianza por las nubes (Ronald Araújo, Gavi, Nico González), el Barça fue capaz de imponer su guion del partido hasta que le duró la gasolina, el Benfica despertó del letargo para sacudirse el dominio y la ausencia de determinación en el área abrió un nuevo océano de posibilidades para un adversario que lo pasó realmente mal en la primera parte. El problema es que el gol brilla por su ausencia. Y sin gol, no hay paraíso. Y quizá tampoco octavos de final.
Lo peor | El equipo es un flan en las dos áreas
Ahora mismo, el Barça es un castillo de arena al que si uno sopla mucho puede observar cómo se tambalea. Y si lo hace con decisión, lo tumba. Sus cimientos competitivos no son lo suficientemente sólidos y aunque el impacto emocional de la llegada de Xavi Hernández se empieza a notar, el único gol que ha anotado este equipo ha sido de penalti que no era. Esta es la cruda realidad. Sin Ansu Fati ni el Kun Agüero y con un Ousmane Dembélé en el que uno ya no sabe si confiar o no hacerlo después de tantas lesiones y desconexiones, el gran referente es un Memphis Depay sin acierto. Al neerlandés siempre le falta un toque. O le sobra uno. Llega demasiado pronto al área rival o demasiado tarde. Baja a recibir cuando debe fijar centrales y se esconde entre ellos cuando la pelota sobrevuela el área. El palo de Yusuf Demir tampoco sirve como un atajo hasta el momento ni el gol anulado a Araújo.
Y es que el Barça de Xavi, que no confió ni un solo minuto en el denostado Luuk de Jong y el desaparecido Philippe Coutinho, tiene una falta de gol tan flagrante que deja las mejoras de su juego en anecdóticas. De la falta de gol en campo rival hasta las dificultades para blindar su propia área y no tener varios sustos gordos por partido, ya sea por errores individuales o porque el talento defensivo del equipo no está a la altura de la potencia del rival, la sensación es que al equipo le hacen peligro con muy poco. Por suerte, ter Stegen abortó el error de Lenglet en el cabezazo de Yaremchuk y Seferovic protagonizó uno de los fallos del año sin portero.
Lo normal | El Barça se atasca en ataque
Por momentos, el cuadro culé fue capaz de apabullar al Benfica. De empujarlo contra su área, tocar en la frontal y moverlo a su gusto. El problema fue que... no pasó de ahí. Ambos equipos acabaron con los mismos disparos entre los tres palos (aunque el Barça gozó de más ocasiones) a pesar de que los locales tuvieron un 65% de posesión y los visitantes un 35%. Síntoma inequívoco de que falta aderezar la tenencia de la pelota con un arsenal ofensivo a la altura del reto que supone una competición tan dura e igualada como la Champions League.
Sin el talento individual necesario como para volar por los aires partidos atascados, el Barça se encontró por momentos con una muralla mental que suponía no poder marcar gol. Era impotencia, claro. Ni Memphis Depay es la referencia a la que uno puede encomendarse en ataque ni Demir cuenta con un repertorio de regates potentes que decanten la balanza. Jordi Alba, que estuvo en banda más de lo que llegó, tampoco acabó de sorprender a la pétrea zaga lisboeta. El resultado, aunque Ousmane Dembélé estuviese a punto de alterarlo, es la frustración ofensiva. Sin pasar por caja o sin recuperar a Ansu Fati, esto es muy difícil de cambiar. Ni siquiera depende del técnico.
Lo bueno | Araújo es un animal defensivo
Ningún futbolista salió más reforzado del partido vivido en el Camp Nou que el uruguayo. Una máquina de ganar duelos frente a delanteros corpulentos, potentes y veloces como Roman Yaremchuk y Darwin Núñez. Si el Barça pudo vivir tantos minutos en campo rival y desplegarse en ataque tan a la ligera, fue porque contaba con un coche escoba excelente como Ronald Araújo. Imperial al corte, sólido por arriba, sin contemplaciones en momentos límite y con una capacidad correctora a la hora de defender que es básica en un equipo en construcción y con dudas como el Barça. El aficionado azulgrana tiene central para años con el charrúa. Si llega a marcar ese gol anulado en los últimos minutos, el estadio hubiese caído rendido.
Lo malo | Frenkie de Jong es un problema
Que Nico González y Gavi estén jugando mejor que Frenkie de Jong es una maravilla para Xavi y una gran noticia de cara al futuro, pero también un hecho alarmante. El centrocampista neerlandés, llamado a recoger el testigo de Sergio Busquets, no solo no ha podido sentar a un centrocampista que aún sigue dictando cátedra cuando está bien arropado, sino que, además, se ha evaporado. Nadie sabe dónde se ha metido ese mediocampista todoterreno que maravilló con el Ajax de Ámsterdam hasta el punto de ensimismar a toda Europa y que forzó el pago de 75 millones (más 11 millones de euros variables) por contratar sus servicios. Transparente en el juego, su aportación goleadora tampoco le salva. Está en un momento muy delicado.
El empate a nada del Barça contra el Benfica en el Camp Nou tras acariciar el gol en varias ocasiones ha empujado al equipo de Xavi Hernández a una final anticipada. No es un tópico. Es la realidad. El Barça necesita ganar en Múnich contra el todopoderoso Bayern para poder acceder a los octavos de final de la Champions League si no quiere verse apeado en la fase de grupos. En un partido crucial bajo una lluvia intensa, el Barça salió con brío, ganas y la actitud adecuada para doblegar a un correoso rival. Sin embargo, la falta de gol, equilibrio y talento fulminó las opciones de vencer del cuadro azulgrana.
- Un penalti de "chiste", la rajada de RDT y la flor del Barça. Así fue el debut de Xavi Albert Ortega. Barcelona
- Cuando ganar el Balón de Oro de los jóvenes está más cerca del fracaso que del éxito Rubén Rodríguez
- Dani Alves, el 'látigo' de Xavi para apretar a un vestuario que carece de un fuerte liderazgo Ulises Sánchez-Flor