El "acojonante cariño" tenía que imponerse al mal rollo: Silva refuerza a la Real ante Mbappé

Una de las grandes gestiones, si no la mejor, de Roberto Olabe como director deportivo de la Real Sociedad fue la contratación de David Silva (Arguineguín, 1986). El equipo donostiarra había sufrido la baja de Martin Ødegaard, a quien el Real Madrid repescó al término de la primera temporada de cesión y no la segunda, tal y como se había acordado, y su sustituto no pudo ser más acertado. Silva había decidido abandonar el Manchester City y la oferta de la Real le gustó.

“El Mago no desaparece. El legado continúa”. Así anunció el club donostiarra el 4 de mayo del año pasado la renovación por una temporada más del canario, quien desde el primer momento aportó su talento a un equipo que este miércoles se mide al Paris Saint-Germain en París. “Verle con la elástica txuriurdin es un lujo que debemos disfrutar y saborear cada día y hasta el último. Queremos más y lo queremos contigo, David”, continuaba el mencionado comunicado.

Pero llegó el fatídico 19 de julio, día en el que el Mago de Arguineguín se lesionó la rodilla cuando se entrenaba en Zubieta. Unos días después se confirmó la temida rotura del ligamento cruzado anterior y, con ella, su decisión de poner fina a su brillante carrera. A sus 37 años y con una temporada en blanco por delante, David optó por retirarse en la Real, a quien perdonó el año de contrato que había firmado, y se quedó a vivir, al menos un año más, en San Sebastián.

Sin embargo, tal y como informó el diario Marca, en octubre del año pasado, David tuvo un desencuentro con Olabe. El canario y su fisio personal acudieron a Zubieta a seguir con la recuperación de su grave lesión, pero lo hicieron fuera del horario que se les había aconsejado y hubo un intercambio de pareceres con el director de fútbol que molestó sobremanera a Silva. De ahí que su relación con la Real se enfriara y el merecido partido de despedida aún no se haya producido.

Jokin Aperribay limó asperezas con el canario

“No pasa nada. David es una extraordinaria persona y no hay ningún problema, solo reconocimiento y admiración”, comentó el presidente de la Real cuando fue preguntado al respecto. “Voy a hablar con él, pero no creo que esté molesto con la Real porque sabe que se le tiene un cariño extraordinario y todas las puertas abiertas”, añadió Jokin Aperribay, para acabar asegurando que “le haremos un homenaje en un partido grande, en el que él quiera. Yo a David le tengo un cariño acojonante”.

La noticia de este martes fue la presencia del canario entre los miembros de la expedición oficial a París, junto a otras dos leyendas del club como Xabi Prieto y Luis Arconada, con quien se fotografió en el aeropuerto de Biarritz. Una foto que llegó dos días después de que el propio Silva publicara en Instagram una story en la que mostraba a sus dos hijos enfundados con la camiseta de la Real.

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Kike Marín

El equipo que dirige Imanol Alguacil se mide este miércoles al PSG de Luis Enrique y, sobre todo, Mbappé, el futbolista que acapara toda la atención, no solo por el cansino interés del Real Madrid, sino porque se trata de un futbolista diferencial. Eso sí, en el entorno de la Real la atención la acapara Oyarzabal, quien hasta el último momento no se sabrá si puede jugar tras el golpe que recibió en Girona y que ya le obligó a perderse el partido del pasado sábado contra Osasuna. Ya lo dijo Imanol, “si mejora y da el OK, jugarán Mikel y diez más”.

“Qué bien que David Silva vaya a estar con la Real en París, es extraordinario para la Real y para David”, comentó Roberto Olabe antes de partir de Zubieta y poner rumbo a la capital francesa. Normal que el “acojonante cariño” del que habló Aperribay se haya impuesto al mal rollo. No tenía ningún sentido, pues, aunque solo haya podido vestir la camiseta txuriurdin durante tres temporadas, ha tenido tiempo para convertirse en una leyenda de la Real. De ahí la alegría de la afición de volver a verle como uno más, aunque ya le gustaría al mismísimo Mbappé tener su palmarés.