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Lo que se sabe de la tangana de Valencia y lo que no quisieron poner en televisión
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el árbitro, muy protagonista

Lo que se sabe de la tangana de Valencia y lo que no quisieron poner en televisión

Las imágenes de BeIn hicieron por enseñar lo menos posible, pero entre los aficionados, el acta y las declaraciones, se pueden reconstruir unos minutos de infamia futbolística y alta tensión

Foto: La trifulca del Valencia-Getafe. (EFE)
La trifulca del Valencia-Getafe. (EFE)

Odio es una palabra gruesa, de las que se tratan de evitar cuando se habla de conflictos concretos, pero define bien un sentimiento. Entre el Getafe y el Valencia, sus cuerpos técnicos y sus plantillas, si no hay odio, lo parece. Cuando marcó Rodrigo el tercer gol del encuentro, el que daba —casi de milagro— el pase a los ché a las semifinales, comenzó una enorme tangana en la que se inmiscuyeron médicos, jugadores, miembros del cuerpo técnico... Muchos actores para una sola bronca. Y muy pocas imágenes para una batalla campal. Con lo que se sabe, la jueza de competición ha decidido sancionar solo lo que se reflejó en el acta.

Es complicado encontrar el inicio de esta pelea, tanto en el propio estadio como en los días previos. O, incluso, los años previos. La animadversión puede llegar, si se pone uno a rascar, al tiempo en el que Marcelino entrenaba al Recreativo y Bordalás al Alicante. O al partido de Liga ganado por el Valencia (0-1), en el que ya hubo conato de bronca. En aquellas, por un pisotón de Damián Suárez, sospechoso habitual, a Kagin Lee, jovencísimo valencianista. Al uruguayo terminaron yendo al autobús del Valencia, de donde fue sacado por la policía cuando iba a recriminar algo a Rubén Uría, segundo entrenador de Marcelino. También se podrían mirar las declaraciones tras el partido de ida, ganado 1-0 por el Getafe, como detonante. O las previas al partido. Motivos para la trifulca no faltaban.

Foto: El polémico gol de Luis Suárez de este domingo. (Reuters) Opinión

Ya en el encuentro, más allá de las cuestiones previas, el Getafe se adelantó con un gol de Jorge Molina. Un preparador físico azulón, Javier Vidal, aprovechó para volverse al banquillo rival y frotarse los ojos como si estuviera llorando. Y es que, entre las palabras que se han dedicado unos y otros estos últimos días, "llorón" y sus derivadas fueron de las más frecuentadas. Todo esto ya en el minuto 1. Es cierto que la eliminatoria se ponía 2-0 a favor del Getafe y muy complicada para los de Marcelino, pero muy lejos estuvo de parar ahí la cosa.

placeholder El Valencia celebra su pase. (EFE)
El Valencia celebra su pase. (EFE)

La expulsión de Djene

En el primer periodo fueron cinco las amarillas que les cayeron a los de Bordalás, muchas de ellas evitables por parte del árbitro, de las que no siempre se señalan. En el club madrileño creen que tanto foco en su estilo de juego, tachado con frecuencia de agresivo, mediatizó a Estrada Fernández, que decidió desde muy pronto poner un criterio restrictivo. ¿Fue la frase de Marcelino que decía que el Getafe juega "al límite del reglamento" el acicate para que el árbitro se pusiese así de pejiguero? Es imposible saberlo, aunque los azulones creen que todo ayuda.

Y muchas amarillas suelen derivar en alguna roja. En este caso, le tocó a Djene, que es una de las claves defensivas del equipo del sur de Madrid. Es difícil de entender la expulsión una vez vista. El marcador, en ese momento, ya estaba empatado a uno, pero la expulsión del minuto 74 iba, en opinión de la mayoría, a cambiar el partido definitivamente. El Valencia se volcó a atacar, pero llegó al minuto 90 con necesidad de marcar dos para pasar. Y eso es lo que hicieron, ambos tantos de Rodrigo. Como detalle, y en el historial casi infinito de quejas, en el Getafe afirman que se dejó de señalar una falta entre un gol y otro que, a efectos prácticos, hubiese concluido el partido con ellos en semifinales.

Con todo lo dicho, lo que hubiese sido realmente impresionante es que todos los protagonistas diesen una lección de civismo y se hubiesen marchado ordenados y tranquilos al vestuario tras los tres pitidos que marcaron el final del encuentro. Es obvio que no ocurrió nada parecido a eso: cuando Estrada señaló el final, la batalla empezó. Una vez más, es complicado delimitar quién fue el primero, aunque parece que el inicio de las hostilidades es un pelotazo de Bruno dirección al banquillo valencianista. Eso hizo que Diakhaby, muy nervioso, se fuese a por él aunque su equipo hubiese ganado, el inicio de la montonera.

placeholder Gabriel, que sangra por un lance del partido con un compañero, en la tangana.
Gabriel, que sangra por un lance del partido con un compañero, en la tangana.

Lo que no se enseña

Las imágenes son escasas, porque La Liga ha decidido que quiere que el fútbol español se venda como 'La casa de la pradera'. En la retransmisión pronto se pasó a planos largos, no hubo repeticiones. En el compactado que tiene BeIn, la propietaria de los derechos, no se ve mucho más. Y al resto de televisiones no se les mandó nada de la pelea, se entiende que porque no lo consideraron importante para entender lo que ocurrió en el partido.

Javier Tebas, a la mañana siguiente, comentó que él no había visto el partido —algo habitual—, pero sí habló un largo rato sobre la importancia del espectador televisivo. Lo cual no deja de ser curioso en estos tiempos de ocultación, porque pasaron muchas cosas en el Valencia-Getafe, pero es muy probable que los aficionados, en el trabajo o en el bar, hablasen más de la tangana final que fue hurtada por un realizador televisivo con exceso de celo que del resto del partido.

El acta, que es larga como 'Guerra y paz', da algunas notas de lo que aconteció en esos momentos de tensión. Aquí, enumerados: 1) Bruno se encaró con Diakhaby, le cogió del cuello y le golpeó. Tuvo que ser separado y fue posteriormente expulsado. 2) Damián, en el túnel de vestuarios, dio un codazo a un miembro del Valencia, golpeó en el rostro a otro miembro diferente e increpó a uno de los asistentes del árbitro, golpeándole con el dedo índice en el pecho y llamándole "cagón". No está mal. 3) Jaime Mata, delantero del Getafe, se dirigió al mismo asistente y le dijo en reiteradas ocasiones "vaya vergüenza de arbitraje". 4) Diakhaby le hizo a Bruno lo mismo que Bruno le hizo a él.

Foto: Cata Díaz, durante un partido con el Getafe. (EFE)

Esto es lo que recogió el árbitro, pero está lejos de ser lo único que aconteció. Por diversos vídeos mostrados en redes sociales por algunos aficionados, se puede ver que el doctor del Valencia golpeó en la nuca a Damián Suárez antes de que el uruguayo la liase en el vestuario. Que Diakhaby no la tuvo solo con Bruno, sino que se enzarzó con unos cuantos jugadores del Getafe más. Es difícil, visto lo visto, saber cuántos iban a mediar y cuántos a echar más leña al fuego. Se puede ver a Rodrigo, que marcó los tres goles, correr hacia el banquillo y hacer un gesto acusando a los getafenses de llorones. No podía faltar. Y tampoco podía faltar la respuesta, ya que Jaime Mata acudió raudo a la zona para intentar dar un cabezazo a Rodrigo. Como daño colateral a este escaque, el delegado del Getafe terminó por los suelos.

Con todo este zipizape, casi sorprende que en la sala de prensa los dos técnicos optasen por un discurso más o menos neutro. Conciliador no, pero por lo menos no tan guerrero como acostumbraban hasta el momento. Bordalás dijo estar orgulloso del partido pero "triste tras ver un partido con un arbitraje casero". Marcelino dijo que le sabía mal lo que había ocurrido, que debieron evitarlo, aunque también se apresuró a decir que él no había hecho nada por llegar a esa situación.

Pues si no es odio, lo parece.

Odio es una palabra gruesa, de las que se tratan de evitar cuando se habla de conflictos concretos, pero define bien un sentimiento. Entre el Getafe y el Valencia, sus cuerpos técnicos y sus plantillas, si no hay odio, lo parece. Cuando marcó Rodrigo el tercer gol del encuentro, el que daba —casi de milagro— el pase a los ché a las semifinales, comenzó una enorme tangana en la que se inmiscuyeron médicos, jugadores, miembros del cuerpo técnico... Muchos actores para una sola bronca. Y muy pocas imágenes para una batalla campal. Con lo que se sabe, la jueza de competición ha decidido sancionar solo lo que se reflejó en el acta.

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