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Balotelli rompe a llorar en el momento en el que España paseaba la Copa
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SE METIÓ EN EL VESTUARIO NADA MÁS TERMINAR EL PARTIDO PERO LE OBLIGARON A SALIR

Balotelli rompe a llorar en el momento en el que España paseaba la Copa

Mientras unos saltaban, gritaban celebrando un nuevo éxito, otros lloraban desconsolados, decepcionados con lo que acababa de suceder en el césped del Olímpico de Kiev. Torres,

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Balotelli rompe a llorar en el momento en el que España paseaba la Copa

Mientras unos saltaban, gritaban celebrando un nuevo éxito, otros lloraban desconsolados, decepcionados con lo que acababa de suceder en el césped del Olímpico de Kiev. Torres, Bota de Oro de la Eurocopa, buscaba y bajaba a sus hijos al césped, como hicieron Arbeloa o Reina, Ballotelli se desahogaba buscando el vestuario y no queriendo saber nada en el momento en el que Proença decidió poner fin al partido. El díscolo jugador italiano no atendió a razones en un primer momento y se marchó apartando a todo aquel que se cruzaba en su camino. Minutos después, recapacitó, y saltó al césped para llorar como un hombre que acababa de comprobar que España había terminado con su sueño de ser campeón de Europa, pero que no fue impedimiento para felicitar a los jugadores españoles por su triunfo. Ese es Balotelli, capaz de lo genial y de los soez. "Espero que esto le sirva de lección a Mario cara al futuro", comentó Prandelli. "Hay que saber ganar y también perder", sentenció.

Las lágrimas de hercúleo delantero centro no eran las únicas de unos jugadores que estaban tocados en lo físico y, sobre todo, en lo moral. Andrea Pirlo era otro de los jugadores que no encontraban consuelo. Los 33 años del centrocampista de la Juventus ponen muy cuesta arriba su presencia en otra gran cita o por lo menos jugando un papel tan decisivo como lo ha tenido en esta Eurocopa. Campeón del mundo en 2006, Pirlo sabe que sus días en la nacional italiana están contados, que estaba ante su última gran oportunidad de levantar un nuevo título con la selección. Llegaba a la final con la impronta de mejor jugador y se marcha abrumado con la simple presencia de Xavi.

El desconsuelo de los Barzaghli, Di Natale o Montolivo contrastaba con la alegría que los vencedores escenificaban a escasos metros. Es el contraste que tiene el fútbol y que Del Bosque intentó minimizar recordando lo mucho y bueno que había hecho Italia para llegar a la final. "Hay que acordarse de la perdedora, un grupo que ha peleado y demostrado que sabe jugador". Y es que el seleccionador quiso buscar primero a Prandelli antes que correr a celebrar el título. Hasta el tercer gol no dio el partido por cerrado.

Del Bosque pidió a sus jugadores, después de clasificarse para cuartos, un poco más de alegría por el éxito. No le gustó nada que no se celebrara, pero tal cual demostraron anoche, estaban guardando fuerzas para el festival que formaron sobre el césped. Los españoles saltaron, cantaron como no habían hecho en toda la Eurocopa. Demostraron que la motivación estaba intacta, que este grupo sigue queriendo conquistar nuevas cotas.

Las escenas que se vivieron en el Olímpico fueron curiosas y muchas ellas hablan de la madurez de un grupo que ayer celebró todos juntos, mezclados suplentes y titulares, el nuevo éxito de la Selección. Por un momento, la fiesta parecía que se había trasladado a una guardería. Niños por aquí, niños por allá... era el triunfo de la familia, esa misma que ha vivido en primera persona todas lo sucedido en Polonia y Ucrania. No solo niños bajaron al césped, ya que los padres de más de un jugador celebró el triunfo de la Roja en el mismo césped de Olímpico.

Mientras unos saltaban, gritaban celebrando un nuevo éxito, otros lloraban desconsolados, decepcionados con lo que acababa de suceder en el césped del Olímpico de Kiev. Torres, Bota de Oro de la Eurocopa, buscaba y bajaba a sus hijos al césped, como hicieron Arbeloa o Reina, Ballotelli se desahogaba buscando el vestuario y no queriendo saber nada en el momento en el que Proença decidió poner fin al partido. El díscolo jugador italiano no atendió a razones en un primer momento y se marchó apartando a todo aquel que se cruzaba en su camino. Minutos después, recapacitó, y saltó al césped para llorar como un hombre que acababa de comprobar que España había terminado con su sueño de ser campeón de Europa, pero que no fue impedimiento para felicitar a los jugadores españoles por su triunfo. Ese es Balotelli, capaz de lo genial y de los soez. "Espero que esto le sirva de lección a Mario cara al futuro", comentó Prandelli. "Hay que saber ganar y también perder", sentenció.

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