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Francia y Países Bajos homenajean a la nada y dejan los deberes para la última jornada (0-0)
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SEGUNDA JORNADA DE GRUPOS

Francia y Países Bajos homenajean a la nada y dejan los deberes para la última jornada (0-0)

Uno de los grandes clásicos del viejo continente acabó en empate tras haber empezado con un ritmo electrizante y ocasiones muy claras. Pero la intensidad se diluyó poco a poco

Foto: Griezmann tuvo una ocasión muy clara. (EFE/Anna Szilagyi)
Griezmann tuvo una ocasión muy clara. (EFE/Anna Szilagyi)

Tras los respectivos triunfos de Francia y Países Bajos en la jornada inaugural de la Eurocopa 2024, dos de las pocas selecciones que saben lo que es levantar el torneo dirimían el primer puesto del grupo D en uno de los grandes clásicos del viejo continente. Sin embargo, el partido, que prometía mucho, fue de los más aburridos hasta el momento, y acabó con empate a nada (0-0). Ambas selecciones suman cuatro puntos tras el choque, y aunque están clasificadas virtualmente para octavos de final, tendrán que confirmar el pase en la última jornada de la fase de grupos.

La última vez que Países Bajos y Francia se vieron las caras en la Eurocopa, la selección oranje le pintó la cara, con un 4-1, al combinado que dirigía Raymond Doménech, aquel entrenador galo que consultaba los signos del zodiaco para ver a qué jugadores alinear. Con ese particular método de trabajo, hoy en día se podría convertir en presidente de Argentina, aunque en clave futbolística no parece la opción más sensata. Así les fue a los franceses en aquella Eurocopa de 2008, en la que cayeron eliminados en fase de grupos, tras perder dos partidos y solo sacar un mísero empate a cero goles ante Rumanía. No obstante, en el histórico de enfrentamientos, los galos dominan en número de victorias, y venían con una mejor racha en los duelos directos.

Floja primera mitad tras un inicio potente

Sin Kylian Mbappé de inicio, tras fracturarse la nariz en el debut contra Austria, Didier Deschamps decidió sumar más músculo y alinear a un mediocampista en lugar de la 'tortuga ninja' —ahora más que nunca, debido a la máscara que ha de llevar—, Aurelien Tchouameni, el ya compañero de equipo de la estrella gala, saltó de inicio y cuajó un correcto encuentro. No obstante, el primer protagonista del partido llevaba la camiseta naranja. Jeremie Frimpong, jugador de moda en la escena europea tras su excelente temporada en el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, se plantó delante de la portería rival antes de que se rebasaran los primeros 60 segundos de juego, pero su disparo cruzado fue punteado por el meta Maignan y la pelota se marchó a córner. Primer aviso para una de las favoritas a llevarse el torneo, a cargo del velocista neerlandés.

Tampoco hubo que esperar mucho para presenciar la respuesta de les bleus. Antoine Griezmann, en el minuto 3, se sacó de la manga un zapatazo que repelió Bart Verbruggen, el joven y seguro guardameta del cuadro entrenado por Ronald Koeman. Diez minutos después, el jugador del Atlético de Madrid tuvo aún una doble ocasión más clara. En el primer acto, el atacante se trastabilló incomprensiblemente cuando solo tenía que empujarla, tras un dudoso pase de Adrien Rabiot, y en el segundo, se anticipó de manera magistral a Virgil Van Dijk, pero su remate se marchó lamiendo el poste.

Tras esto, el potente inicio se diluyó rápidamente, como azucarillo en una taza de café caliente. Apenas pasó nada en los 30 minutos restantes del primer tiempo. De hecho, tenía su gracia que la realización conectase con los banquillos, en pos de que el espectador pudiese vislumbrar cómo atendía Mbappé al partido desde un lugar que no acostumbra a frecuentar o, en el otro banquillo, comprobar si el entrenador neerlandés repetía esa fea costumbre de limpiarse los mocos con la mano y, acto seguido, meterse la secreción en la boca, como hizo en el duelo ante Polonia. Por suerte, se nos privó de esa imagen en caso de haber sucedido, y el árbitro señaló puntual el camino de los vestuarios.

placeholder Mbappé vio el partido desde el banquillo. (Reuters/Vincent West)
Mbappé vio el partido desde el banquillo. (Reuters/Vincent West)

Poca acción en la segunda contienda

Siguió la dinámica apática y aburrida en la que había caído el partido. Tal era el esperpento por momentos que las ocasiones eran grotescas: Rabiot mandó su lanzamiento al cuarto anfiteatro y Tchouameni, por no ser menos, mandó su intentona a saque de banda. Aunque restaba mucho tiempo, empezaba a mascarse el primer 0-0 de todo el campeonato. La duda era si el entrenador galo se atrevería a dar salida a Mbappé, uno de esos jugadores capaz de dinamitarlo todo. Por parte neerlandesa, el más activo era el prometedor Xavi Simons, una de esas joyas que produce La Masía. Es, además, el único jugador sobre el césped habituado a jugar en el estadio del Leipzig, escenario del partido y hogar del equipo más odiado del país, y también antigua ciudad de la Alemania del Este comunista, o cuna del compositor Richard Wagner, autor de la tetralogía de El anillo de los nibelungos. De hecho, daban ganas de escucharse La cabalgata de las valquirias y dejar en segundo plano el partido, ante el sopor momentáneo.

Pareció dar un paso adelante Francia traspasado el ecuador de la segunda mitad, pero fue Países Bajos quien consiguió levantar al espectador de su asiento, aunque no sirvió para nada. Simons introdujo el balón en la red en el minuto 69, pero la posición de Frimpong cuando el jugador del Red Bull Leipzig golpeó el esférico, en fuera de juego y molestando, según el árbitro, la visión de Maignan, hizo que el tanto no subiese al electrónico. La espera para saber qué decidía Anthony Taylor, fue, por momentos, lo más emocionante que había pasado en el verde desde hacía más de una hora: una película de la Nouvelle Vague atesora más acción que este partido.

Y lo cierto es que no pasó mucho más. No será este Países Bajos 0 – Francia 0 el partido más recordado de la historia de las Eurocopas. Es curioso que Rabiot fuese uno de los jugadores que más tocó la pelota, lo que no deja de ser un fidedigno indicador de lo que ocurrió sobre el terreno de juego de Leipzig. Por suerte, ya no existe la Unión Soviética y el gulag, pues estos noventa minutos podrían ser material de tortura para los presos. ¡Imagínense este partido repetido una y otra vez! Más allá de la broma, nadie recordará el partido disputado en Leipzig, y solo sirve para que ambas selecciones metan un pie y medio en los octavos de final.

Tras los respectivos triunfos de Francia y Países Bajos en la jornada inaugural de la Eurocopa 2024, dos de las pocas selecciones que saben lo que es levantar el torneo dirimían el primer puesto del grupo D en uno de los grandes clásicos del viejo continente. Sin embargo, el partido, que prometía mucho, fue de los más aburridos hasta el momento, y acabó con empate a nada (0-0). Ambas selecciones suman cuatro puntos tras el choque, y aunque están clasificadas virtualmente para octavos de final, tendrán que confirmar el pase en la última jornada de la fase de grupos.

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