La UEFA amenaza a Bellingham: la polémica celebración ya la hizo en el Clásico del Bernabéu

La UEFA avisa a Jude Bellingham que no vuelva a repetir el gesto de la celebración que hizo contra Eslovaquia tras marcar el gol de media chilena. Un festejo que para el Comité de Disciplina y Ética del máximo organismo del fútbol europeo es obsceno. Más que un aviso es una amenaza y el jugador inglés, además de recibir una multa de 30.000 euros, tiene que tener mucho cuidado. De volver a repetirlo se le aplicaría un partido de sanción.

Bellingham va a poder jugar, por lo tanto, el encuentro de cuartos de final contra Suiza. Esto ha generado demasiada indignación entre los que ven un doble rasero por la sanción de dos partidos que ha recibido el turco Demiral y el partido aplazado a Bellingham. En la celebración del turco hay un gesto con proclamas políticas a un grupo ultraderechista de su país. Nada que ver con lo que hizo el jugador de Inglaterra.

Para la UEFA lo que hizo Bellingham, tras abrirle una investigación, es un gesto que se puede encuadrar dentro una conducta inapropiada. En el recurso que ha presentado la Federación Inglesa y las palabras del jugador se argumenta que no es una celebración nueva, ni ofensiva y que no iba destinada para el banquillo de Eslovaquia.

Bellingham ya hizo la celebración de llevarse las manos a sus partes en el Clásico que jugó contra el Barcelona en el Bernabéu. Marcó el gol del triunfo, en el minuto 91, e hizo hasta cuatro festejos. Uno abriendo sus brazos, otro besando el escudo del Real Madrid, el tercero un baile con Lucas Vázquez y el último llevándose las manos a la ingle.

El futbolista inglés se lo dedica a un grupo de amigos, en tono de broma, como confirmó tras el partido contra Eslovaquia. En el Clásico del Bernabéu pasó desapercibido, pero en la Eurocopa ha tenido una enorme repercusión y todo tipo de reacciones. Se ve como un gesto grosero, una broma y genera indignación porque no se le aplique un partido de sanción.

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Lo que ha demostrado Bellingham, en cualquier caso, es que su celebración contra Eslovaquia no tenía un mensaje ofensivo contra el rival. Lo hizo con rabia, producto del gol que salvó a Inglaterra y llevó el partido a la prórroga, y por la cabeza se le pasó que tenía que dirigirlo a sus amigos.

La polémica está en si la UEFA se ha quedado corta en la sanción y Bellingham no debería salir al césped de Düsseldorf para jugar contra Suiza o se le ha ido la mano con la amenaza para que no lo repita cuando ha demostrado que es un gesto para los amigos y que no es nuevo.