Morata, un capitán que avergüenza a España y no solo por su pobre nivel en la Eurocopa

Álvaro Morata hace suficientes méritos para que se le vea como un llorón. Lleva toda la Eurocopa quejándose de que no se le respeta, que se le valora más fuera de España y lo último que nos faltaba por escucharle es que es probable que deje la Selección al término de esta competición. No cumple en el césped, con un solo gol, pero es que lo estropea con sus manifestaciones. Un capitán tiene que estar por encima de sus asuntos personales, dejarlos a un lado y transmitir un mensaje positivo, de optimismo y, principalmente, de unión.

Lo que ha hecho Morata, a dos días de jugar las semifinales contra Francia, es una irresponsabilidad. Sus declaraciones en Cuatro y en El Mundo lo que provocan es que el foco se ponga en un presunto maltrato y en buscar los culpables que le echan del país. No deja de ser un comportamiento de inmadurez y reprobable con un jugador que tiene 31 años, lleva el brazalete y tendría que saber lo que dice y en qué momento. Es un pésimo portavoz de España.

Morata lleva una mala Eurocopa, con un solo gol y sin ser un delantero que esté cerca de desequilibrar los partidos. Contra Alemania, estuvo desaparecido en la primera parte y en la segunda tuvo un acercamiento al gol. Poca cosa. Pues después de pasarlas canutas y gracias al gol salvador de Mikel Merino, aparece el capitán de la Selección española para decir que "puede ser mi último torneo con la Selección", que "es probable que deje la Selección" e incidir en que "soy más feliz fuera porque la gente me respeta. En España, no hay respeto para nada ni nadie".

¿Pero quién es Morata para hablar mal de España? No solo una vez. Lo ha hecho en varias ocasiones antes y durante la Eurocopa. Este capitán no representa a España. La avergüenza con sus manifestaciones que, de tanto repetir, hace que pueda ser creíble que en España se le está maltratando o hay una persecución personal.

Maleducados hay en todas partes, en cualquier país que se quiera ir Morata. De esto no se va a librar si consigue salir del Atlético de Madrid, que esta es otra de sus repetidas quejas. No ha pasado ni una semana de su mensaje en el que confirmaba que seguiría y ahora comenta que "en el fútbol no hay nada seguro". Le molesta todo. Tiene la piel demasiado fina.

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En esta Eurocopa se ha criticado a Bellingham, Modric, Cristiano Ronaldo, Mbappé y Griezmann. A más jugadores que no han estado al nivel que se esperaba. Muchos son cracks, que tienen que convivir con las críticas constructivas si no tienen un buen rendimiento. Están expuestos a ello. No a las faltas de respeto. Pero Morata todo lo ve como un ataque personal. Hasta culpa a la prensa española de querer que le hubieran mostrado una tarjeta amarilla contra Alemania para que no pudiera jugar contra Francia. Tiene el síndrome de sentirse perseguido.

El delantero titular de la Selección tiene que estar concentrado en marcar goles y ser más determinante. Y si, además, eres el capitán, tienes la obligación de unir a los aficionados y al país con un discurso colectivo y ganador. Ser más generoso y evitar la polémica en una concentración que es un remanso de paz. Como hace Luis de la Fuente, del que también se ha dudado, y cada vez que comparece ante los periodistas tiene una sonrisa, desborda optimismo y cumple como un buen embajador de España. Morata juega en la Selección, pero va contra España.