España prolonga la maldición de Kane: otra final perdida para seguir sin ganar un título

Es el máximo goleador de la selección inglesa con 65 goles. Nadie ha anotado más tantos que él en el Tottenham, tras meter 282 goles. Ha jugado para ganar un título con tres equipos distintos (Tottenham, Bayern de Múnich e Inglaterra). Y, sin embargo, a sus 30 años, lleva seis finales y las ha perdido todas. Uno de los mejores delanteros de los últimos tiempos no sabe lo que es ganar un trofeo.

Harry Kane es un nueve de clase mundial. Un ariete codiciado y por el que, tras diez temporadas en los Spurs, el Bayern pagó 100 millones de euros. Antes, había sonado para el Real Madrid como sustituto de Karim Benzema. El dorsal nueve, ahora de Mbappé, iba a ser para él, pero Florentino no dio luz verde y el tiempo le dio la razón. Kane es un delantero de los que no quedan: rematador clásico, letal en el área, con capacidad de disparo con ambas piernas y con buen remate de cabeza.

Estancado en Inglaterra, el delantero inglés optó por un cambio de aires en la que es, hasta ahora, la decisión más importante de su carrera: emigrar de Inglaterra a Alemania. El Bayern de Múnich llevaba once temporadas consecutivas ganando, al menos, un título. Hasta que llegó Kane. Derrota en la final de la Supercopa, segundo en Bundesliga, eliminado por un equipo de Tercera División en dieciseisavos de Copa y apeado en semifinales de Champions League por el Real Madrid.

El fútbol se ha cebado con él y parece que está maldito por algún tipo de hechizo. En 2015, perdió la Carabao Cup con el Chelsea (0-2); en 2019, la final de la Champions League ante el Liverpool (0-2); en 2021, de nuevo la Carabao Cup frente al Manchester City (0-1) y la final de la Eurocopa ante Italia en penaltis; en 2023 la Supercopa de Alemania contra el Red Bull Leipzig (0-3); y el domingo, frente a España, una nueva final continental (1-2). Demoledor.

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Él solo no puede

Su rendimiento individual contrasta significativamente con el equipo para el que juega. Esta Eurocopa no es excepción. Inglaterra anotó ocho goles y tres fueron suyos, convirtiéndose así en el máximo goleador de la selección inglesa y compartiendo el primer puesto con otros cinco futbolistas (Dani Olmo incluido) en lo alto del podio del torneo.

El domingo, en la final, no jugó su mejor partido. Entre el trabajo sensacional de Laporte y Le Normand y una amarilla en el minuto 25 que le lastró para el resto del encuentro, Gareth Southgate optó por sustituirle cuando apenas había transcurrido una hora de juego. Al seleccionador no le importó retirar del terreno de juego a su goleador pese a ir por debajo en el marcador. Watkins, héroe de las semifinales, lo intentó, aunque sin éxito.

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A Kane no se le puede pedir más, en el caso de este torneo, con menos. Inglaterra llegó a la final con un juego muy pobre, falto de ideas y salvado por goles en el descuento en octavos y en semifinales. Solo Bellingham y Cole Palmer (suplente en todos los partidos) dieron la talla. El resto lo intentaron, pero la Three Lions daba una constante sensación de estar perdida, sin rumbo.

Oyarzabal desató la locura nacional con un gol en el minuto 86. Antes, Lamine asistió a Nico para adelantar a España y Palmer puso las tablas en el marcador. España, con la victoria, ganó su cuarta Eurocopa y superó a Alemania como el país con más trofeos continentales en la historia. El fútbol le debe una a Harry Kane, pero el delantero británico tendrá que esperar, al menos, hasta la temporada que viene.