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Nadie se acuerda de Luis Enrique, pero abrió el camino del éxito de De la Fuente y hay un porqué
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Nadie se acuerda de Luis Enrique, pero abrió el camino del éxito de De la Fuente y hay un porqué

España se convierte en la mejor Selección de Europa tras el batacazo del Mundial de Qatar. Había que pulir la idea de la posesión y Luis de la Fuente dio con la tecla con los extremos

Foto: Los jugadores de la Selección española mantean a Luis de la Fuente. (EFE EPA CHRISTOPHER NEUNDORF)
Los jugadores de la Selección española mantean a Luis de la Fuente. (EFE EPA CHRISTOPHER NEUNDORF)

España ha sufrido una transformación radical en solo 20 meses. Es un tiempo récord para un cambio tan profundo y con tanto éxito. Del batacazo que se metió con la eliminación contra Marruecos en el Mundial de Qatar al éxito de ganar la final de la Eurocopa han pasado muchas cosas y todas se encuadran dentro de la normalidad futbolística y de convivencia. De Luis Enrique no se acuerda ya nadie y si se le nombra es para mal, pero en su fracaso están las virtudes que Luis de la Fuente ha implementado en su proyecto deportivo y gestión con los futbolistas y los medios de comunicación.

Luis Enrique se despidió del cargo sin una rueda de prensa, sin querer dar explicaciones de los motivos de la eliminación sorprendente en el Mundial de Qatar. Lo hizo con una carta en las redes sociales para dar las gracias a la Federación y en su reflexión comentó que sentía no haber podido ayudar más a los jugadores. También pidió apoyo (en mayúsculas) para Luis de la Fuente. Ese apoyo del que hablaba, él no lo sintió. Su etapa, con luces y sombras en lo deportivo, estuvo marcada por la crispación en el entorno.

La sabiduría de Luis de la Fuente le llevó a entender que el apoyo se gana con una buena comunicación, desde la tranquilidad y la aceptación de las críticas que conlleva un cargo. Esto es solo fútbol y en España hay 48 millones de seleccionadores. Luis de la Fuente lo entendió rápidamente, pero lo mejor que hizo fue aprender de los errores que cometió Luis Enrique.

El camino del éxito empezó con el final catastrófico de Luis Enrique. No se gana una Liga de Naciones y, lo más importante, una Eurocopa solo con el buen rollo en las concentraciones y la comunicación fluida, sin tensiones, en las ruedas de prensa. La cercanía es importante y Luis de la Fuente apostó por la normalidad. Dar entrevistas individuales a los medios de comunicación, explicar sus decisiones en las convocatorias y los partidos sin arrogancia.

placeholder Luis de la Fuente se pone la medalla de campeón de Europa. (REUTERS Lee Smith)
Luis de la Fuente se pone la medalla de campeón de Europa. (REUTERS Lee Smith)

España volvió a tener un seleccionador que no predicaba desde un púlpito. Un nuevo Vicente Del Bosque, con una idea de fútbol reconocible y competitiva. Sin rencor y alejado de las polémicas. En los malos momentos, que han sido pocos, Luis de la Fuente ha tenido una sonrisa y ha hecho gala de su buena educación y mucho respeto. Hasta para pasar facturas a la inmensa mayoría de personas y profesionales de los medios que ponían en duda su nivel para ganar títulos con la absoluta, principalmente por la falta de experiencia en la alta competición, ha sido un señor. Siempre correcto.

Los extremos

Pero lo mollar es la idea de fútbol. La vuelta que le ha dado Luis de la Fuente al estilo de España está basada en pulir los defectos de Luis Enrique. Todo lo que hizo el asturiano en su propuesta de fútbol no era malo. El plan de Luis Enrique era valiente, ofensivo y muy firme para llevar la iniciativa del juego. Ese control por el partido se convirtió en una obsesión por tener el máximo tiempo posible el balón y desgastar al rival. En la etapa de Luis Enrique hubo grandes partidos, pero el plan no dio para ganar títulos.

Foto: Rodri celebra el pase a la final contra Francia en la Eurocopa. (Reuters/Leonhard Simon)

Luis de la Fuente cogió la idea de la posesión y le agregó el registro de la verticalidad. Donde había un equipo que mandaba en los partidos con Luis Enrique surgió otro con el convencimiento de que el juego de las transiciones era útil para hacer daño. El camino del éxito estaba en encontrar esos jugadores que le dieran verticalidad y encontraran los espacios contra rivales compactos y cerrados.

La idea de Luis Enrique era buena y competitiva y Luis de la Fuente la ha mejorado con el perfil de dos extremos, Nico Williams y Lamine Yamal, que han le han dado más desequilibrio por las bandas. Era fundamental saber cómo se podía abrir los cerrojos de equipos como Marruecos que se le atragantaban a España. La clave estaba en la velocidad, el vértigo, la insistencia de los extremos. Agitar. España, con la misma idea de la posesión, la han cambiado los jóvenes extremos y el sentido común de poner a Rodri de mediocentro.

España ha sufrido una transformación radical en solo 20 meses. Es un tiempo récord para un cambio tan profundo y con tanto éxito. Del batacazo que se metió con la eliminación contra Marruecos en el Mundial de Qatar al éxito de ganar la final de la Eurocopa han pasado muchas cosas y todas se encuadran dentro de la normalidad futbolística y de convivencia. De Luis Enrique no se acuerda ya nadie y si se le nombra es para mal, pero en su fracaso están las virtudes que Luis de la Fuente ha implementado en su proyecto deportivo y gestión con los futbolistas y los medios de comunicación.

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