Mikel Oyarzabal, entre las pintadas de traidor de Elorrio y el recibimiento como campeón en Eibar

Con la discreción y humildad que le caracterizan. Saliendo desde el banquillo para tapar la boca a quienes cuestionaron incluso su presencia en la lista de Luis de la Fuente. Mikel Oyarzabal, capitán de la Real Sociedad, el equipo que más futbolistas aportó a la Selección española en esta Eurocopa, se convirtió en el gran protagonista de la final contra Inglaterra. Lo hizo con un gol en el minuto 87, que vengó a su paisano Luis Arconada, desgraciado protagonista en la final de 1984.

Mikel lo marcó con la pierna derecha —la mala—, tras abrir a banda con la izquierda —la operada— y llegar al magistral pase de Cucurella gracias a su inteligencia táctica... y su número 48 de pie. Un gol que se ha colocado entre los cuatro más importantes de la historia del fútbol español, aunque a Mikel nada le hace perder la serenidad y esa humildad ya destacada. "Estoy orgulloso, me ha tocado a mí hacer historia, pero esto es una familia", dijo al poco de acabar la final de Berlín.

Junto al de Iniesta a Países Bajos en el Mundial 2010, el de Fernando Torres a Alemania en la Eurocopa 2008 y, aunque solo lo recuerden los más veteranos, el de Marcelino a la Unión Soviética en la Eurocopa de 1964, el gol de este guipuzcoano nacido en Eibar en abril de 1997 y todo un emblema de la Real, no solo valió un título, sino que también sirvió para reivindicar a un grupo de jugadores en el que pocos confiaban y algunos incluso despreciaron.

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Curiosamente, Oyarzabal es un experto en marcar goles en las finales. Así, lo ha hecho en cuatro de las cinco que ha disputado. Salvo en la primera, en la que, sin embargo, asistió a Fabián para ganar el Europeo con la Sub 21 que también dirigía Luis de la Fuente, Mikel marcó en la final de la Copa que la Real ganó al Athletic de Bilbao, en la de los Juegos Olímpicos de Tokio, de nuevo con De la Fuente, y en la de la Nations League que España perdió ante Francia, las tres disputadas en 2021.

Señalado junto a su compañero Mikel Merino

Sin embargo, el día después de la final, en la localidad vizcaína de Elorrio, de la que es natural la madre de Mikel, aparecieron pintadas contra Oyarzabal y su compañero Mikel Merino en las que se les llamaba traidores, junto a una esvástica tachada. Se supone, porque había otros futbolistas, entre ellos tres del Athletic de Bilbao, a los que no se hizo mención, que al centrocampista navarro se le incluyó porque fue el gran protagonista de los cuartos de final ante Alemania.

Junto a la mencionada pintada, en las escalinatas de la basílica Purísima Concepción de Elorrio colgaba una pancarta con el mensaje "no a la asimilación de la Selección española". Conocida es la vieja y, por supuesto, legítima reivindicación de una gran parte de la sociedad vasca de que a la llamada Euskal Selekzioa se le reconozca la oficialidad, aunque lo cierto es que hasta la fecha todas las gestiones que se han realizado no han servido para conseguirla.

Orgulloso de tantos jugadores de la Real

Durante la Eurocopa de Alemania, a Mikel Oyarzabal se le preguntó sobre su condición de vasco en la Selección española y él fue muy claro. "Yo siempre me he sentido respaldado por la gente de allí cuando me ha tocado venir aquí. Obviamente, va a haber opiniones distintas, como para todo. Pero mayoritariamente la gente te apoya, está contigo. Los mensajes que recibes de tu entorno siempre son positivos porque a ellos también les hace ilusión de que estés aquí".

En esta misma línea, el eibartarra fue un poco más lejos y añadió que "para mí, personalmente, que estemos cinco jugadores de la Real aquí es un orgullo. Que haya otros tres del Athletic, también. Que de un sitio tan pequeño haya tanta representación, creo que es bueno y estamos todos para lo mismo. Para ayudar e intentar que el equipo vaya para adelante y ojalá podamos conseguir el objetivo".

Dos días después de lo sucedido en Elorrio, coincidiendo con el regreso de Oyarzabal a Eibar, sus amigos le dieron una sorpresa y le recibieron en plena calle, con bengalas y una pancarta en la que podía leerse 'Zorionak, Mikel txapeldun' (Felicidades, Mikel campeón), además del tradicional grito que se corea en Anoeta de "¡Mikel, Mikel, Mikel Oyarzabal!". El capitán de la Real, tras echar la bronca al encargado de hacer de cebo —"te voy a meter unas h... Sois retrasados"—, agradeció este bonito homenaje de su cuadrilla y no dudó en juntarse a ellos para saltar y tararear la canción 'Potra salvaje', el himno oficioso de los campeones de Europa.

Como señalan algunos medios locales, "el vecino más ilustre de la localidad armera se merecía este recibimiento y desde el Ayuntamiento de Eibar trabajan en hacerle un homenaje más institucional, si bien todavía no hay fecha". Como el propio Mikel se encargó de recordar nada más acabar la final de Berlín, "cuando pasas por hechos jodidos, estar aquí lo valoras mucho". Aquí, que luego es allí. En ningún sitio y en todas partes a la vez. Cada uno con su realidad.